Artículo

Revista Estudios en Seguridad y Defensa 11(21): 45-52, 2016

Neoliberalismo: Preludio del Marxismo Humanista1

DARÍO ENRIQUE CORTÉS CASTILLO2, ALEXANDRA RUEDA ALDANA3


1 Artículo de reflexión vinculado al proyecto de investigación “Mutación de las Revoluciones” del grupo de investigación “Masa crítica” de la Escuela Superior de Guerra, Colombia. Los autores agradecen el apoyo y la financiación de la Institución.
2 Magíster en Inteligencia Estratégica y Prospectiva de la Universidad Jaume I de Castellón, España. Docente e investigador del Departamento de Estrategia de la Escuela Superior de Guerra, Colombia. Contacto: darioenco@yahoo.es
3 Internacionalista y politóloga de la Universidad Militar Nueva Granada, Colombia. Asistente de investigación del Departamento de Estrategia de la Escuela Superior de Guerra, Colombia. Contacto: alexa-ruedaaldana@hotmail.com


Recibido: 26 de octubre de 2015
Aprobado: 27 de noviembre de 2015


Resumen

El mundo es un sistema cambiante, que le otorga a las potencias del momento la capacidad de plantear un nuevo orden por determinado tiempo. Para el presente siglo los Estados Unidos de Norte América, estableció los parámetros de la cotidianidad mundial a partir de un sistema económico, caracterizado por un capitalismo neoliberal globalizante que se expande a los ámbitos políticos y socio-culturales. La emergencia como potencia hegemónica con pretensiones de establecer modelos, normas y valores únicos, ha propiciado la crítica de diversas tendencias de pensamiento; algunas de manera moderada buscan la corrección del modelo, ante otras que con posturas más radicales propenden por descalificarlo, tildándolo de teoría inhumana y depredadora en aras de revivir y justificar la vigencia del marxismo y en especial de la vertiente humanista o neo marxista como un modelo global alternativo.

Palabras claves: Neoliberalismo, hegemonía, globalización, Neo Marxismo,


Abstract

Neoliberalism: Preamble of Marxism Humanist

The world is a changing system, which gives the hegemon the ability to perform the action plan for a specified period. The United States of America has been able to establish the parameters of the everyday world from an economic system, characterized by a globalizing neoliberal capitalism expanding political and socio-cultural areas. The emergence as a hegemonic power with pretensions to establish models, standards and unique values have led to criticism that some moderately seek correction model but more radicals have to disqualify calling it inhumane and predator in order to come alive again and justify rereading Neo Marxist an alternative global model.

Keywords: Neoliberalism, Globalization, Hegemony, Neo Marxism.


Resumo

Neoliberalismo: Preãmbulo do marxismo humanista

The world is a changing system, which grants the great powers the ability to pose a new world order for a specific period. During the present century, the United States of America established the everyday parameters starting from a new economic system characterized by a globalizing neoliberal capitalism spreading through political and socio-cultural environments. It's emergence as a hegemonic power with pretensions of establishing a new world model, new standards, and a unique set of values, provoked a wave of criticism from a number of thinking trends. In this sense, some moderate thinking currents seek the correction of the model opposing radical postures intending to disqualify it, labeling its theory as inhuman and predatory in order to revive and justify the validation of the Marxist concept, especially from the humanist or the neo-Marxist current as an alternate world model.

Palavras Chaves: Neoliberalismo, a hegemonía, Globalização, Neo Marxismo


Introducción

La confrontación Este-Oeste conocida como guerra fría, caracterizada por el fundamento ideológico diferenciador e irreconciliable entre capitalismo y comunismo y que trascendería las esferas económicas, sociales y culturales, se desarrolló durante muchos años en una situación de bipolaridad en la que se presentaron etapas de tensión internacional que pusieron en vilo la tranquilidad de la humanidad.

Sin embargo, en desarrollo de esta dinámica para finales de los años 80s. e inicios de los 90s se observaron una serie de reformas por parte del gobierno de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en cabeza de Mijaíl Gorbachov, Perestroika (reestructuración política y económica) y Glasnost ( transparencia), que tardíamente aplicadas propiciarían la caída del régimen comunista.

