Artículo

Revista Estudios en Seguridad y Defensa 7(14): 77-86, 2012

La guerra urbana como elemento articulador de la guerra de cuarta generación

MAGISTER ANDREA GONZÁLEZ AGUDELO*


*Administradora de Empresas. Magister en Segundad y Defensa Nacionales de la Escuela Superior de Guerra. Exalumna del Centro de Estudios Hemisféricos de Seguridad y Defensa, en el curso de cooperación interagencial y combate al terrorismo en Washington D.C. Jefe del Departamento de Relaciones y Proyección Institucional del Centro de Estudios Estratégicos sobre Seguridad y Defensa Nacionales (CEESEDEN) de la Escuela Superior de Guerra. Correo: gonzalezja@esdegue.mil.co


Recibido: 30 de septiembre de 2012
Evaluado: 1- 16 de noviembre de 2012
Fecha de aprobación: 27 de noviembre 2012


Tipología: Artículo de reflexión resultado de investigación


Palabras clave: Guerra psicológica, Armas mediáticas, Opinión pública mundial, Psicología de masas


El Estado dejó de ser el objeto central de la seguridad y diversas entidades pasaron a ocupar su lugar, tales como comunidades de países, reglones y la sociedad y la ciudadanía o simplemente las personas. Además, la amenaza principal a la seguridad nacional, los Estados rivales y el comunismo fue sustituida por múltiples amenazas la mayoría de ellas transnacionales y difusas.1


La guerra urbana que se erige hoy como articuladora de la estrategia con que los grupos ilegales armados intentan socavar la acción militar y amortiguar el impacto sobre el seno de sus estructuras, es examinada en este artículo tanto en su papel de penetración mediática como en su capacidad de empoderamiento de la guerra de cuarta generación donde lo que se busca es la adhesión colectiva a un pensamiento, un modus operandi y una tendencia reguladora valiéndose de la comunicación globalizada y la propaganda. Tras ese croquis, se indaga por cómo reconsiderar la táctica desde la institucionalidad dado que el reto de la estrategia operacional de la Fuerza constitucionalmente designada para el mantenimiento y control de la Seguridad y de la Defensa precisa contener el mecanismo de los agentes de la guerra urbana dentro del viraje que las amenazas globales han planteado a la sinergia del conflicto interno y la guerra prolongada.


Introducción

Está claro que el Estado colombiano y las Fuerzas Militares deben estar preparados para neutralizar la amenaza que presenta el cambio estratégico operado por las Fare. Por tal motivo, se deben analizar las características esenciales de esa transformación en el entorno actual, fundamentalmente, aquellas que señalan un desdibujamiento moderno como lo indica el epígrafe que enmarca la presente reflexión.

Siendo así, en un escenario en que la globali-zación de los delitos atraviesa fronteras y se convierte en organizaciones trasnacionales descentralizadas, operando en redes intercontinentales, como en el caso de la guerra contra el terrorismo o la lucha contra la droga, escudriñar la guerra urbana en su rol de elemento articulador para que se reconsidere la táctica, es el desafío presente de la estrategia operacional. En consecuencia, en el desarrollo de estas apreciaciones, inicialmente se describe la naturaleza de la guerra de cuarta generación para posteriormente indagar por el impacto de la guerra urbana en el viraje de la concepción sobre contención del terrorismo y amenazas globales y finalmente, se define un croquis conclusivo respecto a la pertinencia de la guerra urbana como elemento articulador en la sinergia que las tendencias de las confrontaciones de hoy dibujan.

