Artículo

Revista Estudios en Seguridad y Defensa 4(7): 19-25, 2009

Visita de Rusia al Mar Caribe: geopolítica, diplomacia y poder naval

Grupo de Investigación “Seguridad Hemisférica y Transformación Geopolítica en América Latina”.

TRON LJODAL*, OSCAR PALMA MORALES**


* Candidatus Magisteríi Universidad de Oslo, Noruega. Master en Estudios Políticos Universidad Javeriana. Director Grupo de Investigación CEESEDEN. Ex-Delegado / Unidad de Análisis Misión de Apoyo al Proceso de Paz de la Organización de los Estados Americanos (MAPP/OEA) en Colombia. Ex-Asesor Cancillería de Noruega en Sudán. E-mail: tljodalconsult@gmail.com
** Internacionalista Universidad del Rosario. Master en Estudios en Seguridad Internacional, Universidad de Leicester, Becario Chevening del Reino Unido. Becario del Centro de Estudios Hemisféricos de Defensa, Washington. Investigador de la Escuela Superior de Guerra - CEESEDEN. Catedrático Universidades Rosario y Militar. Ex-Oficial Analista de Inteligencia Externa, CGFM. ExAsesor UTL de las Senadoras Ingrid Betancourt y Cecilia Rodríguez. E-mail: omarahh@hotmail.com


Recibido: 18 de marzo de 2009
Evaluado: 02-07 de abril de 2009
Aprobado: 30 de abril de 2009


El poder militar siempre ha cumplido un papel fundamental en el seno de la diplomacia, como una forma de enviar mensajes políticos sin que ello necesariamente implique una amenaza directa o explícita. El poder naval es particularmente idóneo en este sentido, tanto por su alcance y flexibilidad estratégica como por su dimensión simbólica, ya que el envío de destacamentos navales muchas veces llega a ser visto como símbolo de potencia y prestigio nacional. Una de múltiples expresiones de este fenómeno se conoce como la “diplomacia de cañoneros (inglés “gunboat diplomacy”), es decir el uso o la amenaza de una fuerza naval limitada con un propósito concreto e inmediato.


Después de la crisis de Georgia (7-12 de agosto de 2008), la presencia de una escuadra naval de la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN) en el Mar Negro así como las visitas hechas por varios buques de guerra norteamericanos con el fin de entregar ayuda humanitaria en este país, fueron interpretadas como una señal política fuerte para presionar el cese de hostilidades y el repliegue de las tropas rusas del territorio de Georgia, ocupado en el transcurso de las hostilidades. Carente de otros medios para llegar a este país geográficamente aislado de la OTAN, el poder naval terminó siendo el único medio con el que Estados Unidos pudiera subrayar su apoyo político y moral a Tbilisi1 y su oposición a Rusia. La respuesta de Rusia al ataque georgiano a Osetia del Sur y el percibido apoyo de los Estados Unidos en esta empresa no se hizo esperar. El 10 de agosto de 2008, antes de terminar la guerra en Georgia, aterrizaron en la Base áerea “Libertadores” en Venezuela, dos bombarderos estratégicos rusos Tu-160 “Blackjack”2. Ese mismo día Bolivia expulsó al Embajador de Estados Unidos de su territorio y al día siguiente el presidente venezolano Hugo Chávez hizo lo mismo con el Embajador norteamericano en Caracas. Poco después se anunció la visita del crucero nuclear ruso Pyotr Velikiy (Pedro el Grande)3 acompañado por el destructor Almirante Chabanenko4 y dos buques de apoyo a Venezuela, Nicaragua y Cuba en noviembre y diciembre de 2008.

El aspecto más evidente en relación con esta visita no es otro que un quid pro quo5 por la intervención de Estados Unidos en la breve guerra de Georgia, es decir, si la Casa Blanca extiende su presencia en Europa Oriental y el Cáucaso, Rusia puede hacer lo propio en otros lugares. Si Estados Unidos emplaza elementos de su sistema de defensa contra misiles balísticos en Polonia y República Checa, Moscú podría hacer presencia nuclear en sitios como el enclave de Kaliningrado y posiblemente otros. Sin embargo, esta visita también se explica bajo el interés de reposicionar a Rusia como una potencia mundial con voluntad para construir nuevas alianzas estratégicas y revivir otras de la época de la Guerra Fría. La dimensión simbólica de este hecho es significativa. Por lo tanto existe un mensaje político implícito, no de una “diplomacia de cañoneros” del viejo estilo, pero sí inequívoco en términos del alcance estratégico de Rusia así como de su capacidad para respaldar aliados políticos lejos de sus tradicionales zonas de influencia.