Los cantos de victoria no tardarían en escucharse, teóricos como Francis Fukuyama haciendo eco de la situación, promulgaría la criticada tesis del fin de la historia, anunciando el advenimiento de un nuevo orden mundial que conteniendo en esencia los postulados del Consenso de Washington, delinearía el modelo globa-lizador de democracia neoliberal. Sentencia que acorde a la postura hegemónica de la potencia vencedora debían extenderse por todos los rincones del mundo a manera de pensamiento único desconociendo las especificidades y cosmovisiones de cada uno de los países y despreciando la posibilidad de resurgimiento de tesis antagónicas contradictorias inspiradas en el Marxismo.

Por lo expuesto el presente ensayo analizará mediante la aplicación del método cualitativo y descriptivo como la postura triunfalista de los países que fungen como hegemones, al pretender imponer modelos de pensamiento único anima e inspiran el surgimiento de tesis contra hegemónicas. Para ello, se iniciará el estudio con la descripción de la relación vencedor vencido y la imposición de un modelo para la posmodernidad, continuando con la crítica de la que es objeto en la actualidad el modelo globalizador de capitalismo neoliberal, tanto por parte de intelectuales moderados como de los detractores más radicales, para finalizar esbozando como ante este tipo de modelo que se pretende implantar inspiran el resurgimiento de una de las variables del marxismo. El Marxismo humanista.

La imposición de una teoría, la relación Vencedor - Vencido.

Las guerras en su esencia sin importar su naturaleza tienen como final la imposición de condiciones a los vencidos hacia el establecimiento de modelos políticos y económicos por parte de los vencedores. Sin embargo la guerra exige que al vencido se le dé un tratamiento digno permitiendo que sus cosmovisiones y verdades se respeten a la luz de los nuevos cambios, que de no ser así y al recibir posturas despóticas y triunfalistas alimenta la pasión de su contrincante quien en aras de garantizar su honra tomara alientos de su más profundo espíritu para engendrar un nuevo modelo teórico que confronte la situación de opresión (Neira, 2010).

La humanidad ha registrado como esta relación de vencedor y vencido llevada sin dignidad y decoro, ha conducido a la emergencia de nuevos odios, venganzas y revanchas que llevaron a la sociedad moderna a sufrir una de las más grandes tragedias. Tal sería el caso de las medidas que los vencedores agrupados en la Entente, impusieron mediante el Tratado de Versalles a Alemania, lo que propició el surgimiento de los mitos del nacionalismo, el racismo y la guerra permanente (García, 1987) como expresiones del vacío dejado ante el fracaso de otras ideologías y proyectos políticos y que a la vez alentaban los espíritus de esperanza de los hombres (Hobsbawm, 1992).

En la manera particular de concluir las contiendas donde los tratados y acuerdos que han de moldear los fundamentos del nuevo orden y que a su vez determina durante años la suerte de los vencidos se debe tener especial tacto y prudencia. No siendo así, para el caso de la Alemania de 1919, la que en Versalles el tratado recibió un calificativo de “ajuste de cuentas”, como lo relatará el periodista Friedrich Stampfer al escuchar las palabras de Clemenceu. Las exigencias que se resumieron en reparaciones onerosas excesivas, pérdida de territorios y reducción del estamento militar, afectaron profundamente el honor nacional de los alemanes constituyéndose a la vez en un futuro muy próximo en la causa del surgimiento de nuevos liderazgos que alimentaron la Segunda Guerra Mundial (Albino, 2001).

Los registros históricos como los de Volker Berghahn permiten aproximar que la gran guerra sería el preludio del nacionalsocialismo que a su vez conduciría a la orgia de violencia que sumió en una época más larga a Europa y a todo el mundo. Su causa, un tratado de paz de catorce puntos muy distantes de los pretéritos valores de magnanimidad frente a los vencidos, del tratamiento de la victoria con generosidad y de la honra del vencido valiente (Vosters, 1973).

