Artículo

Revista Estudios en Seguridad y Defensa 3(5): 34-53, 2008

La Política de Defensa Nacional en la actual situación sudamericana

ADOLFO KOUTOUDIJIAN*

 

* Profesor departamento de Geografía - Universidad de Buenos Aires. Profesor Escuela de Defensa Nacional de la República Argentina. Profesor Escuela de Guerra Conjunta del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de la República Argentina.

 


Sostiene el autor que para "no arar en el mar" y "ser lo que debe ser", Sudamérica deberá definir sus políticas de Defensa Nacional tornando en cuenta su Geografía, fas circunstancias regionales y el contexto mundial. En este sentido, el mundo está atravesando una verdadera carrera por apropiarse y valorizar recursos naturales valiosos y espacios semivacíos. Esta lucha Geoeconómica y Geopolítica acentuada en los últimos años revaloriza el rol de "Sudamérica y sus mares adyacentes” como “reserva de la humanidad", tanto de hidrocarburos, agua dulce, biodiversidad, minerales y alimentos. 

 

Se presentan para Sudamérica nuevos desafíos como la ocupación del Interior continental, la defensa de los mares costeros, el problema de las megalopolis, la escasa presencia estatal en zonas de frontera, la falta de tecnologías propias y la necesidad de inclusión social de las poblaciones marginadas del desarrollo.

Ante estas circunstancias la Defensa Nacional debe ser conceptualmente modernizada para aceptar nuevos desafíos. Estamos ante una gran oportunidad histórica dado el excepcional período de crecimiento de la economía mundial que, al demandar los productos de exportación sudamericanos, permite superar los déficit fiscales crónicos y lograr un proceso de acumulación de capitales que debería volcarse al desarrollo y la inclusión.

Por lo tanto la frontera ya no puede ser vista como un campo de futuras batallas entre Estados enemigos sino, dada la necesidad de integración económica regional, desarrollo de corredores bioceánicos y obras de infraestructura, es fundamental que la frontera sea vista como una franja de articulación del desarrollo, pero con seguridad moderna ante la presencia de fuerzas e intereses ¡legales.

Es necesario devaluar los conflictos fronterizos persistentes entre los países sudamericanos, porque, con voluntad política, no hay problema territorial que la diplomacia no pueda solucionar. Sólo se debe ver la Historia en grande y como proceso para lograr, en el Bicentenário de nuestras independencias, el sueño de los Libertadores.

Introducción

En julio de 2007 Rusia plantó su bandera en el lecho submarino de la región siberiana del Mar Ártico y dejó explícita, a nuestro criterio, la carrera de las potencias mundiales por ocupar espacios no enmarcados bajo soberanías estatales según el Derecho Internacional que los geógrafos denominamos Anecuménicos. Esta carrera por espacios geográficos, con eventuales recursos valiosos, resulta similar a la que aconteció en la segunda mitad del siglo XIX por la ocupación de Asia y África. Esta puja ha llegado al Antártico y los mares adyacentes por tratarse de lugares de escasa presencia estatal y alta probabilidad de hidrocarburos y pesca. La creciente ocupación de países ricos en recursos o enclaves estratégicos, como lo es Irak o Afganistán y Kosovo, señalan que el objetivo esencial de los conflictos de poder es asegurar los motores del desarrollo (energía, agua dulce, tecnología, conocimiento, biodiversidad y capitales) por nuevos actores supranacionales como bancos y financieras, medios de comunicación, redes políticas, empresas transnacionales.

I. Admoniciones de los Grandes Estrategas de la Independencia

La primera década del Siglo XXI está mostrando en América del Sur varias imágenes contradictorias, positivas unas, negativas otras. Entre las primeras está, indudablemente, la recuperación de los sistemas democráticos en todos los países sudamericanos, con distinto grado de representatividad pero con claras operatorias legítimas y democráticas. También puede contabilizarse en grado superlativo cinco años seguidos de fuertes crecimientos de los productos brutos nacionales (PBN) como prácticamente no se registraba desde la segunda posguerra. Con lo cual una primera conclusión es la clara ligazón de nuestras democracias al crecimiento económico y al desarrollo.

Desde una óptica humanista, no puede dejar de señalarse positivamente, la creciente incorporación de grandes masas marginadas social y étnicamente, a los procesos de decisión política como se visualiza en varios países de la región.

Pero como contraparte a estas grandes tenden cias positivas y de progreso, los últimos años han visto la exacerbación de la conflictividad social y política hacia el interior de los Estados sudamericanos y una peligrosa tendencia al choque de intereses entre varios de nuestros países, ya bien, para corregir o cuestionar temas de delimitación fronteriza o bien para reivindicar viejas cuestiones del siglo XIX. En algunos casos, estos conflictos pueden ser agravados por actores locales o extracontinentales que median en los intersticios de la política internacional, como son algunas multinacionales económicas, el narcotráfico, el terrorismo y, en general, un cierto cuestionamiento a la arquitectura Geopolítica de los Estados nacionales, tal como fueron diseñados constitucionalmente hace 150 años.

Estas corrientes contradictorias que recorren la geografía sudamericana nos permiten revalorizar algunas notables Admoniciones de los grandes Es trategas de nuestras luchas independentistas, todos ellos verdaderos constructores de “ patrias” .

Si adoptamos la admonición fatalista de Bolívar hacia el final de su vida política, surge su amarga reflexión sobre “aré en el mar”. Su gigantesca lucha por una Gran Colombia unida desde los llanos vene zolanos al altiplano boliviano, pareciera agriamente cierta. 