La diplomacia naval: poder como mensajero político

En el siglo XIX el término “diplomacia de cañoneros” (inglés “gunboat diplomacy”), denominaba una modalidad con la cual las grandes potencias europeas y poco después los Estados Unidos, buscaban ejercer presión política y militar a través del envío de destacamentos navales (cañoneras) a diferentes lugares del mundo. Entre los casos conocidos se destacan: la Guerra de Zanzíbar (1896), la más corta de la historia (fue un bombardeo inglés a Zanzíbar que duró 40 minutos antes que capitulara su Sultán). Otro ejemplo clásico, fue el envío del acorazado Maine a La Habana en 1898, cuyo hundimiento desencadenó la Guerra hispanoamericana en ese año. En la historia de Colombia, el fin de la Guerra de los Mil Días (1899-1902) y la secesión de Panamá en 1903, ambos hechos producidos bajo la fuerte presión “diplomática” de la Armada de los Estados Unidos. Además de este tipo de intervenciones militares, el sólo despliegue de fuerzas navales en tiempo de crisis internacionales ha servido para enviar mensajes políticos sin la necesidad de disparar un arma.

Aunque algunos analistas consideran que la diplomacia naval, es un asunto del pasado, un estudio hecho por James Cable6 revela que las prácticas de la “diplomacia de cañoneros”7, siguen vigentes. Históricamente, las fuerzas navales se han desempeñado como “mensajeros políticos” debido a su flexibilidad8, alcance estratégico y la dimensión simbólica inherente a su poder. Es preciso recordar que las Armadas de todo el mundo son vistas como un símbolo del poder y representan el orgullo para su país. El despliegue de destacamentos navales frecuentemente ha sido interpretado como un fuerte mensaje político destinado a otros Estados, pero también a la opinión pública interna de quien los envía.

Durante la Guerra Fría la “diplomacia de cañoneros” tuvo su renacimiento con la proyección estratégica que ejercía Estados Unidos con sus grupos de portaviones, apoyados por las fuerzas expedicionarias de los Marines (Infantería de Marina). Esta combinación de fuerza naval, aérea y terrestre daba a este país una ventaja única en cuanto a su capacidad para proyectar rápidamente su poderío militar a cualquier lugar del planeta con acceso al mar. La antigua Unión Soviética, a partir de la Crisis de los Misiles en Cuba (1962), respondió a las capacidades demostradas de los Estados Unidos expandiendo su proyección estratégica a sitios como Cuba, Vietnam, Siria, Yemen, Angola y Etiopía, lo cual fue posible en gran medida debido a la expansión de la Armada soviética a partir de la década de 1960. Sin embargo, la URSS siempre se veía limitada por no contar con una Armada de capacidades similares a la de los Estados Unidos, sobre todo en términos de portaviones9, aviación naval y buques de desembarco10.

Después de la Guerra Fría, una de las principales características que hizo de Estados Unidos la única superpotencia militar fue su capacidad de proyectar su poderío en esta especialidad a través de los grupos de portaviones, mientras que la Armada rusa entró en una época de decadencia que significó la reducción en un 50 por ciento de sus embarcaciones, tanto buques de superficie como submarinos, entre ellos se decomisionaron seis de los siete portaviones que poseía la URSS. La Armada rusa sufrió por la baja frecuencia de entrenamiento, el poco presupuesto y su deficiente mantenimiento, lo que ocasionó una reducción a casi cero en el nivel de operatividad para mediados de los años 1990.

Geopolítica, la Crisis en Georgia y la respuesta de Rusia

El fin de la Guerra Fría marcó el último de los altibajos de poder y posesión de territorio que ha caracterizado la historia de Rusia en el siglo XX.11 Con la disolución de la URSS en 1991, las 16 ex repúblicas soviéticas se independizaron y la mayoría de ellas ha demostrado una actitud más bien reacia ante la posibilidad de encontrarse nuevamente subordinada a Moscú. Este ha sido el caso de Georgia y a partir de 2004 el de Ucrania, quienes prefieren entablar alianzas con Estados Unidos y la OTAN como contrapeso a un resurgimiento de las ambiciones de dominación rusas.

