Jaume Curbet
ASESOR DE ADMINISTRACIONES PÚBLICAS EN MATERIA DE SEGURIDAD, EDITOR DE "SEGURIDAD SOSTENIBLE" (INSTITUTO INTERNACIONAL DE GOBERNABILIDAD), MIEMBRO DEL CONSEJO DE DIRECCIÓN DE LA ESCUELA DE POLÍCIA DE CATALUÑA, PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD DE GIRONA Y DE DISTINTOS MASTER IMPARTIDOS POR UNIVERSIDADES ESPAÑOLAS, ASÍ COMO COLABORADOR DE LOS PERIÓDICOS EL PAÍS Y EL PUNT. AUTOR DE ALGUNOS LIBROS, ENTRE ELLOS: "DEMOCRACIA Y POLICÍA", "LA POLICÍA DEL QUÉBEC" Y "UNA SEGURIDAD ILUSORIA". ASIMISMO, HA PARTICIPADO EN OBRAS COLECTIVAS COMO "POLICÍA Y SOCIEDAD", "¿DEMOCRACIA CON DESIGUALDAD? UNA MIRADA DE EUROPA HACIA AMÉRICA LATINA" O "RIESGOS Y AMENAZAS EN CATALUNYA Y EL MUNDO".
Antes de poder actuar sobre un proceso es preciso haberlo comprendido.
Emst Jünger
La indudable complejidad que entraña la maraña de fenómenos económicos, políticos y sociales que constituye el terrorismo internacional, plantea un reto de dimensiones colosales para los sistemas estatales de inteligencia.
La prevención efectiva del terrorismo en el futuro no pasa tanto por la seguridad como por la inteligencia. O. dicho de otra forma, la garantía de una seguridad efectiva contra el terrorismo depende hoy más que nunca de la disponibilidad, a escala global, de sistemas de inteligencia legítimos, flexibles y libres de anclajes racionales disfuncionales y tutelas partidistas o bien interesadas.
La violencia terrorista, en sus diversas formas, constituye -como señaló Hoffman- una de las manifestaciones extremas, con la guerra, del conflicto por el poder político, ya sea para adquirirlo, para ampliarlo o bien para conservarlo. Toda política es una lucha por el poder y el poder es, en esencia, violencia. Así. en el terrorismo, confluyen política y violencia con la perspectiva de conseguir poder: poder para dominar y obligar, para intimidar y controlar y, finalmente, para forzar el cambio político. Por tanto, la violencia (o la amenaza de violencia) es la condición sine qua non de los terroristas, que están firmemente convencidos de que sólo a través de la violencia podrá triunfar su causa, y sus fines políticos a largo plazo podrán cumplirse. Con este propósito en mente, los terroristas planean sus operaciones para conmocionar, impresionar e intimidar, asegurándose que sus actos sean lo suficientemente arriesgados y violentos como para captar la atención de los medios y, a través de ellos, del público y del gobierno. A menudo, el terrorismo que consideramos como indiscriminado y sin sentido no lo es, sino que es una aplicación muy deliberada y pensada de la violencia.
En todo caso, debemos tener presente que, en el inicio de este tercer milenio, se sobreponen fenómenos diversos en el interior de lo que, de forma genérica -aunque quizás también abusiva-denominamos terrorismo.
Una parte muy significativa de lo que entendemos como terrorismo contemporáneo tiene su origen común en las movilizaciones políticas protagonizadas por nuevos movimientos sociales y otros más tradicionales que, entre la segunda mitad de la década de los sesenta e inicios de los setenta, zarandearon a la mayor parte de las sociedades occidentales. Dichas movilizaciones, a su vez, constituían la expresión de nuevos conflictos originados por transformaciones socioeconómicas de gran alcance y al consiguiente cambio generalizado de valores. (Reinares).
Pero, a su vez, nos enfrentamos a una paradoja estrictamente novedosa: en plena era de la Información, los fundamentalismos (particularmente, la nueva Yihad Islamista) se han convertido en una de las fuerzas más violentas y opresivas de la historia (Napoleón).