En esa dirección y dicho de otro modo, los retos en seguridad contemporáneos tal como sostiene Kaldor "implican guerras que son más globales, que no tienen principios y finales claros, que se extienden por las reglones, que atacan directamente a los civiles por medio de la violencia y que desdibujan la distinción entre violencia justificada, con pretextos políticos y violencia criminal".2 Es así, como en Colombia se experimenta una situación similar derivada de los grupos irregulares, principalmente, de las Fare. Paralelamente, Kaldor también hace un énfasis importante en el proceso de globalización que denomina "cosmopolitismo"3 en el que enfatiza: "Por tal entiendo la intensificación de las interconexiones políticas económicas, militares y culturales a escala mundial".4

Como se observará a lo largo de este contenido, dichos factores han sido aprovechados por las Fare para desarrollar toda su estrategia diplomática internacional, como lo constatan el contenido de los computadores capturados en la operación Fénix.5 Cuando hoy se asiste a nuevas conversaciones que tienen como seno de negociación a Noruega y Cuba, el protagonismo del grupo terrorista surge como otra estrategia para ganar la atención y la complacencia de la comunidad internacional y recobrar espacio político en aras de posicionar su poder y todo esto apoyándose en el canal mediático. En virtud de estas consideraciones, los puntos siguientes abordarán tanto los componentes de esta transformación de la guerra como los instrumentos de los que se vale el Estado y la institución armada para interpretar y enfrentar la nueva tendencia del conflicto.


2. Componentes del análisis

Al comprobar que el cambio es inherente a la guerra, los agentes que en ella intervienen se ven abocados a asumir una lectura de las modalidades que el conflicto va describiendo en especial, porque la evolución de la guerra tiene lugar en forma acelerada en que la confrontación larga y prolongada termina desgastando al aparato productivo y no únicamente a las fuerzas que miden su pulso como son el Estado y los grupos desestabilizadores.

2.1. Componente estructural

De acuerdo con esta situación, el anterior gobierno del presidente álvaro Uribe Vêlez propuso el salto estratégico que consolida el esfuerzo militar realizado en los últimos siete años, con un fomento de la presencia del Estado.

[...] El primer punto consiste en identificar las zonas principales donde la guerrilla aún tiene una capacidad militar creíble, para desarrollar en ellas una campaña militar masiva y sostenida, recogiendo medios y hombres de varios puntos del país y concentrándolos allí hasta desarticular la mayor cantidad posible de su capacidad militar.

Alinearemos esto con el trabajo de inteligencia de modo que localicemos y golpeemos también los objetivos de alto valor que allí se encuentren", agregó Santos.

Así mismo, se coordinará el trabajo con la Fiscalía para lograr la captura y condena de los miembros activos de las organizaciones terroristas, y de sus milicias y grupos de apoyo.

El jefe de la cartera de la Defensa señaló que se reforzará la seguridad en las fronteras para evitar el paso de insurgentes. [...]

"Enfrentaremos también la guerra política y jurídica de estos grupos que, al verse superados en el campo militar, optan por infiltrar la sociedad civil -con milicias y presencia en universidades y organizaciones sociales a través del PC3- o generan shows mediáticos de liberaciones a cuentagotas".

Finalmente anunció que, se continuará el trabajo de recuperación social de los territorios donde operan las Fare, llevando a sus habitantes -en coordinación con las demás agencias del Estado- los servicios básicos necesarios para su desarrollo.6

No obstante, este esfuerzo se concentra en los territorios recuperados para el pueblo colombiano, dejando de lado las críticas consecuencias de los conflictos en las ciudades, como el caso del desplazamiento y la generación de estructuras de milicianos. Esto se suma a las críticas que especialistas como Hugo Acero han realizado acerca de la seguridad urbana, como una de las debilidades de la Política de Seguridad durante el gobierno del presidente álvaro Uribe Vêlez.

Los resultados de la PSD se han estancado y comienzan a deteriorarse. Por ejemplo, los homicidios aumentaron 10,8 por ciento: pasaron de 6.833 en el primer semestre de 2008 a 7.410 en el mismo periodo de este año. El aumento se da, sobre todo, en Medellin (84,5 por ciento), Cali (23,3) y Bogotá (11,3 por ciento). Además de la violencia homicida, los ciudadanos sienten que la seguridad se deteriora y así lo demuestran las encuestas de los programas "Cómo Vamos", que reportan aumentos en la victimización y la percepción de inseguridad.

