Artículo

Revista Estudios en Seguridad y Defensa 4(7): 35-41, 2009

Conflicto, ambiente y la seguridad del Estado

ALEXANDER ARENAS CAÑÓN*


* Internacionalista de la Universidad del Rosario. Investigador en Relaciones Internacionales y medioambiente. E-mail: alexanderarg@gmail.com


Recibido: 11 de marzo de 2009
Evaluado: 02-07 de abril de 2009
Aprobado: 30 de abril de 2009


Este artículo se enfoca en los retos teóricos que surgen de la relación entre conflicto y ambiente, resultado ya sea de la escasez de los recursos naturales o la degradación ambiental en general. Este tema ha emergido como factor importante para acelerar y activar tensiones dentro y entre las naciones, aunque éstas ocurran principalmente a nivel sub-estatal.


Introducción

Desde finales de la década de 1970, se han realizado múltiples Intentos teóricos para establecer la relación entre los cambios en el ecosistema y el desarrollo de conflictos violentos al interior de los Estados y entre éstos. Los primeros vínculos enfatizaban, sistemáticamente, la potencial generación de conflicto sobre problemas ambientales y no alternativas como la cooperación. Esto dio como resultado la publicación de un gran número de proclamaciones sensacionalistas1 en diarios y revistas académicas a nivel global. El reporte Brundtland,2 publicado en 1987, fue el primer documento oficial en presentar, a la comunidad internacional, las preocupaciones sobre las condiciones ambientales del planeta y sus posibles conexiones con la generación de choques violentos entre sociedades y Estados. Hasta la fecha, tanto el marco teórico como la experiencia empírica que explica el desarrollo de conflictos, a partir del deterioro ambiental, ha avanzado hasta incluir sus posibles implicaciones políticas, económicas y sociales.

El vínculo: conflicto violento y el deterioro ambiental

¿Qué problemas ambientales pueden ser realmente considerados como causa de conflictos, y más aún, como amenaza a la seguridad nacional? Lo que puede ser visto como una amenaza para algunos puede no serlo para otros. Para los Estados-isla, por ejemplo, el aumento del nivel de los océanos representa el problema de seguridad más serio a sus intereses sociales, económicos, y más importante aún, para su supervivencia. De igual manera, un aumento de 45 centímetros en los niveles oceánicos podría resultar en la pérdida de cerca del 11por ciento del territorio de Bangladesh forzando a cerca de 5.5 millones de personas a reubicarse.3 El mismo riesgo lo sufrirían otras penínsulas y territorios bajos alrededor del mundo como Florida y Holanda al igual que muchas islas a nivel global. Pese a esto, el problema con un aumento en los niveles oceánicos no es, per se, que restrinja la capacidad de desplazamiento masivo hacia zonas más seguras sino su poder para limitar la capacidad de adaptación tanto de las sociedades que se trasladan como de aquellas que las hospedan; lo cual puede, eventualmente, incentivar el desarrollo de conflictos violentos.

De igual forma, la insuficiencia de servicios ambientales puede causar que una comunidad se traslade en busca de los mismos, y que eventualmente choque con otra en la búsqueda de sustento. Tanto el deterioro ambiental, como la presión sobre los recursos y su capacidad de renovarse, pueden limitar las posibilidades de una sociedad para adaptarse a esos cambios y responder a los mismos. De hecho, las investigaciones actuales sobre cambio climático, sostienen que entre más veloz ocurran los cambios ambientales, menor tiempo habrá para adaptarse y más peligroso y probable será el impacto4 y el desarrollo de conflictos.

Por otra parte, en ocasiones el valor comercial otorgado a algún recurso, ya sea por su utilización como fuente de energía (petróleo, carbón, gas natural) puede generar conflictos. La escasez de otros recursos más abundantes hoy, pero con igual riesgo de deterioro y extinción, como el agua, también puede llevar al conflicto. Así mismo, la probabilidad de usurpación de los recursos naturales por parte de terceros es una de las principales amenazas5 a la seguridad de un Estado tanto desde el punto de vista de las teorías de la seguridad ambiental6 como desde la perspectiva de la sostenibilidad ambiental7.