Los ex satélites de Europa Oriental como Polonia, República Checa, Eslovaquia, Hungría, Rumania y Bulgaria, seguidos por los países bálticos, se han incorporado a la OTAN y a la Unión Europea, mientras que Ucrania y Georgia se encuentran en proceso de diálogo como futuros miembros de ambas organizaciones multinacionales. Esta situación vista desde la perspectiva rusa, significa que Estados Unidos y la OTAN desde el fin de la Guerra Fría, han ido penetrando sus zonas de influencia históricas a las que ésta denomina “el extranjero cercano”. En este sentido se puede mencionar el llamado “escudo antimisiles”, de Polonia y la República Checa; la expansión de la OTAN hacia el Este, la independencia unilateral de Kosovo en 2008 respaldada por Estados Unidos y la operación “Libertad Duradera” en Afganistán, donde Estados Unidos y la OTAN han establecido bases de apoyo en varios países de Asia Central, como Kirguizistán, Tajikistan y Uzbekistán.

El último de varios episodios se hizo evidente con la Crisis de Georgia a partir del 7 de agosto de 2008, la llamada “Guerra de los 5 Días”. Como antecedente se debe mencionar la maniobra “Immediate Response 2008”,12 un ejercicio militar conjunto en territorio georgiano entre Georgia y Estados Unidos que se llevó a cabo entre el 15 y el 31 de julio, en el que participaron 1.000 soldados norteamericanos junto con tropas georgianas. Tiempo atrás Estados Unidos y aliados de éste habían suministrado armas y entrenamiento a Georgia. Una semana después se produce la guerra con un ataque georgiano a Tskhinvali, capital de Osetia del Sur. Tres días después, el 10 de agosto, ante la rápida y abrumadora reacción militar rusa, las fuerzas georgianas comienzan una retirada que al día siguiente se convierte en una huída desbandada. Para contar con alguna defensa para Tbilisi, en la fase final de la guerra, Georgia solicitó y recibió la ayuda de los Estados Unidos, para aerotransportar su Primera Brigada desde Irak, donde estaba desplegada en apoyo de las operaciones norteamericanas en este país.

Aparte del puente aéreo, la única manera como Estados Unidos y la OTAN, carentes de acceso terrestre a Georgia, podían dar al menos un apoyo moral y político a este país fue con el despliegue de la fuenza naval. La OTAN ya contaba con una pnesencia naval en el Man Negno al inicio de la Cnisis, la cual fue nefonzada dunante la guerra. Estados Unidos, por su parte, con el objetivo oficial de entiegan ayuda humanitaiia, envió buques de guerra, desafiando el bloque naval que Rusia había implementado en las costas de Georgia. Este país acusó a la OTAN de entregar armas y suministros militares a su enemigo en medio de la guerra.

Lo que queda claro es que el despliegue de las fuerzas navales de la OTAN durante la Crisis de Georgia constituyó una señal política de la alianza ante Rusia para presionar el cese de hostilidades y el repliegue de las tropas rusas del territorio de este país ocupado en el transcurso de la guerra. Además, la decisión de Tbilisi de iniciar un ataque sorpresa contra Osetia del Sur en primer lugar, siendo Georgia un cercano aliado de Estados Unidos, difícilmente se puede entender sin presumir un cálculo de parte de Mikheil Saakashvili12 en el cual Estados Unidos daría su apoyo a Georgia. Aún no se sabe qué tan informados estuviesen Estados Unidos y los demás países de la OTAN acerca de los planes georgianos, lo que sí es cierto es que su fracaso en disuadir a Georgia para evitar una guerra contra Rusia que ésta no podía ganar, deja muchos interrogantes. En términos geopolíticos la Crisis de Georgia, si bien no constituye una reanudación de la Guerra Fría, empeora dramáticamente las relaciones entre Estados Unidos y la OTAN, por un lado, y Rusia por el otro. Así mismo, la victoria de Rusia sobre Georgia tiene repersecuciones políticas muy amplias, dado que éste último está a la espera de ingresar a la OTAN.