El estancamiento de la PSD y los crecientes problemas de violencia y delincuencia hacen evidente la falta de una política que atienda estos problemas en los centros urbanos, donde vive más del 70 por ciento de los colombianos.

En este sentido, hay que definir una Política Nacional Integral de Convivencia y Seguridad Urbana, manejada por el Ministerio del Interior o por un nuevo ministerio que atienda estos temas y del que haga parte la Policía Nacional.7

Pero no sólo Hugo Acero reconoce que es necesario desarrollar una política más contundente de seguridad en las ciudades, el sociólogo Armando Borrero, reconocido especialista en temas de seguridad afirma que:

La mejoría relativa de los índices de seguridad ciudadana de los últimos años, retrocede. Si bien las estadísticas no son todavía claras, los sucesos de Medellin, donde se reproduce un fenómeno de violencia social ya vivido, y la percepción de los ciudadanos de Bogotá sobre el deterioro de la seguridad, amén de la situación en Cali, Barranquilla, Pereira, Cúcuta y otras ciudades intermedias, llaman a la reflexión sobre la necesidad de identificar las causas del descenso y el repunte posterior de los crímenes violentos.

Muchos se preguntan qué sucedió con la política de seguridad democrática en materia de seguridad ciudadana. En primer lugar, debe aclararse que la política de seguridad enunciada en 2003 no se ocupó de la materia. Fue, ante todo, una política de seguridad del Estado, aunque no puede desconocerse que tuvo efectos colaterales importantes en la seguridad en general.8

Se concluye, que es absolutamente necesario desarrollar una estrategia que enfrente los problemas de seguridad en las ciudades, para que éstas no sean caldo de cultivo con el fin de que grupos como las Fare exploten estas debilidades y las usen en contra del pueblo y del Estado colombiano. Es necesario que el salto estratégico no solo contemple el territorio consolidado, sino que se desarrolle un salto estratégico en el interior de las ciudades. Es importante lograr altos niveles de seguridad urbana, pero también es esencial promover polos de desarrollo en las ciudades.

2.2. Componente táctico

Adicionalmente, se debe advertir que el reconocimiento de que se está viviendo en una guerra de cuarta generación compromete a desarrollar herramientas que mejoren la estabilidad y protección de la ciudadanía en general. Según esto:

No puede haber "paz en el norte y guerra en el resto del mundo". La seguridad, al igual que la paz, es indivisible y sólo puede alcanzarse si la política tiene como objetivo distribuir equitativamente la seguridad a nivel mundial. Un acercamiento paulatino a dicho objetivo exige la colaboración tanto de la comunidad internacional de Estados como de cada Estado nacional para poder solucionar los conflictos cada vez con un uso menor de la violencia9.

Frente a estos vectores que presenta la confrontación armada en Colombia, la guerra está diseñada con miras a neutralizar al enemigo irregular en el área rural por la significancia que el campo colombiano ha tenido en el discurso manejado por la insurgencia. Sin embargo, las guerras urbanas están planteando otro mecanismo de debilitamiento donde el despliegue de las fuerzas conlleva a estructurar una contraofensiva urbana, dado que la acción armada de los grupos desestabilizadores en áreas urbanas puede adquirir en cualquier momento mayor fuerza de la prevista y si a esto se suma lo mediático, el reto es mayor.

En la táctica de la medición de estrategias operativas, juega un papel angular la localización de los operativos pues actualmente se sabe que "la seguridad no está distribuida equitativamente entre las poblaciones. Gran parte de los países no están en condiciones de superar los conflictos de manera pacífica. Las intervenciones militares no son un medio adecuado, ya que por definición, no pueden instaurar paz".10 Y pese a esto, una táctica política puede acompañar la acción que las fuerzas legalmente constituidas están en capacidad de desplegar, en tanto brinde el soporte de mínimos y máximos formalmente diseñado para que la colectividad internacional, guiada por parámetros de consenso sepa leer el deber ser de las Fuerzas Militares en este conflicto prolongado de Colombia.