El chisporroteo fronterizo colombo-venezolano, antiguo conflicto fronterizo peruano-ecuatoriano, hoy tranquilizado, una Bolivia en lucha por su unidad, límites marítimos en discusión, tanto en el Mar Caribe como en el Pacífico Sur.

Por su parte, el otro gran estratega del Sur: San Martín, desde sus máximas de su edad madura, señalaba y recalcaba "Serás lo que debas ser”. De aquí que, nuestro pensamiento filosófico y político, nos lleva entonces a preguntar ¿Qué debe ser Sudamérica? Pequeñas patrias de peleas intestinas o una plataforma de desarrollo y progreso como fuimos en varios momentos de la historia y que nos permite seguir el tren del mundo del progreso, el conocimiento y la creciente igualdad de oportunidades como en Europa Occidental, Asia Oriental y Norteamérica.

La respuesta a esta segunda admonición nos lleva, desde una óptica Geopolítica, al tercer gran estratega del siglo XIX, Napoleón Bonaparte, quien, en vísperas de sus campañas imperiales, señaló: “la política de un Estado está en su Geografía". Si esto fuera así, debemos ver en qué mundo insertamos el destino de las patrias sudamericanas, cuál es el rol de la Defensa Nacional y el papel geográfico-político que cumplen nuestras fronteras.

II. La Actual Situación Mundial

La actual carrera de las súper potencias se da por la ocupación de espacios geográficos potencialmente ricos en recursos o enclaves estratégicos y pone al descubierto que las luchas de poder que se librarán en este siglo para asegurar los motores del desarrollo tales como energía, agua dulce, tecnología y conocimiento, biodiversidad y capitales, no se circunscriben a la ocupación territorial sino que abarcan la vida cultural, económico financiera, mediática, política, entre otras. Y son libradas por bancos, financieras, medios de comunicación, redes políticas, empresas transnacionales.

La Agenda Internacional del presente comienzo de Siglo

Así como el siglo XX se caracterizó por las guerras en el plano político - militar, el siglo XXI será el de las "pequeñas guerras" como los Balcanes, el Cáucaso, África, entre otras, o las "guerras de inteligencia". Los conflictos son más internos que externos, lo que obliga a replantear los principios de soberanía, autodeterminación, intervención, seguridad general y, por supuesto, el rol de las instituciones estatales.

Es un hecho que la desaparición Geopolítica del comunismo de Estado y del Tercerismo Geopolítico, y la falta de respuestas para la inclusión de las áreas y sectores sociales marginados del desarrollo, están llevando al auge del integrismo religioso y distintas formas de pensamiento mágico y voluntarista. Ni el capitalismo ni las democracias de forma occidental, y menos aún los socialismos de Estado, han podido dar respuestas hasta hoy, a casi la mitad de la población mundial.

Los últimos 20 años han desarrollado un sustancial aumento de la productividad capitalista que acrecentaron la brecha de los países de la OCDE y el resto del mundo. Tan sólo nueve países concentran el 60% del comercio mundial. Solo seis países (Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, China y Gran Bretaña) producen el 61% del producto bruto mundial.

Hoy, el mundo tiene verdaderas áreas de privilegio y grandes regiones marginales. Este fenómeno no sólo se desarrolla a nivel continental, sino también en el plano nacional, regional y hasta en las grandes metrópolis. Es éste uno de los factores de mayor inestabilidad actual y de los próximos años.

Desde hace dos décadas venimos sosteniendo que la lucha por el poder tiene una finalidad esencial: asegurar directa o indirectamente la apropiación de los recursos críticos para el desarrollo económico, social, y la supremacía militar. Si bien es indudable la hegemonía estratégica de los Estados Unidos, la misma presenta crecientes dificultades, como lo demuestran Irak y Afganistán. La paridad nuclear armamentista con Rusia y los intereses económicos en buena medida competitivos de Europa Occidental y el Asia Oriental, auguran disputas por espacios de poder en los próximos años.

En estos últimos tiempos estamos asistiendo a una carrera por los fondos marinos del Océano Glacial Ártico, iniciada públicamente por Rusia durante julio 2007, seguida rápidamente por Noruega y Dinamarca, pero en realidad, comenzada silenciosamente por Canadá, EE.UU y las grandes empresas petroleras desde hace varios años con exploraciones en climas polares y mares tempestuosos y profundos, y en las grandes profundidades continentales (a más de 4.000 metros).

Como antecedentes de esta jugada Geopolítica se destaca la reunión del G-8, en San Petersburgo, en 2006, enmarcada bajo la denominación de "Seguridad Energética para el Mundo": hecho que es recogido por los presidentes sudamericanos en Caracas, en el año 2007. Otro hecho Geo-económico de estos tiempos es el debate por los biocombustibles, tema que implica sustituciones de energía e involucra territorios agrícolas susceptibles de alterar la oferta alimentaria, aunque nunca sustancialmente (el biocombustible no llega a cubrir el 10% de la demanda mundial de energía).

Fruto del desarrollo de algunas regiones, y la exclusión de otras, nuevamente están recrudeciendo las migraciones masivas de sur a norte, de los arrabales de pobreza de 1 50 Estados, a la riqueza de tres docenas de Estados del mundo. Los nuevos muros de Berlín se están erigiendo en el Río Grande de EE.UU.-México, en el sur del Mediterráneo y en islas prósperas del Asia Sudoriental (ver el mapa presentado a continuación).