La guerra en Georgia demostró que ni Estados Unidos, ni la OTAN no tienen la capacidad o la voluntad para arriesgar una guerra (nuclear) con Rusia, por una ex república soviética. Dado que la OTAN hoy tiene como miembros a todos los países de Europa Oriental que una vez hacían parte del Pacto de Varsovia, además de los países bálticos, Estonia, Letonia y Lituania, la cuestión es de vital importancia. La razón de ser de la OTAN está sustentada en el artículo 5 de la Carta Atlántica, el cual estipula que un ataque contra uno de los miembros de la alianza, constituye un ataque a todos. Actualmente, la determinación de la OTAN de actuar en defensa de algunos de sus integrantes ha sido puesta en duda, a lo que se agrega una división entre países miembros sobre la renovación de conversaciones entre esta organización y Rusia.

El problema de fondo ha sido la percibida colisión de las esferas de influencia de las grandes potencias, Rusia y Estados Unidos, este último con un apoyo un poco variable de los aliados de la OTAN, además de la falta de criterio claro acerca del papel y propósito de la alianza atlántica en la Post-Guerra Fría. La pregunta que queda es ¿Cómo responderá Rusia a esta situación?

El anuncio de que Rusia desplegaría nuevos misiles “Iskander” (SS-26)13 en Kaliningrado como respuesta a los misiles interceptores que Estados Unidos planea estacionar en Polonia y la visita de aviones TU-160 “Blackjack” a Venezuela a partir del 10 septiembre de 2008, es decir en medio de la Guerra en Georgia, seguido por la llegada del crucero nuclear Pyotr Velikiy en noviembre de ese año, hacen parte del quid pro quo diplomático de Rusia. El mensaje es claro, Rusia responderá ante las agresiones, reales y percibidas contra su seguridad.

Visitas militares de Rusia al Caribe

La guerra de Georgia resulta no ser un hecho único y aislado de las dinámicas de la geopolítica mundial. Fue apenas una señal del evidente interés ruso por recuperar su papel de un centro de poder global, su presencia en espacios geográficos donde ha perdido participación, lo que en últimas le llevaría a recobrar su estatus como potencia presente en todas las latitudes. Para ello es vital, sin duda, contar con un despliegue militar en regiones donde su presencia no se había visto desde el fin de la Guerra Fría, y mostrar nuevamente su poder naval. Es por eso que el Caribe representa un escenario importante, porque es una zona donde Rusia puede recobrar su presencia y dar respuesta directa a la presencia de la OTAN en Europa Oriental y el Cáucaso.

Ahora, Venezuela se ha convertido en el escenario principal de la restauración de la presencia rusa en el hemisferio occidental. La colaboración de energía nuclear, gas, petróleo y electricidad entre los dos países, se ha ampliado considerablemente; además se han realizado nuevos acuerdos en materias específicas como la cooperación en servicios de aviación y financieros, la implementación del tránsito sin visas y la construcción de tres plantas de equipo militar para Venezuela. Las exportaciones de armamento ruso a ese país son ampliamente conocidas: se han firmado 12 contratos de compras militares por 4.4 billones de dólares, incluyendo entre otros los 24 cazabombarderos Sukhoi 30 MK2, helicópteros Mi-35, Mi-17 y Mi-26 y los 100.000 fusiles Kalashnikov AK-103 que reemplazarán los obsoletos fusiles FN-FAL en las Fuerzas Armadas venezolanas.

La presencia militar directa de Moscú se dio ya en dos ocasiones. La primera a partir del 10 de septiembre de 2008 por medio de la visita de dos bombarderos Tupolev Tu-160, o Blackjack según la denominación de la OTAN, como antesala a unos ejercicios militares que se venían anunciando en ese momento. Las aeronaves partieron de la Península de Kola hacia el sur, bordeando el continente europeo, siempre en aguas internacionales. La segunda, se da entre noviembre y diciembre con los ejercicios militares (Venrus 2008), en los que participó una destacable flotilla de la Armada rusa. Se hicieron presentes el crucero nuclear Pyotr Velikiy (BCGN)14, un destructor anti -submarino, el Almirante Chabanenko (DDG)15, el remolcador Nikolays Chiker y el tanquero Iván Bubnoc.