Por lo tanto, es necesario socializar y democratizar los mecanismos pacíficos para el manejo de conflictos, generar espacios de inclusión social y económica que permitan generar consensos para enfrentar de manera integral las amenazas a la seguridad en los ámbitos local, regional y global. En esta línea de pensamiento debe considerar entonces que:

Dentro de esta generación un blanco importante será la destrucción del apoyo de la sociedad atacada a su gobierno y al soporte a la guerra del mismo. Las noticias de la televisión pueden convertirse en un arma operacional de más grande alcance que las divisiones armadas. Un ataque directo contra la cultura del enemigo, tanto desde dentro como de fuera de la sociedad atacada. Una base no-nacional o transnacional, tales como una ideología o una religión o un negocio ilegal.11

Es así, como el apoyo de la población resulta trascendental para hacer frente a las amenazas propias de las guerras de cuarta generación. Asimismo, el Estado al perder el monopolio de la fuerza, debe enfrentar a enemigos que no son Estados, sino cualquier grupo o incluso individuos que se crean con la necesidad de reclamar ciertos derechos o reconocimientos para sí o para su comunidad. Ya la guerra no será solamente de carácter político sino multicausal.

En consecuencia, resulta evidente que los actores no estatales tienen una preponderancia en el desarrollo de las guerras actuales. De este modo, las amenazas a la seguridad nacional logran ser cada vez más ambiguas, menos definibles y están más caracterizadas por el desarrollo de redes que posibilitan el sostenimiento de la actividad bélica.

Además, es evidente que Colombia no es ajena al influjo de la lógica de las guerras de cuarta generación. Como se ha visto anteriormente, no son pocas las características que los grupos al margen de la ley que operan en el territorio colombiano, comparten con los actores de las Guerras de Cuarta Generación. Los métodos, formas de organización y objetivos son propios de actores no estatales que usan armas y métodos no convencionales de guerra.

2.3. Componente multifactorial

En la contención de la acción armada de las Fare y de las derivaciones violentas perpetradas por grupos ¡legales como las bandas criminales Bacrim, las guerras urbanas están ajustándose a la estrategia global que enmarca la seguridad nacional como un asunto que entraña una diversidad de factores como el concepto de soberanía global.12, que está asociado a escenarios disímiles de guerra porque los objetivos también han ido cambiando. Esto lo saben y administran bien los grupos armados ilegales en tanto hacen de la guerra psicológica un aliado directo sobredimensionado por la acción de los medios de comunicación y con el uso de la tecnología avanzada.

ParaGuy Berger13 conocedorde la políticaglobal contra el terrorismo, reconstruir y estabilizar son tareas de planificación que las fuerzas legalmente constituidas han de acometer, contemplando la complejidad de factores que en todo proceso de cambio estratégico deben medir:

Así, puede entenderse por qué, la tarea de tornar sustentable la paz tiene en la guerra de cuarta generación un cometido imperioso, porque en la contención de la guerra urbana no se desestimen los escenarios cambiantes que la confrontación asimétrica plantea, tanto en el accionar táctico en las ciudades como en el planeamiento operacional que estas variantes plantea. Al respecto cabe referirse a lo estipulado por Fisher:

Dentro de la potenciación de la tecnología avanzada y el empoderamiento de los medios en el reaccionar de las masas, la táctica para la paz en las sociedades que están agotando conseguirla y por ende luego sostenerla, no puede desentenderse de las urbes y las metrópolis donde muchos grupos ejercen presión y notoria influencia en los centros de poder para bombardear a la opinión pública y tras una guerra psicológica, disputárselos de su lado. Conseguir la paz es, en el fondo, comprender el intríngulis de la guerra14

Como se observa, estos componentes derivan un ambiente propicio para ejercer una planeación más acorde con el tiempo que la globalización demarca frente al poder mediático y propagandístico ante el cual, la Institución militar ha de contemplar correctivos urgentes en el modo como debe administrar el efecto de la guerra psicológica en cada uno de los entes receptores de la evolución del conflicto.