Aunque la llamada seguridad ambiental es una teoría con creciente interés y desarrollo, cabe anotar que es constantemente debatida8. La búsqueda por la unificación de un concepto y mayor claridad teórica sobre cómo factores ambientales están ligados al surgimiento de amenazas a la seguridad interior de los Estados, y entre éstos, ha dado como resultado el planteamiento de múltiples teorías sobre este aspecto. En general, los análisis que tratan la seguridad del Estado están íntimamente ligados con conceptos de militarismo, defensa, secretos y amenazas imprevistas pero no con el ambientalismo moderno9. Las teorías de seguridad ambiental incluyen como amenazas al Estado, tanto el deterioro y la extinción de los recursos naturales como su capacidad de regeneración o sostenibilidad ambiental. Algunas también incluyen períodos de tiempo claros de mediano y largo plazo para calcular el grado de riesgo a la seguridad de un Estado y la capacidad de adaptación de las sociedades.

Una de las corrientes teóricas de la seguridad ambiental desarrollada por el Centro de Asuntos de Seguridad no-convencionales en Canadá sostiene que la adaptación, es un proceso constante y dinámico, y que solamente, para casos específicos, se enfoca en escalas de tiempo amplias que pueden capturar la naturaleza (acción-respuesta-reacción)10 de la aparición de conflictos violentos. En resumen, sostienen que a largo plazo, y dependiendo del caso, las probabilidades de la conformación de conflictos se reducen gracias a las capacidades de adaptación de los seres humanos. Por lo tanto, el problema fundamental para el desarrollo o no de conflictos violentos es la adaptabilidad, o mejor aún, los medios a través de los cuales las sociedades se adaptan. Por lo cual patrones “no sanos” son los principales generadores de conflictos. éstos incluyen alternativas cortoplacistas al problema ambiental, y en consecuencia, tienen una visión limitada de las implicaciones de los retos ambientales lo cual, puede al largo plazo, constituir una fuente desbordarte de conflicto.

Para entender mejor cómo el estrés ambiental y el conflicto están relacionados, es necesario observar, cómo reaccionan las sociedades a las presiones sobre el ambiente. Con una perspectiva más amplia se encontrará con que hay múltiples caminos hacia el conflicto y la paz. En resumen, expandir el marco temporal de un caso analizado es teóricamente sensato, porque tiene en cuenta el ingenio humano y considera la verdadera prospectiva para la adaptación social. Períodos cortos de tiempo pueden generar graves problemas en el análisis y serias dificultades en la formulación de políticas.11

El ambiente y la seguridad nacional

Los cambios ambientales pueden tener efectos negativos indirectos capaces de: minar la legitimidad de los gobiernos y, por lo tanto, erosionar las libertades económicas individuales y colectivas; afectar la salud humana a través de la disminución en la disponibilidad de agua y alimentos; exponer poblaciones a la multiplicación y aparición de nuevas enfermedades y formas de transmisión; debilitar la riqueza de la nación y las capacidades militares; finalmente, exacerbar la inequidad entre pueblos y sociedades.12 El impacto de los cambios de este tipo puede acarrear costos financieros y, en algunos casos, éstos son lo suficientemente grandes para justificar el deterioro ambiental como fuente de amenaza a la seguridad de un Estado. Por ejemplo, la sobre utilización de tierras para la agricultura, sin épocas barbechas13, puede provocar la acidez de las mismas por lo cual dejarán de ser productivas.

Sin embargo, es importante ser precavido a la hora de relacionar los cambios ambientales como fuente de riesgo a la seguridad del Estado. Muchas de las investigaciones sobre la relación conflicto-ambiente tienen ya sea debilidades teóricas o carecen de la visión holística y empírica necesaria para consolidar esta relación. Por lo tanto, los factores ambientales no son los únicos, o al menos no lo son por sí mismos, causantes de conflictos. Tampoco son una causa probable de conflictos entre Estados, tanto por la habilidad de las sociedades de adaptarse a los cambios, y porque éstos son, generalmente, lentos y progresivos. El surgimiento de conflictos tendería, por lo tanto, a ocurrir solo al interior de los Estados y dependería de factores propios de los países como: la calidad ambiental14, el tipo de régimen político, la relación de la sociedad con el ambiente, y un conflicto interno previo entre otros.