No hace falta insistir en sus manifestaciones más recientes, ya que las masacres terroríficas de Nueva York, Bali, Madrid, Moscú, Irak o Osetia del Norte, relatadas -cuando no retransmitidas en directo- por unos medios de comunicación rendidos por completo al poder seductor de la destrucción, nos resultan aún dolorosamente presentes.
Sin embargo, el horror no acaba aquí. Y es que nada nos permite, razonadamente, esperar que hayamos vivido ya el punto culminante de la escalada de terror promovida por la insurrección islamista en todo el mundo. En este caso, los servicios secretos de los estados dominantes coinciden con el sentido común a la hora de pronosticar la continuidad, y probablemente también la intensificación, de los atentados terroristas dirigidos contra los intereses occidentales; por lo menos, en los próximos años.
Esta es la primera de las malas noticias que, nos resulta imprescindible escuchar con toda la atención. La segunda, no resulta menos alarmante; por más que nos empeñemos en querer reducir la complejidad de este fenómeno devastador al relativo confort que proporciona la etiqueta de "terrorismo internacional", los hechos se encargan de fastidiarnos trágicamente; resulta que no se trata, tan sólo, de la conspiración perversa de un grupo de psicópatas que, con tiempo y paciencia (sangre, sudor y lágrimas, en la célebre expresión de Winston Churchill) el trabajo conjunto de los servicios secretos, las policías occidentales y los ejércitos más poderosos del mundo conseguirán desbaratar. Al contrario, todo apunta a que nos hallamos ante una auténtica insurrección islamista, de ámbito mundial, que surge y se alimenta de la interacción de una multiplicidad de factores -económicos, políticos y sociales- que, por más discutible que lo podamos considerar, hunde su raíz común en el resentimiento, dominante en la mayor parte del mundo musulmán, por el dominio y la explotación occidental del planeta.
Pero no hay dos -tampoco en este caso- sin tres. Como no podría ser de otra manera, a la miopía con la que interpretamos este conflicto mundial, le corresponde una reacción del todo inadecuada y desmesurada, por parte del gobierno norteamericano y sus aliados, que no hace más que agravar el problema. De hecho, puede decirse que la insurrección islamista ya ha conseguido el primero y, probablemente, el más determinante de sus objetivos; Bush hijo, Putin y Sharon parecen empeñados en demostrar, con su brutalidad despótica, que no disponen de más argumentos que una acumulación desmesurada de poder que no dudan en utilizar sin ninguna consideración hacia los Derechos Humanos que dicen defender. En estas condiciones, la pretendida superioridad moral de la civilización occidental queda, en el mejor de los casos, en entredicho y en el peor, es decir, para los destinatarios del mensaje de los impulsores de la insurrección islamista, en una ofensa intolerable.
Y en el horizonte -tan cercano como inquietante-, el ciber-terrorismo. No cabe duda que, la llamada sociedad de ia información -surgida del desarrollo acelerado y espectacular de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC)— viene a transformar las relaciones sociales de una forma incontestable; en el ámbito político ya se habla de democracia electrónica; en el laboral, se abre un nuevo paradigma de las relaciones laborales; en el sector empresarial, la imprescindible adaptación tecnológica transforma los esquemas clásicos de organización, marketing e intercambio de productos.
La expansión de esta sociedad de la información supone, por lo menos para una parte de la población mundial, un incremento de la calidad de vida; pero, a su vez, abre la puerta a nuevas manifestaciones de criminalidad, de forma que todo avance tecnológico aporta sus propios riesgos y toda nueva solución genera nuevas vulnerabilidades. Así, el riesgo de intercepción de las comunicaciones es mayor cuanto más avanzados y accesibles resultan los programas informáticos que lo facilitan. Por lo tanto, la utilización de tarjetas de crédito falsificadas o, sencillamente, capturadas en la red; la difusión incontrolada de obras sometidas a propiedad intelectual; el sabotaje de aparatos informáticos que ya resultan básicos para el trabajo cotidiano; la falsificación de documentes electrónicos y un largo etcétera podrían terminar por hacemos creer que los perjuicios, de este conjunto de innovaciones tecnológicas, pueden llegar a ser mayores que sus ventajas.