3. El impacto de roles

El accionar de los medios en este tipo de confrontación urbana trasciende los espacios convencionales y se transforma en un arma poderosa por parte de organizaciones como las Fare, que ante la guerra psicológica se empoderan en su capacidad desestabilizadora valiéndose de la propaganda como plataforma de posicionamiento. En las ciudades, las fuerzas legales han debido observar un cambio de estrategia y esto lo conoce el Estado, más aún cuando globalmente las amenazas a la seguridad nacional adquieren la forma de transnacionalismo armado.

Si bien el control de la seguridad tradicionalmente lo ejerce el Estado, sabido es que las otras fuerzas transnacionales han asumido el liderazgo de la guerra política y la propaganda jurídica para contrarrestar la acción militar, especialmente en las urbes desde donde puede irradiar mayor temor y amedrentamiento. Ante esta modalidad, urge una nueva forma de enfrentar al enemigo que ha permeado las universidades, los medios masivos y el seno de colectividades internacionales donde los cascos urbanos son un punto de acogida muy significativo.

Así, en la expresión de la guerra asimétrica15 ya no son las columnas, ni la lucha en el terreno propio de batalla ni en el escenario natural de la guerra sino en el casco urbano dónde liderar y penetrar con impacto mediático. El poder de la artillería es otro; en palabras de Berger "la tecnología y sus fuentes de alimentación global".16 A este respecto ha dicho Jiménez Moyano:

Si se parcializa el pensamiento colectivo y luego se le bombardea con mensajes dubitativos, se está tomando ventaja de un teatro de operaciones que está a la orden del día y son las ciudades en las que confluye la inmediatez dada por los medios, el ruido mediático que se obtiene con solo idear una acción que trascienda y se convierta en telón transnacional y ya está: no costó cruce de fuego y balas sino cruce de estrategias persuasivas y asertivas. Es todo lo que necesitan los agentes desestabilizadores; robar la atención y que alrededor se disparen las luces de la irradiación de sus mensajes.17

En la continuidad de este pensamiento es plausible comprender que se precisa de una interpretación genuina de lo que significa la guerra de cuarta generación porque sólo así puede administrarse con mayor garantía el conocimiento de cuándo, cómo y con qué el enemigo se erige desde lo urbano como articulador del potencial de esta última fase de la confrontación.

Hasta el momento el mundo había conocido las clásicas expresiones de la guerra pero con el surgimiento de los avances tecnológicos y la activación de la plataforma propagandística que tiene en las ciudades un aliado firme en tanto colectivos humanos, centros educativos, instituciones y organizaciones dispares le asistan, esta guerra de cuarta generación está planteando mecanismos audaces en el plano geoestratégico y político. La guerra urbana aprovecha los vacíos y la vulnerabilidad de un segmento de la población desperdiciado.

Del poder sobre los roles se nutre la guerra urbana porque penetra espacios no cubiertos por el Estado de manera que en aras de esa debilidad, habría que ver cuánto de las estrategias adoptadas por las Fuerzas legales del Estado antes de la guerra de cuarta generación, siguen siendo válidas cuando la guerra urbana adquiere dimensiones que globalmente plantean retos por su poder articulador que en lo mediático ha encontrado amplio soporte.

De otro lado, en las llamadas operaciones psicológicas18, el rol del enemigo es neutralizar la información del Estado y potenciar todos los componentes intranacionales o transnacionales a su favor. Siendo así, ante tal realidad urge que el Estado colombiano y las Fuerzas Militares interpreten el momento histórico de transformaciones que hoy se está viviendo a causa del control mediático que el enemigo viene observando y por esa misma razón adopte otras estrategias donde uno de los aspectos angulares a tomar en cuenta sea la opinión pública. Puede afirmarse que esta guerra hace mención directa a medir el potencial de comunicación asertiva con que cuenta cada una de las partes en conflicto. Si bien el rol de quien tomaba ventaja en una guerra de tercera generación era justamente proclamarse victorioso mediante la dispersión, hoy esa misma dispersión se obtiene a través de direccionar pensamientos y propiciar reacciones planificadas para debilitar al adversario.