Movimiento migratorio mundial. Países receptores y países expulsores

Por último se pueden destacar los problemas referentes al agua dulce, hecho de indudable trascendencia económico-social, pero que da lugar a muchos mitos, exageraciones y poco pensamiento racional. El problema existe, pero tiene soluciones políticas y técnicas (como lo demuestran 100 años de experiencia internacional).

La caída del mundo soviético en 1989 fue una de las últimas máscaras que encubrían esta cuestión esencial de las relaciones internacionales y regionales, y desde hace varios años asistimos, casi descaradamente, a la lucha de algunos países por la supremacía mundial para el siglo XXI, asegurándose para sí las máximas posibilidades en recursos energéticos, alimentarios, tecnológicos y financieros.

Estos hechos, que hacen al desarrollo económico, están enmarcados, limitados o acotados por la cuestión ambiental planetaria, fenómeno que, por primera vez en la historia humana está mostrando los límites del planeta y, por ende, del crecimiento o, por lo menos, de este estilo de desarrollo económico, sea capitalista o socialista.

a. La Energía: El Motor del Desarrollo Mundial

El petróleo sigue siendo la fuente principal de la energía mundial con el 37% del consumo total en el 2005. Pero es de destacar también que, ten-dencialmente, viene disminuyendo su participación desde un 59% que había alcanzado en 1980. Por su lado el carbón, que 24 años atrás alcanzaba el 16%, hoy llega casi al doble con el 27% del total mundial y grandes posibilidades a futuro. En cuanto al gas, pasa del 15% en 1980 al 29% en el 2005. Estas tendencias revelan que progresivamente se está sustituyendo el petróleo por gas y carbón y, en menor grado, por energía nuclear, que vuelve a resurgir. Regíonalmente, el Asía Pacífico consume el 28% de la energía mundial, América del Norte el 26% y Europa el 18%. La primera de estas regiones tiene la tasa de crecimiento poblacional más importante del . mundo.

Según todos los especialistas, la demanda de hidrocarburos mantendrá un ritmo estable de crecimiento en los próximos 25 años, oscilante en el 3,5% anual, lo que significa duplicar la actual oferta en poco menos de 25 años. Por lo tanto, cobran importancia sustancial las reservas energéticas disponibles hoy. Medio Oriente posee el 64% de las reservas mundiales de petróleo, de las cuales el 25 % son de Arabia Saudita. En cuanto al gas, Rusia y el Asia Central (ex repúblicas soviéticas) tienen el 41 %, siguiendo al Medio Oriente (40%); en tanto que en carbón, China, EE.UU., India y Rusia tienen el 85% de estas reservas, gran parte de las cuales están en Asia Central.

Salvo en carbón, Europa Occidental, Asia Oriental (Japón, China, Corea) y los EE.UU. están peligrosamente desabastecidos, aunque el caso norteamericano tiene la gran ventaja estratégica de tener "a mano" las reservas del Caribe (México, Antillas y Venezuela), de Canadá y del Golfo de Guinea, en África.

b. El Medio Ambiente y la Demografía

Otro punto en evidencia es la fragilidad de la biosfera. La presión demográfica y las industrias dilapidadoras de naturaleza, están haciendo necesaria una nueva planificación ecológica y un desarrollo humano sostenible. Hoy por hoy, se están visualizando los "límites de este estilo de crecimiento", lo que reintroduce la necesidad de discutir un nuevo paradigma de desarrollo. También por primera vez en su historia natural, los principales ecosistemas del planeta están amenazados en especial, por el calentamiento global (Ver gráfico de la UNESCO: a continuación).

Nuevamente la evolución demográfica de ciertas regiones está mostrando un crecimiento importante en términos absolutos (con Asia Pacífico concentrando el 53% del total poblacional mundial), que se proyectan hacia el futuro. Los territorios semivacíos (como por ejemplo Sudamérica) pasan a tener nuevas valorizaciones geopolíticas.

Estos órdenes de certezas que se mencionaron hasta aquí, si bien no agotan todos los factores que hacen a un adecuado diagnóstico de la situación mundial, permiten entrever varias incógnitas de una Geografía política del futuro, que deben considerarse y discutirse pues son parte necesaria del debate acerca del rumbo a tomar por una sociedad y un Estado, en especial cuando nuevos actores no-estatales aparecen con fuerza en la escena mundial (Sector Financiero, Medios Audiovisuales de Comunicación, ONG).

En síntesis, el contexto mundial está caracterizado por:

  1. La hegemonía mundial estadounidense y la clara percepción general de ver toda América como su área de influencia.
  2. Un mundo económicamente interdependiente y con un fuerte proceso de regionalización Geo-económica en bloques relativamente autosufi-cientes.
  3. Tendencia creciente a la fragmentación de los grandes Estados nacionales y las sociedades nacionales.
  4. Presencia en el escenario mundial de nuevos actores no-estatales.
  5. Ocupación de espacios sin Estado o con presencia débil del mismo.

III. Sudamérica en el Contexto Geopolítico Mundial

En el inicio del siglo XXI, EE.UU. aparece como la gran superpotência planetaria con apetencias de convertirse en potencia militar hegemônica y economía “locomotora" del mundo. En este escenario coexisten otros poderes regionales con autonomía estratégica tales como la Unión Europea, la Asociación de Nacionales del Sudeste Asiático (ASEAN), especialmente China, India y Japón, que disputan este nuevo rol hegemônicos de EE.UU. que no logra el monopolio del poder militar ni imponer sus valores en todo el mundo.