Sin embargo, pareciera que la historia no deja muchas enseñanzas, al constatarse que ha finales del siglo XX, se registrarían las mismas posturas propias del vencedor sobre el vencido de inicio del siglo. Una vez rendido el modelo soviético del socialismo real, surge estruendosamente un nuevo modelo de sociedad global, un nuevo orden mundial, donde se erige un solo actor dominante a nivel global, con las condiciones de potencia hegemónica propia al contenido del Destino Manifiesto (Ugalde & Duarte, 2013).

Desde esta cosmovisión del Destino Manifiesto los analistas como Díaz Arenas plantean que la evolución de la potencia sustenta la idea de la predestinación calvinista que consiste:

A los elegidos de Dios les corresponde el continente y tienen a su cargo civilizarlo”, continúa: “el Todopoderoso ha escogido a la presente generación para erigir el imperio americano. Y así es como ha surgido de repente en el mundo un nuevo imperio: los Estados Unidos de América. Un imperio que apenas nacido, ya atrae la atención del resto del universo y promete, con la bendición de Dios, ser el más glorioso que jamás se haya conocido. (Díaz Arenas, 1998, p.187)

Con la victoria norteamericana se ha producido una situación sin precedentes, por primera vez una potencia exterior al continente europeo se ha constituido en árbitro de las relaciones entre los Estados de Eurasia y además en potencia global dominante. Los EE.UU., se han convertido en la primera potencia a la que se le puede denominar con toda propiedad como potencia mundial.

El poder global al que han llegado los EE.UU. es por tanto único, por su envergadura y su ubicuidad. América controla no solamente la totalidad de los océanos y mares, sino que además dispone de fuerzas anfibias que le permiten intervenir en todas partes (Brzezinsk, 1998, p.251)

Su estrategia contemplaría la propuesta unilateral del modelo neoliberal como fundamento teórico del capitalismo, exaltando el predominio del poder económico sobre el ideológico - militar. La extensión hacia todos los rincones del globo de un modelo de valores y de códigos de conducta comunes que establezca los patrones que delineen las posturas político económicas y sociales en las relaciones internas y externas de los Estados, lo enmarcan dentro de los patrones de un “Gobierno Global” donde se proclame la “Democracia Liberal como un valor general” (Gowan, 2001).

Los avances más significativos se dan para finales del siglo XX y comienzos del siglo XXI, cuando los Estados Unidos concentran su poder en el imperialismo a través del carácter global, caracterizado por varios puntos importantes que se mantienen en el tiempo: La hegemonía militar, económica y política (Couriel, 2007). Su poder desde el 2001, sufrió cambios significativos al enfocar su política internacional en la defensa de la Seguridad Nacional mediante, la aplicación del poder duro o hard power y la aplicación de las tesis neoconservadoras mesiánicas, con las que pretendería afianzar el predominio mundial, sin importar con sus decisiones unilaterales la afectación de los organismos multilaterales como las Organización de Naciones Unidas (Valdes & Duarte, 2013).

De ahí que la intención hegemónica capitalista por implementar un pensamiento único fundado en la ideología Neoliberal, se constituye en la fuente de inspiración de intelectuales de izquierda y también de algunos de derecha para el esbozo de tesis que permitan enfrentar las nuevas realidades imperialistas. Siendo Las críticas y las ansias de revancha más severas y punzantes desde la otra frontera ideológica contrahegemónica.

La crítica moderada y radical al Neoliberalismo globalizante

Si bien el Neoliberalismo se presenta como la teoría que contribuirá al desarrollo de las Naciones, al bienestar de los pueblos, a la disminución de las desigualdades y al crecimiento económico (Beck, 2008), los acontecimientos y evidencias recogen desde varios rincones geográficos la crítica y condena a sus planteamientos, permitiendo diferenciar dos líneas bien delimitadas, una de tendencia moderada, que articula posturas de diversos estudiosos y otra frontalmente radical, de la que surgen señalamientos que lo identifican como un modelo inhumano, cínico, destructivo, depredador, fascista y anacrónico que ha conducido a la humanidad a una etapa imperialista, neocolonial donde la explotación, la esclavitud, la exclusión, la opresión, la destrucción y la depredación son adjetivos que lo califican (Gutiérrez, 2009).