El rol militar

Ya que la integridad del Estado en última instancia descansa en sus dimensiones física, espacial, y demográfica “la protección del territorio y su población deben ser tenidos en cuenta como asuntos fundamentales de la seguridad del Estado”15. En su libro “People, States and Fear” Barry Buzan propone la expansión de la noción de seguridad para que incluya amenazas sociales y ecológicas a las poblaciones domésticas más que enfocarse en las de tipo militar a la seguridad del Estado.

Es importante tener en cuenta, una vez más, que la seguridad del Estado está tradicionalmente asociada con los militares. Por lo tanto, la introducción de variables ambientales, humanas y sociales al concepto de seguridad implicaría que éstas se vuelvan de interés para ellos. No obstante, la reconceptualización no militar de la seguridad ambiental, propuesta por Buzan y otros teóricos, permite evaluaciones más transparentes de riesgos percibidos a la seguridad, la cual, ha cosechado un creciente reconocimiento tanto en las leyes ambientales como en la política. Es así, que la liberalización16 de la seguridad como factor exclusivo de la relación Estado-militares ha permitido que actores no-estatales participen activamente en asuntos de seguridad.

Por otra parte, la liberalización de la seguridad ha llegado al punto de contener amenazas que incluyen cualquier condición -incluso aquellas que emanan de los recursos naturales- que prive a los individuos del bienestar generalizado17. Sin embargo, y a pesar de la creciente preocupación internacional sobre problemas ambientales, existe poco consenso acerca de la definición, dimensiones, riesgos y soluciones de la seguridad ambiental; esto es debido, principalmente, a la flexibilidad conceptual aplicada al término, y por lo tanto, a que pueda implicar la participación militar.

Riesgos transformados en cooperación

La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y varias de las organizaciones de las Naciones Unidas (PNUD -Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo- y el PNUMA -Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente) entienden el conflicto, en un sentido amplio, como: “el continuo movimiento entre meras divergencias en la posición de los actores hasta el uso esporádico de la violencia a través del conflicto armado” por lo tanto, “muchos conflictos nacionales pueden ser solucionados desde su contexto regional, pero teniendo en cuenta las consecuencias a lo largo de sus fronteras internacionales”.

En muchos países, principalmente para los que están en vías de desarrollo, los recursos naturales son una fuente irremplazable de riqueza e ingreso tanto para pobladores como para el Estado. La “dependencia” de estos recursos, en muchos casos, puede provocar el surgimiento de conflictos locales e internacionales debido a la naturaleza transnacional que implica su explotación.Porlotanto,ladependencia de una sociedad con ciertos recursos opone retos ambientales y dificultades para cualquier gobierno (en proceso de acumular la voluntad política y los recursos) para tomar medidas efectivas que puedan aportar una salida significativa a un posible conflicto de este tipo. En consecuencia, si el deterioro y los cambios ambientales son una amenaza a la seguridad (identificarla como tal) sugiere que es un problema que justificaría una respuesta política al problema18, pero más importante aún, ameritaría una de carácter militar. No obstante, la cooperación y coordinación en temas relacionados con la seguridad ambiental han sido -hasta ahora, y dentro de un contexto regional-la mejor aproximación para resolver los problemas de deterioro y cambio ambiental.

Comenzando con las comunidades locales, regionales y nacionales, los Estados pueden iniciar programas de protección ambiental en áreas con algún potencial de generación de conflicto. Las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) al igual que otras organizaciones han sido, la principal fuente de políticas y programas de protección, educación, recuperación, y desarrollo ambiental. Por lo tanto, han sido un importante catalizador y punto de conexión entre comunidades locales, regionales e internacionales prestando asesoría y apoyo legal, financiero, técnico etc. Así mismo, las organizaciones regionales pueden ser líderes a la hora de afrontar problemas de seguridad ambiental tanto para discutir y resaltar importantes aspectos, como para iniciar y desarrollar proyectos19.