Las dos Guerras Mundiales del siglo XX, el paradigma político e ideológico de la Guerra Fría y la disolución de la Unión Soviética -actor crucial del diado capitalismo-socialismo, marcan el nuevo orden de poder que se estructura a partir de la caída de las US. El nuevo orden mundial del siglo XXI delinea en sus albores sólo una gran superpotência planetaria: Los Estados Unidos se han convertido en potencia militar, hegemônica y en economía "locomotora" (junto con China) del resto del mundo pero, fundamentalmente, en cultura universal, dado que el 75% del lenguaje de Internet es “estadounidense" en su expresión lingüística y lógica, tal como lo afirma Br-zezinsky desde 1997.

Pero lo cierto es que los Estados Unidos no tienen el monopolio del poder militar, no logran imponer sus valores en todo el mundo y varios poderes regionales tienen pretensiones de autonomía estratégica: La Unión Europea, el MERCOSUR, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático que conforman el ASEAN, especialmente China, India y Japón, son algunos de los actores que plantean la discusión del nuevo rol de EE.UU. como hegemón.

El cambio de paradigma económico-social provocado por la crisis energética de los setenta, seguido por el nuevo proceso civilizatorio desplegado en los ochenta y noventa, destacan la crisis de los Estados-nacionales. El proceso de globalización tecno-económica se acompaña por una fuerte tendencia a la fragmentación Geopolítica de los Estados y de las sociedades nacionales poniendo fin al orden consolidado a partir de la revolución Rusa del siglo XX, y aún a la Revolución Francesa del siglo XVIII. A su vez, el modelo de desarrollo norteamericano se muestra no sustentable en términos ambientales y de recursos naturales sembrando a futuro el germen de la inestabilidad mundial que llevará a la reconstrucción de un nuevo orden Geopolítico mundial a través de dos procesos contradictorios: el Unicato americano o el consenso Interregional mundial.

Dentro de esta dinámica mundial, América Latina se encuentra con una fuerte crisis de horizontes de desarrollo que conlleva una crisis de identidad y cierta inestabilidad política y económica. Urge la necesidad de una solución en este sentido, para planificar e implementar una respuesta estratégica y consensuada, con la finalidad de cumplir un rol de actor soberano dentro del nuevo concierto mundial.

Con la creciente inmersión de América Central en el “Mare Nostrum" Americano y el NAFTA, le cabe a América del Sur rediscutir su destino en el siglo XXI.

El escenario sudamericano siempre ha recibido tardíamente el influjo de las grandes corrientes del desarrollo mundial. Directa o indirectamente se ha cen sentir sobre nosotros los acontecimientos y ten dencias de los principales escenarios mundiales. Si bien en contraste con América Central, África, los Balcanes, el Medio Oriente y el Sudeste Asiático, nuestra Geografía Política y nuestros sistemas de Gobierno muestran más estabilidad e incluso mayor madurez que los de esas áreas, aún hay en el subcontinente numerosos problemas que plantean serios interrogantes para el futuro. En una brevísima síntesis podemos señalar:

  1. Persisten conflictos internacionales de límites entre los Estados sudamericanos y, al menos cuatro de éstos son sectoriales (pesca, petróleo, cuencas, ecosistemas, narcotráfico, que pueden reagravarse en relación directa al grado de inestabilidad interna o externa de nuestros países.
  2. Luego de un fuerte proceso de ajuste y reordenamiento económico producido a partir de la decadencia del Estado benefactor de las décadas anteriores, estamos asistiendo al fracaso de estas políticas económicas, llamadas por muchos neoliberales, en la medida que el problema de la marginación y pobreza se mantiene en casi toda Sudamérica. ¿Podrá el NEOKEYNESIANISMO actual revertir la situación?
  3. La exclusión y desconexión humana y regio nal, ¿Pasa a ser un dato estructural de la economía o es tan sólo una fase de sacrificio para un nuevo proceso de acumulación? El proceso de desarme del Estado de bienestar ¿No está llevando al ¡nfradesarrollo de un Estado raquítico, sin capacidad de reacción o de equilibrar los desajustes que la economía de mercado provoca? Tampoco puede dejar de tomarse en cuenta la licuación del poder estatal por acción de poderosas fuerzas económicas tales como el narcotráfico, en casi toda América, y las multinacionales, en los Estados de Alta Renta Potencial.
  4. No pueden soslayarse tampoco en el marco regional sudamericano los problemas ambientales de fuerte repercusión, como son los casos de la alteración de los ecosistemas amazónicos y platenses -y las apetencias foráneas sobre la primera de esas regiones-, la depredación pesquera en el Atlántico Sur en el entorno de Malvinas, la desertificación patagónica, la contaminación de las cuencas hídricas urbanas, el hacinamiento infrahumano en las grandes ciudades, etc. Sobre este marco de una economía de reglas implacables y una Geografía no sustentable, el crecimiento de olas migratorias hacia los ejes y polos de desarrollo (San Pablo - Buenos Aires - Santiago -Lima - Caracas - Bogotá) se torna inevitable.
  5. Por último, es importante estar atentos a lo que parece ser una incipiente carrera armamentista en América del Sur, que puede llevar a graves alteraciones del equilibrio geoestratégico sudamericano, como así también a la reaparición de liderazgos cívico - militares en casi toda el área del Pacífico (Venezuela, Ecuador, Bolivia, Colombia), incluso con fuertes contenidos étnicos.

De lo señalado precedentemente se desprenden las siguientes características Geopolíticas del subcontinente:

  1. Predominio de una economía de fragmentación Económico - Social y Geográfica.
  2. Desarrollo Regional Diferencial con áreas muy dinámicas como el eje San Pablo - Buenos Aires y áreas marginales en el interior continental o en la periferia de las grandes ciudades:
  3. Crecientes olas migratorias a las grandes ciudades.
  4. Presencia de conflictos de baja intensidad (límites, narcotráfico, marginalidad, terrorismo, tenencia de la tierra, entre otros.)