Desde ésta perspectiva, el nuevo orden caracterizado por el Globalismo Neoliberal, se constituye a su vez en el objeto de estudio por parte de sus antagonistas ideológicos quienes escudriñando sus entrañas y su práctica, permita debelar sus falacias y contradicciones hacia la descalificación de su discurso. Algunas opiniones moderadas como las del sociólogo alemán Ulrich Beck, califican al Globalismo Neoliberal como “una forma fenoménica del pensamiento y de la acción unidimensionales, un tipo de Cosmovisión Mono causal del economicismo” (Beck, 1998, Pág. 221), descripción que de entrada niega cualquier posibilidad de respeto e inclusión a las cosmovisiones y a la atención de factores multiculturales y multidimensionales, que gravitan en los Estados Nacionales diferentes al interés absoluto económico.

El Globalismo desde su característica economicista en su cosmovisión mono causal lo lleva a ser comparado con las tesis reduccionista del filósofo de Tréveris. El neoliberalismo con la resignación de los factores políticos, sociales y militares al primado de la economía “se parece a su enemigo mortal el marxismo. En realidad es el renacimiento del marxismo como ideología de gestión” (Beck, 1998, pág. 228) que despreciando por lo tanto la dinámica de las relaciones sociales lo resignara al desván de las tesis caducas.

En el mismo sentido, las interpretaciones a los postulados neoliberales globalizadores y sus consecuencias se soportan sobre las secuelas nocivas al orden político social y cultural, como lo registran algunos de los estudios del Instituto de la Juventud del Gobierno español, al plantear que los postulados de soberanía del Estado Nación, así como los elementos de cohesión de la sociedad como son sus valores, principios y realidades se ven vulnerados por organismos políticos y económicos supraestatales que han impregnado a las sociedades del modelo consumista Macdonalizante con la intención de alcanzar la homogeneización cultural (Argilés, 2007). La afectación cultural del nuevo modelo en las sociedades modernas, ha trascendido al despojo del ser humano de su esencia ético y moral llevándolo a las instancias del individualismo, la competitividad, el egoísmo y el materialismo que ha hecho de éste una máquina de consumo, un ente despojado de valores y virtudes donde la ley de sálvese quien pueda pareciera tomar actualidad (Benítez Romero & Vivas Esteve, 2007).

Finalizando los aportes del pensamiento moderado y objetivo cabe destacar las contradicciones que enfatiza el Nobel Josep Stiglitz el cual afirma que:

La globalización (cuando está típicamente asociada a la aceptación del capitalismo triunfante de estilo norteamericano) es el progreso; los países en desarrollo la deben aceptar si quieren crecer y luchar eficazmente contra la pobreza. Sin embargo, para muchos en el mundo en vías de desarrollo la Globalización no ha cumplido con sus promesas de beneficio económico. (Stiglitz, 2007)

La brecha entre poseedores y desposeídos se amplía significativamente, los costos de la aplicación del modelo son cada vez más desastrosos al afectar el medio ambiente, la degradación de las condiciones de vida de los ciudadanos se incrementa al multiplicarse los índices de pobreza afectando directamente la estabilidad de los países del tercer mundo. (Stiglitz, 2007).

Desde otra vertiente de opinión, más mordaz y radical, motivada por las circunstancias concretas de imposición de un nuevo orden y de un nuevo modelo político, surgido de la falacia del “Fin de la Historia” surgen planteamientos como al respecto lo hiciera el sociólogo español Francisco Fernández Buey (2007), quien no se detuvo en miramientos al calificar al modelo neoliberal de autoritario, fascista o neofascista (Fernández Buey, 2007) propio de su arrogancia imperial. Calificativo nada ajeno a las posturas oficiales norteamericanas las que literalmente en las declaraciones dadas por los servidores públicos americanos demuestran la arrogancia de un imperio que no tiene el mínimo respeto por los demás, como lo expuso la secretaria de Estado del “progresista” gobierno de Bill Clinton, Madeleine Albright:

“Si, somos un imperio, ¿y qué? ¿Qué tiene de malo eso?”. “Somos una nación indispensable e irreemplazable”. Es una nación, “una suerte de Imperio benévolo que no imprime ni explota, sino que surca los siete mares para liberar a los pueblos de las cadenas del atraso y la opresión, y para sembrar el libre comercio y la democracia”. (Borón, 2006, pág.475).