ONG,s, organizaciones internacionales y cooperación ambiental

Un claro ejemplo del trabajo mancomunado entre ONGs y organizaciones internacionales, para la protección de los recursos naturales y la prevención de conflictos es el Este europeo. La cuenca del Mar de Aral ha sufrido una sustancial reducción en su tamaño en las últimas cuatro décadas20. Las organizaciones internacionales y algunos bancos multilaterales han auspiciado acuerdos de cooperación para el uso del agua entre comunidades potencialmente antagonistas en la cuenca del Mar de Aral21 (Kazakhstan, y Uzbekistan).

De igual forma, uno de los programas de cooperación ambiental internacional que más ha contribuido a la estabilidad en el Sur de áfrica es el de los Estados Unidos. A principios de 1990 se desató gran tensión ambiental y política entre Botswana y Namibia sobre el uso del agua proveniente del río Okavango. Los líderes nacionales de ambos países previeron las complicaciones de estas tensiones, y con ayuda de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID), desarrollaron estrategias de cooperación, y comunicación mutua para evitar complicaciones en el conflicto22.

Estos son solo unos de los múltiples ejemplos de asistencia y cooperación internacional sobre problemas ambientales que representan una potencial fuente de generación de conflicto internacional. También son muestra de la adaptabilidad humana y la respuesta a cambios ambientales a nivel nacional y transfronterizo con objetivos y respuestas, concretos y viables, de corto y largo plazo. Finalmente, son una demostración de cómo la cooperación ambiental puede, eventualmente, provocar el surgimiento de otros acuerdos de tipo económico, político, e inclusive de mayor cooperación; siendo la Unión Europea el mejor ejemplo.

Conclusiones

La degradación ambiental, la desigualdad en el acceso a recursos críticos de los cuales la gente depende para suplir sus necesidades básicas y la competencia para extraer y controlar valiosas materias aumentan la vulnerabilidad de los Estados para responder tanto a los desastres naturales como a las crisis sociales, económicas y ambientales. Sin embargo, la degradación ambiental o la escasez de recursos no conllevan directamente al conflicto violento, sino que son una parte de un tejido complejo de causas al interior de una serie de problemas socioeconómicos como23 el desmedido crecimiento demográfico, la desigualdad, la inequidad, los problemas étnicos y las disfunciones políticas.

Por lo tanto, hay que ser precavido a la hora de formular el surgimiento de algún tipo de conflicto como resultado de temas ambientales. Las teorías de seguridad ambiental no son concluyentes respecto a la relación entre el conflicto violento y el deterioro ambiental. Es peligroso confundir un desplazamiento forzado por razones económicas, de conflicto previo, de malas condiciones sociales o choques étnicos con uno por razones ambientales. Las personas, normalmente, no migran únicamente debido a motivos ambientales. Por lo general, estos elementos aislados entre sí no son la causa de conflictos o violencia pero, la combinación de estos factores sí podría ocasionar la aparición de choques. Por otra parte, la degradación ambiental y la escasez de recursos “son ambas causas y resultados de estos problemas socioeconómicos” y no son “las únicas causas de conflictos violentos.24

Tampoco hay que negar que los cambios ambientales generan efectos sociales; sin embargo, no han empujado al mundo a una situación en la cual las sociedades afronten la terrible elección entre anarquía y utopia. Por el contrario, las sociedades están afrontando el estrés ambiental de numerosas formas, a pesar que éstas encuentren cada vez menos elecciones para afrontar mayores retos.25

Los Estados no son entidades aisladas, éstos existen dentro de una red política, social y económica. Es simplista y equivocado considerar como exitosa o fallida la capacidad de adaptación de las sociedades humanas a contextos económicos, ambientales, sociales y culturales cambiantes. De hecho el surgimiento de conflictos es un aspecto normal e importante en el desarrollo social26. Por lo tanto, los retos ambientales requieren cada vez, de mayor atención si los objetivos sólidos de corto y largo plazo compartidos por todas las sociedades en las que la estabilidad política, el desarrollo económico y el incremento de las libertades humanas en paz y la reducción de la pobreza han de ser alcanzados.

Es posible que las sociedades puedan adaptarse a los cambios ambientales a mediano y largo plazo. Por otra parte, los daños, o mejor aún, el deterioro a los ecosistemas a nivel global es considerable. Aunque gobiernos, ONGs, y otras organizaciones trabajan activamente en la protección y desarrollo de políticas para el ambiente, la tasa de deterioro puede superar la capacidad de regenerarse e inclusive de adaptabilidad humana a estos cambios. La determinación política, o su carencia, pueden o no impulsar la habilidad de estas organizaciones para sostener sus programas y dirigirlos hacia propósitos más amplios y de mayor impacto creando conciencia ambiental en los pueblos.