Una de las modalidades más insidiosas de criminalidad informática, o ciber-crimen, la constituye el ciber-terrorismo, es decir, los atentados perpetrados con un propósito ideológico y que pretenden imponerse violentamente, lo cual no descarta los ataques individuales. Entre las manifestaciones, que ya resultan factibles, de este nuevo ciber-terrorismo, pueden contarse, por ejemplo, el acceso remoto a una cadena de producción y manufacturación de productos cereales insertando órdenes en el proceso que modifiquen la composición, pongamos por caso, de los niveles de hierro, hasta niveles que puedan resultar mortales para los niños; la colocación simultánea de múltiples bombas en una misma ciudad, la activación de las cuales se produciría de forma consecutiva por la transmisión de patrones numéricos, de forma tal que si la primera bomba deja de transmitir explota y activa la segunda, etcétera; la alteración de las rutas aéreas o la manipulación de los sistemas de control aéreos, causando así accidentes múltiples; o, finalmente, la alteración de los componentes químicos de productos farmacéuticos en las cadenas de fabricación.
Con todo, uno de los aspectos más inquietantes del terrorismo contemporáneo quizás radique en su dimensión transnacional y en el entrelazamiento, de una parte significativa de su actividad, con el Crimen Organizado Global, especialmente con el tráfico de armas y el narcotráfico. Para Reinares, los vínculos existentes entre terrorismo y otras formas de seria delincuencia organizada como el narcotráfico, no constituyen un hecho novedoso; los gobiernos patrocinadores del terrorismo internacional, así como servicios secretos implicados en acciones subversivas fuera de sus fronteras estatales vienen financiando buena parte de dichas actividades mediante los dividendos que origina el tráfico ilegal de sustancias estupefacientes. Asimismo, la actual estructura del mercado negro internacional de armas tiende a impedir transacciones que no descansen sobre las mismas Infraestructuras logísticas, informativas y financieras utilizadas para el comercio ilegal de drogas y otras formas de grave criminalidad organizada. Aunque, el proceso de inserción del terrorismo en el mercado global no se reduce a su articulación en el seno del Crimen Organizado Global, sino que a través de éste rompe la ficticia frontera entre economía legal e ilegal mediante el blanqueo de dinero procedente de las actividades extorsionadoras.
De esta forma, se hace imposible considerar el terrorismo como un fenómeno exógeno a nuestro ordenamiento económico y político. Bien al contrario, surge y crece en medio de nuestros conflictos políticos, acompañado directa o indirectamente por el Estado, a través de sus servicios secretos, y participa activamente en la nueva economía mundial, a través de un sector tan relevante para el equilibrio financiero global como el representado por el conjunto articulado de traficantes de casi todo: armas, drogas, personas, residuos radioactivos, etc.
La indudable complejidad que entraña, pues, la maraña de fenómenos económicos, políticos y sociales que constituye el mal llamado -por reduccionista- terrorismo internacional, plantea un reto de dimensiones colosales, muy especialmente, para los sistemas estatales de inteligencia.
Paradójicamente, como indica Montero, el exceso de información (el principal recurso de los servicios secretos) debido al desarrollo extraordinario de las Tecnologías de la Información y la Comunicación plantea un problema crecientemente importante: ¿cómo procesarla?
Debidamente recogida, analizada hasta convertirla en inteligencia propiamente dicha y diseminada de la manera más adecuada, la información sirve para evitar campañas de violencia y llevar ante los jueces a los autores de hechos criminales perpetrados por organizaciones clandestinas, todo ello sin incomodar al resto de los ciudadanos que no están involucrados. También sirve para facilitar la toma de decisiones, en materia de lucha contra la criminalidad organizada y el terrorismo, por parte de las autoridades gubernamentales; la experiencia revela que el éxito de la respuesta estatal en la contención de estos fenómenos es directamente proporcional al énfasis acordado a la función de inteligencia. Ahora bien, la inteligencia, es decir la capacidad de identificar y pronosticar adecuadamente los procesos que constituyen una amenaza real a la seguridad pública (en su sentido más amplio), no se le puede imponer a unos organismos y unos profesionales marcados, a veces hasta el delirio, por el 'secretismo' y, en muchos casos, por una visión ideológica deformante.