Cabe decir que la visita del Pyotr Velikiy al Mar Caribe no se trata de un hecho aislado, sino que se inscribe en un importante aumento de la actividad de la Armada rusa que se ha observado desde 2005, primero en el Mar ártico y luego en otros océanos. Se puede mencionar el despliegue que se efectuó entre febrero y abril de 2008 al Mar Mediterráneo con el Almirante Kuznetsov, único portaviones en servicio activo que mantiene Rusia, y el anuncio en septiembre de 2008 de que este país y Siria llegaron a un acuerdo para reabrir la antigua base soviética de Tartus en el Mar Mediterráneo. Mientras tanto Pyotr Velikiy, luego de visitar Venezuela, se dirigió a Ciudad del Cabo, Sudáfrica, y posteriormente al Océano índico, con el propósito de participar en el esfuerzo internacional para combatir la piratería de Somalia, donde Moscú ha tenido un papel activo desde septiembre de 2008.

Para el 2009 Rusia e India tienen previsto realizar el ejercicio Indra - 2009 con la Armada de la India, un importantísimo aliado estratégico de Rusia, junto con otros cuatro buques de la Armada de este país, entre ellos el destructor Almirante Vinogradov que ya se encentra en el Océano índico. De acuerdo con el presidente de la Federación Rusa, Dmitri Medvetev, este país también pretende modernizar y reconstruir su flota. Según estas declaraciones, Rusia proyecta modernizar la flota de submarinos con misiles balísticos (SSBN) para el 2016 y poner en servicio para el año 2025 seis nuevos portaviones. Si dichos planes son implementados, Rusia podría convertirse en la segunda potencia naval más poderosa del planeta, después de Estados Unidos.

Conclusiones

El poder naval no ha perdido su utilidad como instrumento y mensajero político, aunque quien más emplea la “diplomacia de cañoneros” ha demostrado ser Estados Unidos y no Rusia. Con respecto a este país que se encuentra en pleno proceso de recuperación geopolítica, el poder naval se concibe como un instrumento esencial para aumentar su alcance estratégico, no sólo en términos puramente militares, sino ante todo con el objetivo de reposicionar a este país como una potencia mundial.

Si bien Rusia no posee y no podrá poseer por varias décadas una Armada equiparable con los Estados Unidos, como país geopolíticamente orientado hacia Eurasia paradójicamente encuentra una utilidad especial en el poder naval. Para Moscú sus Fuerzas Navales son un instrumento que sirve para hacer viables alianzas políticas y estratégicas con países fuera de su tradicional zona de influencia, al mismo tiempo que puede servir como una “distracción estratégica” ante los Estados Unidos, dado que este país ya sufre de cierta “sobre - extensión estratégica” a raíz de las guerras en Afganistán e Irak. Es en este marco que se inscribe el propósito de Rusia de reconstruir su Fuerza Naval para contar con un contrapeso a los Estados Unidos y además la capacidad de proyección estratégica hacia zonas como por ejemplo el Mar Caribe y el Océano índico.

Aunque ninguna de las anteriores situaciones constituye una amenaza contra Colombia, es necesario señalar que actualmente el mundo pasa por un proceso de reposicionamiento y transformación geopolítica que afectará también la región de la cual este país hace parte. Resulta fundamental para Colombia tener una comprensión amplia de estos fenómenos, que en este ensayo se han mencionado brevemente, para poder adaptarse a las condiciones geopolíticas que rigen el inicio del siglo XXI.