Los roles en este tipo de guerra son asimétricos y la medición pulso a pulso de los actores del conflicto se cifra en cuanto componente de la psicología social guarde algún nexo con el sector económico o político para incidir de modo directo en los centros de poder y en la opinión pública mundial.


4. La psicología de masas y el control social

La tesis según la cual, la guerra urbana es un elemento articulador de la guerra de cuarta generación, se acentúa aún más porque este tipo de guerra despliega a la psicología de masas cual artillería persuasiva y estratégica dado que en esta encuentra un asidero científico sobre el cual producir reacciones deliberadas, tanto en el medio rural como urbano y a través de comandos de poder estratégicos y tácticos.19 Las Fare se han anticipado a entenderlo muy bien y por esta razón han encontrado que en las ciudades los focos de atención recaen en los centros de poder en virtud de irradiar un grado de desinformación tal, que resulta complejo sustraerse de la guerra psicológica implícita en esta nueva forma de librar batallas.

Como se sabe, la psicología de masas asociada al terrorismo tiene su fundamento en las concepciones de Kemberg cuyos postulados los engloba este concepto:

El objetivo primario del terrorismo es producir horror, esto es, una sensación desorganizadora de miedo que invada al enemigo, desestabilizando la estructura social, el gobierno y el estilo de vida de éste. Aunque la finalidad última del terrorismo es la aniquilación del enemigo, este objetivo puede incluir cierta flexibilidad táctica como paso preliminar. Los grupos terroristas pueden entrar en negociaciones con el adversario, pero, por definición, estas negociaciones han de ser engañosas en tanto en cuanto el objetivo final no es la conciliación, sino la destrucción del enemigo [...] Cualquier tipo de compromiso amenazará la pureza de la utopía del terrorista y la supervivencia misma de la ideología fundamentalista20

Así, valiéndose de la tecnología de última generación y penetrando sectores decisivos a manera de estrategia de control social para producir reacciones en cadena y en masa, la guerra urbana se enquista en el pensamiento, la actitud y la posición de grupos determinados que responden a las reglas de la propaganda planificada.21 Como lo muestra el siguiente esquema, la equivalencia de los componentes de las guerras de primera, segunda y tercera generación se trasladan en el plano de la guerra de cuarta generación a una estructura fundamentada en la psicología de masas. Esa equivalencia tal como a continuación se describe, ilustra cuánto del poder de la guerra psicológica está utilizándose en la guerra urbana y cómo esta, se erige como soporte articulador de la guerra de cuarta generación.


5. Conclusiones

La descripción integral de esta reflexión se encamina a comprender que en la intención de controlar la conducta social masiva, las operaciones que el Estado colombiano y las Fuerzas Militares adelanten para socavar lo ganado por las Fare y los grupos ¡legales en los escenarios urbanos, la Inteligencia habrá de incorporar la tarea de las operaciones psicológicas en el marco del accionar y la táctica informática y electrónica dentro de una plataforma militar conjunta y a la vez estratégica. Quiere esto decir que valiéndose paralelamente de la propaganda masiva, es posible optimizar la táctica implícita en la comunicación asertiva que empieza a planificarse en los comandos operativos y en el nivel estratégico, para que las operaciones de información se enlacen como herramienta de neutralización de las amenazas donde quiera que la desinformación emanada de las agrupaciones terroristas haya logrado persuadir o influir de modo masivo.

Sin embargo, en aras de la seguridad nacional, las operaciones de información respaldadas por la tecnología avanzada no distan de lo que Kass y O'Neill, identificaron como "Diplomacia Coercitiva"22 en la intervención en el Golfo Pérsico: "El retiro inmediato completo e incondicional de las fuerzas iraquíes de Kuwait, la restauración de un gobierno kuwaití legitimo, la seguridad y estabilidad de Arabia Saudita y el Golfo Pérsico y la seguridad y protección de la vida de los ciudadanos americanos en el exterior".