Frente a esta situación el imperialismo como rasgo fundamental e innato del capitalismo moderno, aparecería entonces como la salida necesaria para que el sistema recuperase su vitalidad y su dinamismo, pero que agotados los espacios de expansión territorial el modelo se volvió sobre la sociedad. Acentuando, así un proceso de mercantilización universal, que usurpando la prestación de los servicios básicos y la satisfacción de las necesidades como función social del Estado, los trasladó a empresas multinacionales y al capital privado, para comercializar los derechos a la salud, vivienda, educación, seguridad social, y la explotación desmedida de los recursos estratégicos, reafirmando en síntesis que la globalización neoliberal no es mas que la fase superior del imperialismo, expuesta con mayor omnipresencia y opresión (Borón, 2010).

La aplicación del modelo de democracia neoliberal ha producido los efectos esperados por la receta capitalista, la inequidad y la profundización de la miseria se refleja en la elemental ecuación que arroja como resultado, el que cada día se hacen unas pocas personas más ricas mientras cada día se hacen muchas más pobres en contradicción de las tesis de reparto igualitario. Sin embargo el esquema se ha mostrado ampliamente caritativo al ofrecer grandes empréstitos que han llevado a los países periféricos al estrangulamiento y depen -dencia de sus economías y a la pauperización de las condiciones de vida de sus connacionales al someterse a las condiciones del creciente endeudamiento y a las exigencias desmedidas e irracionales de los organismos financieros internacionales que doblegan la función de los gobiernos. El escenario se podrá resumir como lo expone Franz Hinkelammert citado por Harnecker.

Se trata de una democracia agresiva sin consenso, con extremo control de los medios de comunicación por intereses económicos concentrados, en la que la soberanía no reside en los gobiernos civiles, sino en los ejércitos y más allá de ellos, en los organismos financieros internacionales que representan los gobiernos del centro... Se trata de democracias controladas, cuyos controladores no están sometidos a ningún mecanismo democrático. (Harnecker, 2009, pág.175)

En su tromba absolutista el neoliberalismo con su modelo económico y político consecuentemente permite reafirmar que sus directrices emanan de una estirpe social excluyente, discriminatoria, patriarcal y depredadora, que alienando a la sociedad promueve la cultura de la guerra dejando de lado la valía del ser humano como epicentro de la evolución de la sociedad. Este modelo depredador, en sus prácticas, ha demostrado el incremento de los niveles de explotación y exclusión, de discriminación socio cultural, de opresión política y de enajenación, permitiendo que algunas organizaciones y movimientos sociales como Los Sin Tierra de Brasil y los Neo zapatistas entre otras redes feministas, indígenas, sindicales, juventudes y de diversa naturaleza, definan a la globalización imperialista como un “sistema de dominación múltiple del capital” que contempla como fin, “la muerte de los sujetos subalternos y la destruccion del entorno ambiental.” (Gutiérrez, 2009. Pág. 4)

En síntesis, el neoliberalismo globalizador como fase superior del imperialismo, articula en su esencia una concepción deshumanizada plagada de métodos de opresión y arrogancia, de una estirpe que pretende imponer por la fuerza a manera de pensamiento único su modelo individualista sometiendo a la universalidad a su aniquilación.

El resurgimiento de una teoría

Expuesta la caracterización del capitalismo neoliberal globalizante, y enfatizando lo presentado por la vertiente de pensamiento radical que lo define como una teoría plagada de contradicciones que conduce a la humanidad a su extinción, se puede plantear que su propuesta y evidencias motivan a manera de preludio la fundamentación teórica por parte del Marxismo de tesis, que dignifiquen al ser humano y lo libere de las cadenas de la explotación y de la opresión capitalista. Su esfuerzo no sería en vano y la respuesta inspirada en los manuscritos de París de Marx de 1844, se constituiría en su basamento teórico que daría la batalla contra la enajenación neoliberal y la reedición del Marxismo Humanista.