Lowenthal y Westerfield1 señalaron, hace ya años, las dos patologías modernas del análisis de inteligencia; su politización y su incapacidad para procesar adecuadamente escenarios de incertidumbre.
Respecto a la politización de la inteligencia, su efecto más perverso, en el bando del analista, se observa en la elaboración de informes que confieren más probabilidad de ocurrencia a sucesos que se consideran más probables a priori en el pensamiento dominante de la corriente política que se halla en el poder en un determinado momento. Por ejemplo, los informes que ponían de manifiesto la enorme amenaza que suponía Sadam Hussein fueron consumidos y asimilados por las autoridades norteamericanas sin ninguna resistencia.
En el bando del consumidor del informe, a su vez, la politización de la inteligencia se traduce en conceder una mayor credibilidad y, por lo tanto, en otorgar medios para desplegar las acciones correspondientes, a análisis que confirmen su planteamiento previo en relación con el asunto del que se trate.
En investigación en el área de la psicología cognitiva se han dedicado innumerables experimentos a demostrar, con un éxito incuestionable, que cuando un esquema mental para explicar cierto escenario social está sólidamente alojado en nuestro cerebro, si la información que procesamos de nuestro entorno no es coincidente con la perspectiva que ya tenemos asumida, no modificamos nuestros esquemas a fin de adaptarlos a la realidad, sino que por el contrario intentamos deformar la realidad con el objeto de ajustar la realidad a nuestros esquemas. Parecería razonable, que los analistas estuvieran debidamente entrenados para poder evitar este efecto, incluso cuando sus intereses personales o corporativos aconsejen politizar sus conclusiones.
En lo que se refiere a la segunda de las patologías que aquejan los análisis de inteligencia, es decir, la incapacidad para procesar adecuadamente escenarios de incertidumbre, cabe tener presente que, a pesar que desde hace mucho tiempo se dispone de técnicas como la de escenarios, que permite construir futurismos a partir de una combinación precisa de indicadores, son muy escasos los analistas que están realmente capacitados para implementaria, así como los políticos preparadas para consumir los informes que de ella se deriven.
A todo ello se añade la dificultad de los propios analistas para valorizar piezas de información muy innovadoras (por ejemplo, contextualizar adecuadamente indicios que le decían al FBI que cierta cantidad de personas de un determinado perfil seguían clases de vuelo en el interior de los USA), la combinación analítica de las cuales resulta en combinaciones concluyentes que resultan increíbles (estrellar aviones de línea regular, simultáneamente, contra las Torres Gemelas o el Pentágono) para los modelos mentales sesgados del propio analista, incapaz de liberarse de sus creencias sobre como debe funcionar el mundo y hasta dónde es capaz de llegar la conducta humana.
La prevención efectiva del terrorismo, así como de la criminalidad organizada, en el futuro no pasa, tanto por la seguridad como por la inteligencia; o, para decirlo mejor, por una seguridad emanada de la inteligencia. Lo cual requiere la comprensión adecuada de las dinámicas de dichos fenómenos criminales con el propósito de anticiparse proactivamente. O, dicho de otra forma, la garantía de una seguridad efectiva contra el terrorismo y el crimen organizado transnacional, ambos fenómenos extraordinariamente complejos, depende hoy más que nunca de la disponibilidad, a escala global, de sistemas de inteligencia legítimos, flexibles y libres de anclajes racionales dísfuncionales y tutelas partidistas o bien interesadas.
Lo cual parece poco compatible, hoy por hoy, con un sistema global de inteligencia hegemonizado por los servicios secretos norteamericanos (entre todos ellos probablemente reúnan el 90 por ciento de la totalidad de los datos de inteligencia, licita e ilícita, que se producen diariamente en todo el planeta); que no se pueda diferenciar nítidamente de las redes globales del terrorismo y el crimen organizado (son numerosos los servicios secretos implicados en acciones terroristas fuera de sus fronteras financiados con los dividendos que les origina su participación en el crimen organizado); o que se muestre supeditado a los intereses de los grupos económicos dominantes (refiriéndose a la CIA, en 1991, George Bush afirmó: «Debemos disponer de una agencia de espionaje para impedir el rechazo a nuestras regias económicas en ei mundo»).