Por último el contenido ambiental en la educación militar es importante en el proceso de conceptualización de la seguridad ambiental. Sin embargo, el estudio de los problemas del ecosistema y su relación con la generación de conflictos violentos es muy limitado -no tiene mayor influencia en la cultura organizacional de las Fuerzas Armadas ni en Colombia o en la región. Los programas que incluyan instrucción sobre la relación entre el ecosistema y la seguridad del Estado son muy escasos. Irónicamente, a pesar de la gran relación, por ejemplo, entre los desastres naturales y las emergencias ambientales con riesgos humanitarios al igual que amenazas nacionales y extranjeras que podrían afectar el territorio y a la soberanía. La liberalización de la seguridad ambiental ha permitido avances en la formulación de política verdes; sin embargo, es importante incrementar la participación militar en este tema.


1 Mark, Lawrence Schrad (2006). “Threat level green: Concending ecology for security in eastern Europe and the former Soviet Union” Global Environmental Change 16. Pág 401.
2 El reporte Brundtland fue publicado por la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de las Naciones Unidas. Entre otras las conclusiones del informe establecen que, en términos de amenazas militares y políticas a la soberanía nacional, éstas deben ser expandidas para incluir el creciente impacto del deterioro ambiental local, nacional, regional y global.
3 Jon, Barnett (2003). Security and Climate Change”. Global Environmental Change No 13. Pág. 9.
4 Ibid. Pág. 8.
5 Otras incluyen: la transformación, la explotación, el agotamiento, la expropiación y la contaminación de los recursos naturales.
6 Myers, N, (1989). “Environment and Security”, Foreign Policy 74 1989; Mark Lawrence Schrad “Threat level green: Concending ecology for security in eastern Europe and the former Soviet Union” Global Environmental Change 16 2006; Mathews J “redefining Security” Foreign Affairs 68 (2).
7 La sostenibilidad ambiental es la capacidad de mantener, sin dañar, los sistemas que soportan la vida (el agua, los bosques, la biodiversidad) como fuente de recursos sin impedir su capacidad de regenerarse. La sobre utilización de las capacidades productivas y de regeneración de los recursos impiden que éstos provean los servicios necesarios para sostener sociedades. En: Goodland, Robert, (1995). “The Concept of Environmental Sustainability”. Annual Review of Ecology and Systematics, Vol.26. Pág. 10.
8 Richard A. Mathew, Ted Gaulin, Bryan McDonald (September 2003). “The Elusive Quest: Linking Environmental Change and Conflict”. Canadian journal of political Science. 36:4 Pp 857-878.
9 Ibid. Pág. 85810
10 Ibid. Pág. 858
11 Ibid. Pág. 858
12 Jon Barnett (2003). Security and Climate Change”. Global Environmental Change No 13 2003. Pag. 9.
13 Tierra que no se siembra durante una o varias temporadas, generalmente un ano o dos, para que descanse.
14 Jon Barnett (2003). Security and Climate Change”. Global Environmental Change No 13. Pag. 11.
15 Comparar Buzan B, “People States and Fear: An Agenda for Internacional Security Studies in the Post-Cold War Era. Lynne Reinner Press. Boulder Co. 1991.
16 La reconceptualización no militar de la seguridad que permite la participación de otras organizaciones de la sociedad para determinar y desarrollar políticas que afectan su propia seguridad y la del Estado.
17 Richard H Ullman (Summer 1983) “Redefining Security” International Security, 8. Pág. 129.
18 Jon Barnett (2003). Security and Climate Change”. Global Environmental Change No 13. Pag. 14.
19 Douglas L. Tookey (2007), “The Environment, Security and Regional Cooperation in Central Asia”. Communist and Post-Communist Studies No 40. Pag. 202.
20 El Mar de Aral es el cuarto lago de agua dulce más grande del planeta; sin embargo, el fomento del riego en la parte soviética de la cuenca del mar fue significativo especialmente durante varias décadas desde 1960 a 1980. La población local aumentó rápidamente, pasó de 14 millones a cerca de 27 millones en el mismo período, y el total de agua extraída casi se duplicó. La consecuencia fue lo que los expertos en recursos hídricos denominan “alteración del balance hídrico predominante”. La baja eficiencia del riego -por la falta de recubrimiento de los canales y los deficientes sistemas de drenaje-produjo graves inundaciones y salinidad de los suelos, que llegaron a afectar al 40 por ciento de las tierras irrigadas. El exceso de aplicación de plaguicidas y fertilizantes contaminó las aguas superficiales y los mantos freáticos, y los ecosistemas de los deltas sencillamente murieron. En 1990 más del 95 por ciento de los pantanos y tierras húmedas se habían convertido en desiertos, y más de 50 lagos de los deltas, con una superficie de 60 mil hectáreas, se habían secado. Hoy se calcula que el lago se ha reducido a % partes de su tamaño original. Para mayor información visite FAO. En: http://www.fao.org/ag/esp/revista/9809/spot2.htm.
21 Mark Lawrence Schrad (2006). “Threat level green: Concending ecology for security in eastern Europe and the former Soviet Union” Global Environmental Change 16. Pág. 401.
22 Para ver el caso completo Dan Henk, “The environment the US military, and Southern Africa”.
23 Douglas L. Tookey (2007), “The Environment, Security and Regional Cooperation in Central Asia”. Communist and Post-Communist Studies No 40. Pp. 196-197.
24 Ibid. Pag. 197.
25 Richard A. Mathew, Ted Gaulin, Bryan McDonald (September 2003). “The Elusive Quest: Linking Environmental Change and Conflict”. Canadian journal of political Science. 36:4. Pag. 864.
26 Ibid. Pag. 874.