1 Tbilisi. Capital de Georgia.
2 Tu-160 “Blackjack”. Este es el bombardero estratégico más moderno que posee Rusia, con capacidad para transportar armas nucleares. Es la primera vez que dichas aeronaves se han visto en el hemisferio occidental.
3 Pyotr Velikiy (Pedro el Grande). Es el navío de guerra más nuevo, grande y poderoso (aparte del Almirante Kuznetsov) que tiene la Federación Rusa. Se constituye como el buque insignia de la Flota Norte, la más importante de las cinco flotas. Su nombre hace honor al emperador Pedro el Grande (1682-1725), quien fundó la imperial Armada Rusa, llevándo al país a mar abierto e integró a Rusia con las dinámicas de Occidente.
4 Destructor clase Udaloy II, perteneciente a la Flota Norte, puesto en servicio en 1999. Tiene un desplazamiento de 7.900 toneladas con plena carga, tripulación 300 hombres, lleva dos cañones 130 milímetros, misiles y torpedos y puede llevar además dos helicópteros Ka-27 Helix.
5 Quid pro quo, en latín significa “cambiar un favor por otro”, en términos negativos pagar una afronta con la misma moneda. También se emplea el término inglés “tit for tat”.
6 Cable, James (1994). Gunboat Diplomacy 1919-1991, 3rd. Edition, New York: St. Martin's Press.
7 Para Cable la diplomacia de cañoneros es el “uso o la amenaza de una fuerza naval limitada, en un acto que no es de guerra, con el fin de lograr alguna ventaja o prevenir una pérdida, en el contexto de una disputa internacional o contra nacionales extranjeros en el territorio de su propio Estado”. Cable, Op. cit. Pág. 14.
8 La flexibilidad del poder naval en este sentido se debe a que resulta relativamente fácil enviar destacamentos navales, sin tener que usarlos y en la mayoría de los casos no siempre es necesario violar las aguas territoriales de otro país. Esta flexibilidad consiste en que el poder naval también se puede retirar con facilidad para interrumpir o evitar una confrontación que se tenía planeada.
9 La antigua URSS tuvo un desarrollo lento y traumático de sus portaviones. En 1967 y 1968 la Armada soviética comisionó sus primeros dos portaviones, Moskva y Leningrad, pero ambos podían embarcar únicamente helicópteros. La clase Moskva fue seguida en los años 1970 por la clase Kiev (4 unidades), las cuales podían embarcar aviones de combate, V/STOL YAK-38 de prestaciones muy inferiores a sus contemporáneas occidentales. Sólo con el Admiral Kuznetsov, el único portaviones que tiene Rusia actualmente, este país adquiere una capacidad parecida a un portaviones estadounidense. Sin embargo, dicho buque sólo entró en servicio operativo en 1995 y ahora está basado en Severomorsk sobre el Mar ártico.
10 Landing Ship Infantery (LSI), Landing Ship Tanks (LST) o Landing Ship Helicopter Deck (LHD). Estos son buques capaces de transportar y desembarcar un batallón de Infantería de Marina junto con elementos de apoyo, helicópteros y aviones de combate V/STOL. La URSS tan sólo construyó tres buques de esta categoría, la clase Ivan Rogov, en total 3 unidades de las cuales queda una sola en servicio activo. Esta clase puede transportar 520 Infantes de Marina, 25 tanques o vehículos blindados BTR-80 y 2 helicópteros.
11 Después de haber sufrido graves pérdidas en la Primera Guerra Mundial, además de la revolución rusa y la desintegración del Ejército Ruso Imperial, la recién nacida Unión Soviética se vio obligada a frmar, en marzo de 1918, el Tratado de Paz de Brest - Litovsk con las Potencias Centrales, en el que el nuevo gobierno tuvo que renunciar a 1/3 parte de la Rusia europea a cambio de la paz con Alemania. Los dirigentes soviéticos de la época sin embargo estimaron dicho retroceso como un hecho temporal y coyuntural, acorde con las lógicas paralelas de la revolución mundial que se creía inminente por un lado y la tradición imperial rusa por el otro. El pronóstico de los bolcheviques terminó acertado a largo plazo, pues ya en noviembre de 1918 quedó anulado el Tratado de Brest - Litovsk por la derrota de Alemania. Entre 1939 y 1940 se recuperó la mayor parte del territorio perdido por el Acuerdo entre Hitler y Stalin y con el fin de la Segunda Guerra Mundial en 1945 los soviéticos expandieron su zona de influencia en Europa Oriental más allá del antiguo imperio ruso de 1914.
12 Mikheil Saakashvili. Presidente de Georgia y líder del movimiento Unidad Nacional.
13 Iskander (SS-26). Armamento ruso utilizado desde el 2006. Misil balístico táctico tierra-tierra de rango corto considerado como el más avanzado en su categoría. Alcanzó un peso de 3.800 kilogramos y un rango operacional de 400 kilómetros (Iskander M) ó 280 kilómetros (Iskander E). Es desarrollado por la industria militar rusa. Países como Bielorusia, Siria, Emiratos árabes, Indonesia e India están interesadas en su adquisición.
14 Codificacion naval BCGN: Battlecruiser carrying guided missiles.
15 Codificacion naval DDG: Destroyer carrying guided missiles.



Bibliografía

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