Los Espacios de Poder Sudamericanos

Dentro del espacio de poder sudamericano, se aprecian ciertas regiones consideradas como economías de enclave en el área del Pacífico y en la Patagonia. Lo más significativo es el enorme vacío demográfico que presenta el centro de América del Sur, tanto la llanura Amazónica como la del Orinoco y la Chacopampeana. Desde una visión macrogeopolíti-ca mundial habría que considerar cuántas regiones de clima templado o templado subtropical, comparables y “semi-vacías’’ como ésta, existen en el resto del mundo: la llanura central de los Estados Unidos: la llanura central europea dividida actualmente entre Francia, Alemania, Polonia y Rusia: la llanura del Yantsé Kiang, en China; y la llanura australiana, que geopolíticamente es parte del Commonwelth británico.

El punto clave es que la región sudamericana es el único espacio semivacío que se visualiza e inclusive presenta estructuras políticas débiles para el mundo del futuro. Este siglo XXI, habitado ya por 6.500 millones de personas y con una perspectiva de 9.000 millones para dentro de 25 años, está mostrando un creciente crujido de estructuras geopolíticas. Estos “crujidos” son hoy día los procesos de fragmentación que están sufriendo los Estados Nación, en especial los medianos y grandes. En esta parte de América, las amenazas de fragmentación crecen día a día; inclusive hasta en América del Norte y en Europa sucede algo similar; basta recordar al respecto a la provincia de Québec, la actual situación de Bélgica y los Balcanes (Kosovo).

Como consecuencia de los cambios en las relaciones de nuestros países, se manifiestan modificaciones Geopolíticas significativas; algunas de las cuales aún están en pleno desarrollo: 1) el crecimiento de las grandes urbes millonadas; 2) la expansión de la frontera agropecuaria; 3) el incremento del comercio interregional, sobre todo bajo el amparo del MERCOSUR.

Un cambio notable se produjo en la estructura energética regional, con una mayor integración en la Cuenca del Plata, y el Cono Sur. Es importante destacar que la energía es un factor estratégico, de manera que no puede negarse el enorme peso que esto tiene en la notoria licuación de la política de confrontación tradicional en el Cono Sur, dado que a ninguno de los Estados le conviene deteriorar este intercambio. Por su parte el rol de Venezuela como polo petrolífero ha acentuado su importancia Geopolítica en toda América Latina.

También debemos destacar la creciente incidencia de los corredores bioceánicos, esenciales en el desarrollo de cualquier eje Geoeconómico. El que aparece como más importante es el desarrollo de un eje que nace en Sao Paulo, pasa por Buenos Aires y sigue hasta Santiago de Chile. Este eje excede notoriamente lo económico y apunta a transformarse en un verdadero Eje Geopolítico: se está generando un espacio de poder sudamericano que concentra el 65% de la riqueza nacional de la Región.

Geopolíticamente, el continente sudamericano tiene una región (el Atlántico) de mediana vocación integrativa, (el MERCOSUR y la Cuenca del Plata). A pesar de las loas al tratado y las promisorias perspectivas que presenta, aparecen serios problemas y un notorio estancamiento económico. Lo que sucede es que se suele olvidar una de las leyes esenciales de la Geopolítica: los Estados no tienen amigos permanentes, en cambio, sí lo son sus intereses y la razón de Estado consiste en armonizar esos intereses permanentes que tienen cada uno de los diferentes actores Estados en cuestión.

Uno de los hechos más notables que se aprecia en el desarrollo de este eje es el avance de la frontera agraria brasileña, que en la década de 1980 alcanzara el río Paraguay, y hoy la atraviesa e integra, de hecho, gran parte de Santa Cruz de la Sierra, buena parte del Paraguay e inclusive los Estados del centro oeste brasileño, Mato Grosso y Mato Grosso do Sul; dicho avance está apoyado en el notable incremento de la producción de soja, idéntico proceso al que se está dando en las provincias argentinas adyacentes al Paraná, configurando a toda una región como la segunda oferente mundial de dicho producto, después de EEUU.

Por su parte, la vertiente del Pacífico notoriamente tiene menos vocación de integración, de ahí las dificultades de la Comunidad Andina de Naciones, lanzada en el 2005, y relanzamiento de UNASUR 2007, despliega voluntad política pero carece de fuerza en los hechos. ¿Será la salida para el MERCOSUR? Ante los grandes centros mundiales de poder, como los EE.UU, la Unión Europea y ahora China, la acción particularista de los Estados sudamericanos debilita la posibilidad del MERCOSUR para constituir una unidad territorial integrada que juegue regionalmente con intereses comunes, frente al tablero del poder mundial, y que pueda posicionarse como un actor estratégico. (Ver mapa esquemático de Geopolítica Sudamericana 2007).

 

“Imaginar un Bloque Geopolítico en la Isla Continental Sudamericana no es hoy una utopía; es una posibilidad concreta de avanzar hacia nuevos horizontes y posicionamientos en el gran tablero mundial y en la relación concreta con la potencia hegemónica del Hemisferio Occidental”.
Lie. Adolfo Koutoudijian.

Tendencias Regionales

El autor elaboró recientemente para uno de los Ejes de la Iniciativa URSA1, el siguiente cuadro analítico sobre las tendencias regionales, según 15 variables Geoeconómlcas.