Sin duda ahí, la psicología de masas y el control social evidenciaron su papel en un evento al que asistió gracias al poder mediático, la opinión pública mundial la cual no se sustrajo del poder de sugestión y adhesión grupai.

Se deduce que en la guerra urbana se cifra una articulación que para la guerra de cuarta generación se antoja cómoda e incluso oportuna especialmente cuando como bien concluye un estudio adelantado por Paniagua y Fernández Soriano sobre la psicología del terrorismo, "diversos comités de las Naciones Unidas han sido incapaces de definir a satisfacción de todos quiénes han de ser considerados terroristas y quiénes luchadores por la libertad (cf. Vedantam, 2003)". "De todos es conocido que un grupo calificado de terrorista por un estado puede ser considerado por otro como compuesto de héroes nacionales, y que el terrorista de hoy puede ser el respetado político de mañana".23

El examen de roles de la guerra de cuarta generación y el punto de inflexión que la guerra urbana registra para dimensionar su papel articulador es el que plantea de plano el reto que el Estado tiene de transformar las estrategias y recuperar también la seguridad en las ciudades. No se puede recobrar ese espacio sin que éste no se ajuste a las reglas que el avance tecnológico de la mano del efecto mediático, la psicología de masas y la propaganda, imponen en un escenario globalizado donde se gana protagonismo y control a través de herramientas asertivas que hoy son las armas no visibles que consiguen adhesión tanto en las formas de pensar como en los modos de reaccionar y decidir.

En síntesis, la apuesta es por los centros de poder, la opinión pública mundial, los grupos y los sectores estratégicos más los escenarios urbanos, pero a través de las armas mediáticas y las redes tecnológicas colmadas de sofisticados mecanismos unidos a la pericia y el manejo del arte operacional, en materia de comunicación asertiva por parte de las Unidades y comandos destinados para ello. Ese es el reto para entrar en la sinergia competitiva que las amenazas globales imponen y de la cual el Estado colombiano y sus Fuerzas Armadas no pueden sustraerse.


1 LEAL BUITRAGO. Francisco. La inseguridad de la seguridad. Bogotá. Ed. Planeta. 2006. p. 13.
2 KALDOR Mary. Nuevos conceptos de seguridad, p. 153.
3 Ibidp.p. 21
4 Ibid. p. 18
5 Las principales revelaciones del computador de 'Raúl Reyes'. Disponible en http://www.semana.com/wf_lnfoArtlculo.aspx?lsArt=109912. (Citado el 19 de octubre de 2009).
6 Gobierno anuncia un ‘salto estratégico’ para darle la estocada final a las Fare. El espectador. Disponible en http://www.elespectador.com/articulo132498-gobierno-anuncia-un-salto-estrategico-darle-estocada-final-farc. (Citado el 24 de octubre de 2009).
7ACERO VELÁSQUEZ, Hugo. ¿Política democrática? En la seguridad democrática, no existe una política integral de seguridad urbana. Cambio. Disponible en: http://www.cambio.com.co/portadacambio/842/ARTICULO-WE-NOTA_INTERIOR-CAMBIO-5892429.html. (Citado el 16 de octubre de 2009)
8 BORRERO Armando. Seguridad ciudadana. Cambio. Disponible en: http://www.cambio.com.co/portadacambio/842/ARTICULO-WEB-IMOTAJNTERIOR CAMBIO-2.2. Componente táctico5892428.html. (Citado el 16 de octubre de 2009).
9 UESSELER, Rolf. La guerra como negocio. Bogotá, Colombia: grupo editorial norma, p. 218.
10 Ibíd. p. 218
11 GAVIRIA. José Obdulio. Sofismas del terrorismo en Colombia. Colombia, Planeta, 2005. p. 219
12 ESCUELA DE LAS AMéRICAS. Manual sobre terrorismo y guerrilla urbana. Washington, 2011 p. 83
13 Director y fundador de Polis, laboratorio de ¡deas (Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres) Autor del libro "WikiLeaks: noticias en la era de las redes", que detalla la historia de WikiLeaks y evalúa su impacto en el periodismo y la política: también de "Supermedia" (Supermedios) donde ahonda en la incidencia del periodismo en red en plena dlgitalización de los medios tradicionales. (Cfr. WEB oficial de la Unesco).
14 FISHER, lan. "Persiguiendo la paz en Oriente Medio". En sitio Web The Times (Consultado el 18 de abril de 2012).
15 Op. Cit. 12
16 Op. Cit. p. 13
17 JIMÉNEZ MOYANO. Manual de Inteligencia y Contrainteligencia. Madrid. Editorial Clsde, 2012 p. 128
18 Se refiere a la forma no convencional de hacer la guerra mediante planificar por ejemplo la propaganda e influir en comportamientos para de alguna manera, dividir la opinión y finalmente adherir sectores a favor.
19 FOWLER. Christopher W. Center of gravity - still relevant after all these years. Paper. U.S. Army War College. Pennsylvania. Carlisle Barracks, 9 april 2002.
20 KEMBERG. Otto F. Ideología, conflicto y liderazgo en grupos y organizaciones. New Haven, Yale Universal Press. 1998 p. 87
21 Ibidem
22 KASS. Ilana y O'NEIL. Bard, "La Guerra del Golfo Pérsico: una apreciación político militar" Estrategia comparativa, Vol.. 11, Abril-Junio 1992, pp. 6-12
23 PANIAGUA, Cecilio y FERNÁNDEZ SORIANO, Javier. "Psicología de las masas y violencia". En Revista de Humanidades, Barcelona. Ars Medica, 2007