Jaume Curbet
ADVISOR OF PUBLIC ADMINISTRATION REGARDING SECURITY, EDITOR OF "SUSTAINABLE SECURITY" (INSTITUTO INTERNACIONAL DE GOBERNABILIDAD), MEMBER OF THE DIRECTION COUNCIL OF THE POLICE SCHOOL OF CATALUÑA, SPAIN, TEACHER AT THE GIRONA UNIVERSITY, AND DIFFERENT MASTERS THROUGHOUT SPANISH UNIVERSITIES, AND COLLABORATOR IN TWO NEWSPAPERS; EL PAIS AND EL PUNT. AUTHOR OF SOME BOOKS; DEMOCRACY AND POLICE, QUEBEC POLICE, AND ILLUSORY SECURITY. HE HAS ALSO PARTICIPATED IN SOME OTHER COLLECTIVE PIECES; POLICE AND SOCIETY, UNEQUAL DEMOCRACY?, A LOOK FROM EUROPE TO LATIN AMERICA, OR RISKS AND THREATS IN CATALUÑA AND THE WORLD.
Before you cant act over a process is precise to understand it.
Ernst Jünger
The undoubted complexity that built a net of economic, politics, and social phenomena, that international terrorism constitute, it suggests a challenge of huge dimensions for the intelligence state systems.
The effective prevention of terrorism in the future does not go through security but security. In other words, the warranty to an effective security against terrorism depends today, more than ever, on the availability, to global scale, of legitimate intelligence systems, flexible and free of dysfunctional rational anchorage and partisan tutelage or well interested.
The terrorist violence, in its diverse forms, constitutes - as Hoffman said: an extreme manifestation, with war, of the political power conflict, whether to acquire it, to make it bigger or to keep it. Every politic is a struggle for power and power itself is violence. Thus, in terrorism, politics and violence converge with the perspective to get power: power to dominate and force, to intimidate and control and finally, to push for a politic change. Therefore, violence (or violence threat), is the sine qua non condition of terrorist, that are completely convince that only through violence will success their cause, and their political aims in the long term could be a reality. With this purpose in mind, terrorist plan their operations to impress, intimidate and shock, making sure that their actions are risky enough and violent to get the media's attention, and through the media, the public and the government. Frequently, the terrorism that we consider indiscriminate and senseless, is not, but it is an application very deliberate and violent by thought.
Although.. we have to keep in mind, that at the beginning of this third millennium, diverse phenomena get over, in the interior, of generic form - though also abusive - denominated terrorism.
Certainly, a very meaningful part of what we understand as contemporaneous terrorism has its common origin in politic mobilizations played by new social mobilizations and some others more traditional, that in the second middle of the 60s decade and at the beginning of the 70s, shook most parts of Western societies. Those mobilizations, constituted the expression of new conflicts originated by economic-social transformations of a great magnitude and therefore the values, as well (Reinares).
At the same time, we are facing a newly paradox: in the information era, fundamentalism, (specially the new Yihad Islamism), they have turned in the most violent and oppressive forces in history (Napoleon).
There is no need to insist in their newer manifestations, since terrifying massacres in New York, Bali, Madrid, Moscow and Iraq narrated - or re-narrated directly - by communication media completely surrendered by the seductive power of destruction, resulted yet painfully present.
Unfortunately, however, the horror does not end there. Nothing allow us, reasonably, to think that we have come to a culminating point of the horror scale promoted by the Islamism insurrection in the world. In this case the secret services of the dominant states coincide with the common sense when is the time to foresee the continuity and probably the intensification, of terrorist attacks directed against Western societies, at least, in the coming years.
This is the first bad news, that in spite of all, it is indispensable to listen carefully. The second news, is less shocking; the more we try harder to reduce the complexity of this devastating phenomenon to the relative comfort that the "international terrorism" label brings, the facts, so stubborn as usual - take care of bothering us tragically; but it is not only the evil plot of a psychopath group, that with time and patience (blood, sweat and tears. Winston Churchill most known expression) joining work with secret services, western police and the most powerful armies of the world will get to the dismantlement of these organizations. In the contrary, everything aims to the authentic Islamic insurrection, of a global environment, that emerge and feeds itself of the interaction of multiple factors -social, economical and political- sinking its common roots of hate, dominant in most parts of the Muslim world due to the Western exploitation of the planet.