Como se observa, hacia el 2020, la tendencia al crecimiento (no necesariamente al desarrollo) es moderadamente optimista. Hay prácticamente un 60% de probabilidades de que la situación mejore respecto del año base 2007. Por lo tanto, es ésta una gran oportunidad para que nuestras dirigencias emprendan los cambios que corresponden, en beneficio de nuestros pueblos y países. Salvo un enfriamiento brusco de la economía mundial y en especial del "motor" de EEUU y Asia Oriental, este crecimiento económico permite planificar seriamente la integración sudamericana, y ahuyentar conflictos fantasmales, rémoras del pasado.

IV. La Frontera en Sudamérica

Desde antes del período independiente, los espacios Geopolíticos sudamericanos se caracterizaron por un Litoral Atlántico ocupado por Portugal y el Litoral Pacífico, la dorsal Andina y la Cuenca del Plata, ocupadas por España; ambos espacios Geohistóricos separados por el "colchón" selvático del Amazonas y el Chaco.

Por su parte la América Hispánica se desarrolló con varios núcleos Geohistóricos que irradiaban áreas de influencia: la Gran Colombia, el Perú, y El Plata. A partir del período independiente, con el fracaso de la política de unidad de nuestros Libertadores, se van consolidando Repúblicas independientes que, a partir de uno o dos núcleos Geohistóricos ocupan espacios, empiezan a consolidar franjas fronterizas en el siglo XIX y dirimen problemas de delimitación en el siglo XX. En los últimos 100 años, la frontera y sus límites, aún con muchas imperfecciones y reclamos, se congela, se hace rígida y, básicamente, separa. Esta separación y relación con los grandes imperios y mercados de exportación, no hacen más que acentuar la dureza de la vida en la frontera, que se militariza y que recibe pocos estímulos al desarrollo, porque es vista, fundamentalmente, como un campo de batalla.

Este modelo económico-político que definió a los Estados-nacionales sudamericanos, empieza a ser discutido y cuestionado desde fines de la década del ochenta hasta hoy en la medida que la integración Geoeconómica de América del Sur y sus regiones pasa a ser una creciente necesidad de desarrollarse "hacia adentro" sin depender tanto de los mercados externos.

La Frontera Hoy

De ahí que hoy, en este proceso de creciente integración económica y política, pero de paralelo debilitamiento de los Estados-nacionales, la frontera sudamericana tiene o sufre una doble característica: por un lado se abre a la fluidez de la integración comercial, pero, por el otro lado, requiere de creciente cuidado y vigilancia, por la aparición de grandes actores extranacionales y no estatales, tanto legales (empresas, ONG’s) como ilegales (narcotráfico, contrabando, terrorismo).

Si tomáramos las anteriores definiciones Geopolíticas de la frontera (“vivas" o “muertas") hoy debemos decir que la frontera, sin ser móvil en su delimitación, es "viva” desde el punto de vista económico, social y cultural. Y en esto radica la dificultad en el trazado de una eficiente política de fronteras, por parte de los Estados-nacionales, en la medida que la integración económica hace necesario superar las grandes barreras fronterizas (con las lógicas salvaguardias arancelarias entre economías diferentes) y por otro lado, la presencia de las formaciones ilegales transnacionales y transfronterizas conspira contra las bases mismas de los Estados-nacionales y la cohesión de la población.

En pocas palabras, la frontera moderna evoluciona de la zona de choque al área de transición o in-terfase de articulación productiva, como lo plantean tanto los acuerdos del MERCOSUR, como la URSA. De ahí que es deber ineludible de la política y de la diplomacia definir nuevas formas de articulación fronteriza sin abandonar la seguridad y facilitando el comercio y el desarrollo productivo y social.

Es bien sabido que en los dos últimos siglos, la inestabilidad o mutabilidad de las fronteras ha sido causa de conflictos o de guerras. En Sudamérica -que conforma un mismo espacio cultural - el amu-rallamiento de la frontera sería un retroceso vergonzoso, premoderno y francamente cavernario.

Es obvio para nosotros que la frontera sudamericana debe ser un espacio de integración con desarrollo económico y social. Debe equilibrarse, el desarrollo con la seguridad. Y en este sentido, el ejemplo reciente de la frontera de Alemania Occidental en época de la URSS, o la actual frontera intercoreana es un vivo ejemplo de Desarrollo con Seguridad. En este último aspecto, los medios tecnológicos modernos dan toda garantía de un buen control por parte del Estado de cualquier movimiento terrestre, aéreo y acuático. Por lo tanto en esta época de incertidum-bre y fluidez de las grandes cuestiones del Estado y la sociedad, la articulación de una frontera desarrollada, moderna y segura es un deber Ineludible del Estado Moderno. Es más, su descuido, abandono o simple militarización, puede llevar a golpear en la estabilidad del Estado y destruir el tejido social de la comunidad. América del Sur no es África, ni los Balcanes; no puede ser el Río Grande de Méjico - EEUU. América del Sur debe, ineludiblemente, avanzar en la integración nacional y regional, fortalecer al Estado sin caer en viejos estatismos, y desarrollar una política de Seguridad y Defensa, que recupere para la soberanía nacional cada kilómetro cuadrado del espacio geográfico soberano.

V. Defensa Nacional y Seguridad

La situación sudamericana hace imprescindible avanzar hacia nuevos conceptos e instituciones políticas que permitan instrumentar en forma autónoma, marcos jurídicos y políticas de Defensa y Seguridad regionales, tomando en cuenta los ejemplos mundiales, pero definiendo políticas e instrumentos con criterios sudamericanos que tengan en cuenta nuestro acervo cultural y respeten las particularidades nacionales. La Defensa y sus instrumentos armados y tecnológicos deben ser discutidos en forma endógena, siendo los aportes extrarregionales limitados al plano instrumental.