Bibliografía

Fuentes documentales

1. GAVIRIA, José Obdulio. Sofismas del terrorismo en Colombia. Colombia, Planeta. 2005

2. JIMÉNEZ MOYANO. Manual de Inteligencia y Contrainteligencia. Madrid. Editorial Cisde, 2012

3. KALDOR Mary. Nuevo concepto de seguridad.

4. KASS, Ilana y O’NEIL. Bard, "La Guerra del Golfo Pérsico: una apreciación político militar". En Estrategia comparativa. Vol., 11, Abril-Junio 1992

5. LEAL BUITRAGO, Francisco. La Inseguridad de la seguridad. Bogotá, Ed. Planeta. 2006

6. UESSELER, Rolf. La guerra como negocio. Bogotá, Grupo Editorial Norma

Fuentes institucionales

1. ESCUELA DE LAS AMÉRICAS. Manual sobre terrorismo y guerrilla urbana. Washington. 2011

Fuentes electrónicas

1. ACERO VELÁSQUEZ, Hugo. ¿Política democrática? En la seguridad democrática, no existe una política integral de seguridad urbana. Cambio. Disponible en: http:// www.cambio.com.co/portadacambio/842/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR_CAMBIO-5892429.html. (Citado el 16 de octubre de 2009)

2. BORRERO Armando. Seguridad ciudadana. Cambio. Disponible en: http://www.cambio.com.co/portada-cambio/842/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR_CAM-BIO-2.2. Componente táctico 5892428.html. (Citado el 16 de octubre de 2009)

3. FISHER, Ian. "Persiguiendo la paz en Oriente Medio". En sitio Web The Times (Consultado el 18 de abril de 2012)

4. Las principales revelaciones del computador de 'Raúl Reyes'. Disponible en http://www.semana.com/wf_ln-foArticulo.aspx?ldArt=109912. (Citado el 19 de octubre de 2009)

5. Gobierno anuncia un 'salto estratégico' para darle la estocada final a las Farc. El espectador. Disponible en htto://www.elespectador.com/articulo132498-gobier-no-anuncia-un-salto-estrategico-darle-estocada-final-farc. (Citado el 24 de octubre de 2009)

Páginas WEB

1. Unesco http://www.unesco.org/new/es/communication-and-information/events/calendar-of-events/events-web-sites/the-media-world-after-wikileaks-and-news-of-the-world/list-of-speakers/