There are not two neither three. It couldn't be another way, the myopia we use to see this global conflict, that correspond to a inadequate and excessive reaction by the USA government and his allies, making it worse. In fact, we can say that the Islamic resurrection has already gotten the first and probably the most determinative goal: Bush, Sharon and Putin seem to keep showing with their despotic brutality, that they ran out of arguments, but only an excessive accumulation of power and they have no doubt of using it with no considerations at all toward the Human Rights, they are supposedly defending. Under these conditions, the western moral superiority pretended (in the best case) is left interdicted, (in the worse case) according to Islamism insurrection promoters, an intolerable offense.
And in the near horizon - so close and alarming- cyberterrorism. There is no doubt that the so called information society; emerged form a wonderful and quick technology of information and communication development - has come to transform the social relations in an amazing way; in the political environment, people talk about electronic-democracy: in the working area, a new paradigm is opened on working relations, in the business sector; the indispensable technological adaptation transform classic organization sketches; marketing and products exchange.
The society expansion suppose, at least for one part of the global population, a quality life improvement; but at the same time, it opens a door to new criminal manifestations, so a very technological advance add new risks and every new solution generates vulnerabilities. Thus, the communication interception risk is higher; the more advanced and availability the computer programs, the easier to intercept them. Therefore, the usage of fake credit cards or captured in the net; the uncontrolled diffusion of intellectual pieces, the computer devices sabotages that are basic on daily basis; the forgery of electronic documents, etc,... would make us believe in the disadvantages, of these technological innovations, could be more than the advantages.
One of the most insidious computer crime or cyber-crime, is the cyber-terrorism, in other words, the perpetrated attempts with an ideological purpose and that want to be imposed violently, without forgetting the individual ones. Among the manifestations, that are already feasible, of this new cyberterrorism, can be counte; e,g. access to a production chain and manufacture of cereal inserting orders in the process modifying the original composition, for example: iron levels to a deadly level for children... to place simultaneously multiple bombs in the same city, and the activation would be in a consecutive form by numeric patterns, in a certain way that if the first bomb stop transmitting, it would exploit and therefore will activate the second one. the third, and so on. To alter aerial routes or to manipulate aerial control systems, causing multiple accidents, and finally to alter chemical components of pharmaceutics products where they are produced.
As a whole, one of the most alarming aspects of contemporaneous terrorism, maybe is in its trans-national dimension and the linking, of a significant part of its activity, with the Global organized crime, specially with the guns traffic and drug dealers. For Reinares, the existing links among terrorism and some other serious forms of organized crime such as the drug-dealing, do not constitute a novel fact: governments sponsoring international terrorism, plus secret services implicated in subversive actions out of their state frontiers have financed a big part of such as drug - dealing profits. Likewise, the current structure of the international black market of guns tend to impede transactions that do not lay over the same logistic, informative and financial infrastructure used for the illegal drug commerce in the global market and some other bad organized crimes. Although, the insertion process of terrorism in the global market it is not diminished to its articulation in the breast of Global Crime Organized, but through this one, breaks the fictitious frontier between legal economy and the illegal by bleaching off the money coming of extortion activities.
It is impossible, in this form to consider terrorism as an exogenous phenomenon to our political and economical order. In the contrary, it emerges and increases in the middle of our political conflicts, accompany by the state, directly or indirectly, through their secret services, and participates actively in the global economy, through a sector that is so relevant to the global financial balance by the one represented by articulated traffickers of almost everything: guns, drug, people, radioactive waste,... and so on.
The certain complexity that tailor the net of political, economical and social phenomena, and that constitute -"reductionism" - international terrorism, outline a challenge with huge dimensions, specially forthe state intelligence systems
Paradoxically, as Montero pointed, the excess of information (main resource of secret services) due to the extraordinary development of Communication and Information Technologies, outline an important increasing problem; how to process it.