Conceptos de Defensa Regional

La Defensa Regional puede ser definida como destinada a la conservación de la soberanía e integridad territorial de los Estados de la región, cuidando sus recursos naturales y espacios semivacíos para permitir un mayor bienestar del pueblo y un grado suficiente de decisión en el concierto de competencias interbloques que se avizoran en el siglo XXL Esto implica planificación conjunta, operaciones conjuntas de paz e imposición de la paz, maniobras aéreas y navales sudamericanas e interamericanas, que permitan competir con países de vanguardia. También, lógicamente, constitución de unidades mixtas a nivel de brigadas, como ya se están haciendo en el Cono Sur, también flotas navales para operaciones conjuntas.

Desafíos Geopolíticos

La Defensa Nacional y Regional Sudamericana debe partir de cuáles son los desafíos Geopolíticos a controlar.

Es evidente que nos hallamos ante una rediscusión de los mapas, en lo referente a las esferas de influencia. En Argentina y Brasil está ocurriendo un fenómeno muy llamativo: al mismo tiempo que ciertas regiones crecen positivamente, otras quedan relegadas.

En efecto, existen regiones del territorio situadas sobre ciertos ejes de desarrollo que crecen y, lo que es más importante, se van integrando de hecho con áreas situadas en países vecinos, hacia el oeste al Chile central y hacia el este con Uruguay, el Brasil cisplatino y Paraguay. Pero al mismo tiempo otras regiones que incluyen provincias enteras continúan estancadas. Peor aún, algunas de esas regiones no sólo no progresan, sino que corren un cierto riesgo de retroceder como consecuencia de la pérdida de sus mercados tradicionales.

De quién defenderse

La primera cuestión, tratándose de un subcontinente, es quizás la de más difícil definición en la actual etapa de las relaciones internacionales. En el marco externo, hay que defenderse de bloqueos navales, tendientes a restringir la libertad de movimientos, de interferencias aéreas y espaciales que obstaculicen las comunicaciones y de la desintegración regional por acción de poderes exógenos. Estas acciones podrían desarrollarse en función del cambio de la estructura política internacional en los próximos años.

En el marco interno, la defensa está en relación con el narcoterrorismo y su desarrollo: también con la disgregación social y regional por obra de fuerzas endógenas y exógenas.

Evidentemente, estos eventuales desequilibrios no se agotan en lo señalado. Por el contrario, el cambio de condiciones internacionales puede determinar la afloración de otros, lo cual eventualmente podría coadyuvar a definir con mayor precisión al enemigo. Por ejemplo, la integración de nuevos bloques político-militares en el siglo XXI, cambios-totalmente lógicos por otra parte en las prioridades estratégicas de los actuales superpoderes dominantes, etc.

Qué defender

La segunda cuestión parte de reconocer las vulnerabilidades de América del Sur. Sin pretender en forma alguna agotar el inventario de debilidades de la región desde el punto de vista Geopolítico, podemos señalar: el Mar patrimonial de 200 millas, donde la pesca, el tráfico mercante y la plataforma submarina sudamericana tienen un alto grado de desprotección: el espacio aéreo y exterior de la región: los espacios semivacíos terrestres como Amazonia, Chaco Boreal y Austral, Patagonia y Antártida Sudamericana: los grandes ecosistemas regionales, como son los mares costeros, expuestos a la contaminación y la sobreexplotación, también la deforestación y depredación amazónicas, los ecosistemas marítimos antárticos de alta fragilidad: la desarticulación regional, capaz de desestabilizar la política sudamericana; las áreas metropolitanas superpobladas como San Pablo, Río de Janeiro, Buenos Aires, Lima y Bogotá; el río de la Plata, llave de acceso a la Cuenca del Plata y sus nacientes en los río Paraguay y Paraná; la Infraestructura de transporte y energía ¡ntra y extrarregio-nal, es decir, las líneas de alta tensión, las represas fronterizas, ductos, puertos, puentes internacionales, ferrocarriles interregionales, etc.

A este cuadro de vulnerabilidades geopolíticas se le puede agregar otro orden de debilidades regionales como la licuación del poder estatal en la periferia de los ecúmenes Geohistóricos regionales, especialmente en la franja subtropical; el problema de la deuda externa pública y privada de la región, que a fines de 2007 alcanzó los U$S 500.000 millones; el problema del narcoterrorismo.

Como se observa, esta enumeración de grandes objetivos de la defensa regional no agota el cuadro de vulnerabilidades, sino que lleva a pensar la defensa en otra dimensión conceptual.

Qué objetivos alcanzar

La tercera cuestión responde a una proyección política del peso específico de la región. En este orden, pueden mencionarse la proyección hacia el mundo como fuerza estabilizadora; la proyección hacia África Occidental y Austral; la restauración del equilibrio ante eventuales rupturas que puedan producirse en áreas periféricas a la región, como el Caribe y el Atlántico Sur y la producción coordinada o conjunta de elementos para la defensa, tanto para equipamiento interno, como para su eventual exportación a la región.

Qué políticas internacionales acompañar

Finalmente, en la cuarta cuestión, se pueden destacar principalmente, la participación como bloque político, con Fuerza Militar, en las decisiones de la ONU o la OEA para misiones de paz, auxilio por catástrofes, misiones humanitarias, e inclusive la restauración de equilibrios político-militares donde se requiera.