Bibliografía

Capítulos de Libros

1. Dalby, Simon (1998). Rethinking Geopolitics. London, UK: Routledge.

2. John, Child. (1979) “Geopolitical Thinking in Latin America” Latin American Research Review, Vol. 14, No. 2.

3. Marín Quemada, José María (2005). Bienes públicos globales, política económica y globalización. España: Editorial Ariel.

Artículos de revistas

1. Mark Lawrence Schrad (2006) “Threat level green: Concending ecology for security in eastern Europe and the former Soviet Union” Global Environmental Change 16.

2. Jon Barnett. (2003) Security and Climate Change”. Global Environmental Change No 13.

3. Goodland, Robert, (1995) “The Concept of Environmental Sustainability”. Annual Review of Ecology and Systematics, Vol.26.

4. Douglas L. Tookey, (2007) “The Environment, Security and Regional Cooperation in Central Asia”. Communist and Post-Communist Studies No 40.

5. Richard A. Mathew, Ted Gaulin, Bryan McDonald. (2003) “The Elusive Quest: Linking Environmental Change and Conflict". Canadian journal of political Science. 36:4 September.

6. Buzan B, (1991) “People States and Fear: An Agenda for International Security Studies in the Post-Cold War Era. Lynne Reinner Press. Boulder Co.

7. Myers N, (1989) “Environment and Security”, Foreign Policy 74.

8. Mathews J (1989 ) “redefining Security" Foreign Affairs 68 (2).

Artículos electrónicos

1. Dan Henke, “The environment the US military, and Southern Africa" ournal of the Forensic Science Society, Volume 24, Issue 4, July 1984. En: http://ez.urosario.edu.co:2066/science?_ob=ArticleListURL&_method=list&_ ArticleListID

2. Jon Barnett. Security and Climate Change". Global Environmental Change No 13 2003. En: http://ez.urosario.edu.co:2066/science?_ob=ArticleListURL&_ method=list&_ArticleListID.

3. Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación FAO, Mar de Aral. En: http://www.fao.org/ag/esp/revista/9809/spot2.htm.

Documentos institucionales y tesis de grado

1. The United Nations, (1987) Report of the World Commission on Environment and Development, “Our Common Future".

2. Arenas Cañón, Alexander (2007) “La Amazonía brasileña, actores extranjeros y la internacionalización implícita". Universidad del Rosario.