Properly picked it up, analyzed until turning it into a correct intelligence and disseminated in the most proper way, the information serves to avoid violence campaigns and to take to the judges the author of criminal acts perpetrated by clandestine organizations, without annoying the rest of the citizens that are not involved. It also serves to facilitate taking decisions, in the subject of the fight against criminal organizations and terrorism, by the government authorities; the experience reveals the success of the state response in the contention of these phenomena that are directly proportional to the focus arranged to the intelligence function. Now then, the intelligence, in other words, the capacity to identify and properly foresee the process that constitute a real threat to the public security (in a wider sense), it cannot be imposed to some organisms and some professionals, some times until delirium, because of the secret, and in many cases, because of an ideology vision distorted.
Lowenthal and Westerfield1* pointed many years ago, the two modern pathologies of intelligence analysis: its politicization and its capacity to process properly the uncertain scenarios.
Regarding the politicization of intelligence, its evil effect in the analyst side, it is observed in the elaboration of reports giving more probabilities to events likely to happen that are more likely to happen a priori in the dominant thought of the current politic that is in the power in a specific moment. E.g. The reports telling the huge threat that Sadam Hussein was,... were consumed and isolated by the American authorities with no resistance at all.
In the band of the consumer (reader) politization of intelligence is translated by giving more credibility and therefore, giving means to deploy the correspondent actions, to analysis in order to confirm the previous plan regarding the topic.
In the area of cognitive psychological investigation there has been many experiments to prove, (successfully), that when a mental sketch to explain a certain social scenario, it is solidly located in our brain, if the information we are processing of our environment does not coincide with the perspective that we already have, we do not change our sketches in order to adapt them to reality, in the contrary, we try to mutate the reality to adjust the reality to our sketches. It seems reasonable, that analyst were properly trained to be able to avoid this effect, moreover, when their personal interest or corporate advise to politize their conclusions.
According to the second pathology, intelligence analysis have the incapacity to process properly the uncertainly scenarios, in spite, that long time ago there are techniques that allow to build futurism from a precise combination of indicators, scarce analyst that are truly trained to implement them, and also the politicians prepared to consume the reports derived by them.
Furthermore, the difficulty of analyst to give value to the pieces of information (contextualize properly clues telling the FBI that certain group of people of a certain profile were taking flying classes inside USA), an analytic combination where conclusive combinations come from turn to be incredible (crashing a plane in a regular line, simultaneously, against the Twin Towers or the Pentagon) for the mental patterns bias from the own analysis, unable to free their believes about, how the world should work and how far is able to get the human behavior.
The effective prevention of terrorism, thus, organized crime, in the future do not go through security but through intelligence; in other words; through a security emanated from intelligence. Therefore, it requires the proper comprehension of the dynamics of such criminal phenomena in order to anticipate it pro-actively. In other words, the guaranty of an effective security against terrorism and trans-national organized crime, both phenomena extremely complex, depend today more than ever of the availability, global scale, legitimate intelligence systems, flexible and free of rational dysfunctional anchorage and partisan tutelage or well interested.
Reason why is not compatible, nowadays, with a homogenize global intelligence system by the American secret services (among all of them would be 90% of the total intelligence data, legal and illegal, that are produced in the whole planet); now...it could be neatly differentiated of the global terrorism and organized crime (there are hundred, thousand of secret services implied on terrorist actions outside of their borderlines, financed by the profits of the organized crime): or sub-edited according to the dominant economic groups (CIA in 1991 George Bush stated; "We must have an espionage agency to avoid rejection of our economic rules in the world"
1 Mark Lowenthal y Bradford Westerfield argumentaban respectivamente, en dos artículos escritos en 1993 en el "International Journal of Intelligence and Counter intel ligent" (una publicación académica bendecida por la CIA). Cita de Andrés Montero en "Seguridad Sostenible" (n° 10, abril 2003).
1* Mark Lowenthal and Bradford Westerfield respectively argue, about two articles written in 1993 in the "International Journal of Intelligence and Counter-intelligence" (an academic publication blessed by the CIA).. Andres Montero's quotation: "Sustainable Security" (No 10. april 2003).
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