El verdadero desafío Geopolítico es acompañar la integración de las Naciones involucradas, manteniendo la cohesión regional. El primer instrumento concreto para el tema sería la constitución de un Estado Mayor Conjunto con objetivos tales como la integración cultural y psicosocial; el estudio de nuevas doctrinas de defensa y eventuales hipótesis de conflictos regionales; una Escuela Superior de Defensa Regional y un estudio sobre unidades militares combinadas. Las Fuerzas Armadas Conjuntas serían el instrumento para la investigación y desarrollo de sistemas defensivos, para ejercicios combinados entre países vecinos y ejercicios combinados con fuerzas de seguridad regionales.

Debe analizarse y reconocerse la creciente importancia para los países desarrollados del control de insumos críticos, energéticos y de medio ambiente y la posible apetencia en este siglo XXI de espacios "de la humanidad' " en un mundo con población en crecimiento.

Beneficios y Costos

Podemos hablar de beneficios políticos como son el incremento de la confianza mutua, la mayor presencia en el escenario mundial y regional americano y la devaluación del chauvinismo interno. Los beneficios económicos consisten en el ahorro de dinero por mayor equilibrio militar, en sistemas defensivos comunes o normatizados, en la devaluación de las hipótesis de conflictos locales y en la provisión local de armas e insumos. En cuanto a los beneficios Geopolíticos, encontramos una mejor defensa del eje de desarrollo sudamericano-San Pablo- Buenos Aires-Santiago de Chile, con la lógica protección de Uruguay y Paraguay; una mejor defensa del Atlántico Sur-Occidental, y el Pacífico Sur una repotenciación de la presencia regional frente a África Occidental, Antártida, y una ampliación del ecumene estatal a las áreas semivacías como la Amazonia, Chaco y la Patagonia. Por último, los beneficios militares son la mayor profesionalización y modernización de los cuadros y sistemas de armas, la ampliación de la escala de despliegue y el desarrollo de una cultura regional.

Los costos más significativos son la readaptación y modernización de capacidades operativas de las Fuerzas Armadas regionales, la readaptación de programas de instrucción, el redespliegue operativo de unidades y fuerzas y el desarme ideológico de grupos internos retrógrados.

Conclusiones

Geopolíticamente, a nivel mundial, nuestra región es un espacio semivacío, con grandes recursos naturales y excelentes reservas ecológicas. La presión combinada de un capitalismo mundial en la búsqueda de nuevos motores y espacios de desarrollo, más la presión demográfica de poderosos Estados del Asia Oriental, puede hacer de nuestro subcontinente un área codiciada. El destino de la misma, debe estar en nuestras manos. De nosotros depende.

VI. Síntesis, Conclusiones y Recomendaciones

Varios son los aspectos que permiten abrigar cierto optimismo en la resolución de los problemas estructurales de América del Sur y el rol de la diplomacia y la defensa nacional en el actual escenario.

 

1 Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana.
2 Todo hace pensar que esta tendencia se mantendrá en los próximos años.

 


Bibliografía

1. A.A.V.V.: El Estado del Mundo. Barcelona: Akal, 2007.

2. BARBEIRO, Heródoto: O Relatório da CIA, Como será o munco em 2020.

3. BARTOLOMÉ, Mariano: La Seguridad Internacional Post 11-S. Buenos Aires: Instituto de Publicaciones Navales, 2006.

4. BRZEZINSKY, Zbigniew: El Gran Tablero Mundial. Barcelona: Paidós, 1998.

5. HACHIGIAN, Nina & SUTPHEN, Mona: The Next American Century. New York: Simon & Schuster, 2008.

6. INTERNATIONAL INSTITUTE FOR STRATEGIC STUDIES: Strategic Survey: 2004/2005. London: Routledge, 2005.

7. INSTITUTE FOR INTERNATIONAL RELATIONS: "Study on Energy Suply, Security and Geopolitics". Netherlands: "Clingendael” The Hague, enero 2004.

8. JALIFE-RAHME, Alfredo: Los Cinco Precios del Petróleo. México: H. Garetto Editor, 2005.

9. KENNEDY. Paul: Hacia el Siglo XXL Barcelona: Plaza & Jades Editores, 1993.

10. KLARE, Michael: Guerras por los Recursos. El Futuro Escenario del Conflicto Global. Barcelona: Urano Tendencias, 2001.

11. KOUTOUDJIAN, Adolfo: "Geopolítica Sudamericana" en Boletín de Difusión Académica EDN. Buenos Aires: N° 5, 2000.

12. KOUTOUDJIAN, Adolfo: "Determinantes Geoeconómicos de la Política Mundial" en Revista Manual de Informaciones. Buenos Aires: enero-marzo, 2006.

13. LE BRAS, Hervé: Los Límites del Planeta. Mitos de la Naturaleza y de la Población. Barcelona: Ariel 1, 1997.

14. NOGUÉ FONT, Joan y RUFÍ, Joan Vicente: Geopolítica, Identidad y Globalización. Barcelona: Ariel, 2001.

15. THUROW, Lester: La Guerra del siglo XXI (Head to Head). Buenos Aires: Vergara, 1992.

16. TOFFLER, Alvin y Heidi: La Revolución de la Riqueza. Buenos Aires: Sudamericana, 2006.

17. VESENTINI, José William: Novas Geopolíticas. Sao Paulo: Contexto, 2005.

18. YERGIN, Daniel: "Garantizar la Seguridad" (Petróleo) en Revista Foreign Affairs. México: abril - junio. 2006, N° 2.