En este sentido, desde América Latina se levantan banderas emancipadoras que propugnan por un mundo nuevo, un mundo mejor que rompa con las cadenas neocoloniales que ha impuesto el nuevo orden y que pretenden condenar a la humanidad a circunstancias de esclavitud y explotación. Los epítetos contra la globalización y el neoliberalismo, van más allá de su condena, de puntualizar sus vacíos y contradicciones. Las iniciativas sobrepasan la mera reflexión y crítica llegándose al llamamiento de la sociedad a la salvación de la misma ante la barbarie de la que son objeto, como consecuencia de los grupos del poder financiero transnacional que han imbuido al mundo en la para-fernalia de la guerra, la corrupción y la destrucción del planeta. (Antognazzi, 2007)

Es importante destacar, las propuestas que desde esta arista contrahegemónica se plantean como alternativas ante el contexto de “Imperio único”. El sociólogo y filósofo español Fernández Buey, expone que la vía hacia la solución se fundamenta en la formación de una nueva teoría de la emancipación humana, que desde las bases de un marxismo humanista postmoderno contribuya a impulsar la tradición liberadora (Fernández Buey, 1992). Sus postulados destacan como mecanismo de acción la desobediencia civil aclarando a la vez, que por el hecho de que ésta sea considerada pacífica y se ejerza la desobediencia pacífica per sé “no tiene por qué implicar la renuncia explícita a toda forma de violencia defensiva y para siempre.” (Fernández Buey, 2007. pág 31)

Desde el vecindario hispánico igualmente se esbozan propuestas revolucionarias que convocan a la humanidad a superar la alienación de la que ha sido objeto históricamente hacia la construcción de una conciencia colectiva en la lucha por la dignidad y la emancipación de las tesis neo conservadoras que han sumido al mundo en el hambre, la desnutrición y el desastre ecológico exigiendo para su salvación la radicalización del presente (Sousa Santos, 2006).

En este propósito la formación de la homogeneidad de conciencia contrahegemónica, se suscitará a la manera de Gramsci en el campo de la batalla cultural, escenario en el que simultáneamente se disgregará y demolerá el prototipo individualista y egoísta de sociedad instaurado por el modelo capitalista, neoliberal globalizante, mediante la participación activa y protagónica de la pluralidad de las masas populares que se articulan y enhebran múltiples rebeldías particulares anti capitalistas hacia la construcción del poder popular (Kohan, 2013).

A manera de reflexión teórica, el surgimiento del marxismo humanista, no se puede considerar para el caso latinoamericano como algo novedoso, éste se debe abordar desde su interpretación y aporte histórico y más aún desde su práctica auténtica, que pensadores como Ernesto El Che Guevara, Carlos Mariátegui, y Mella entre otros, ubicaron al marxismo humanista en otras dimensiones teóricas y prácticas (Guadarrama, 1997).

Son éste tipo de aportes los que han de alimentar la conciencia, la memoria y la identidad colectiva, en la lucha anti imperialista hacia la necesaria elaboración de una estrategia revolucionaria amplia, que plantee las directrices de la nueva vanguardia colectiva, determine el programa, la plataforma de acción, los objetivos estratégicos y tácticos, las formas organizativas, el sujeto político y sus formas, medios y métodos de acción colectiva hacia la construcción del poder popular desde abajo, en aras de alcanzar la hegemonía popular en la revolución del siglo XXI.

Conclusiones

A manera de corolario, se puede colegir que la prepotencia y arrogancia expuesta por parte de la potencia hegemónica, en su intención de extender e imponer un modelo de democracia liberal a manera de pensamiento único por toda la geografía global, contrario a ganar consensos y solucionar los graves problemas económicos, políticos y sociales que afectan a la humanidad, lo que ha provocado es la respuesta de un adversario que se creyó displicentemente eliminado y que planteando un modelo alternativo globalizador soportado en la teoría Marxista Humanista esgrime propuestas de construcción de un Mundo Mejor que lo ubica en la vanguardia contrahegemónica.

Por todo lo expuesto, se puede inferir que el neoliberalismo se ha constituido en el aliciente, en el instigador y en el preludio de un marxismo que observado equivocadamente como una teoría extinta se ha levantado de las cenizas y reafirma su vigencia en un escenario de crisis e incertidumbre.

Como reflexión e invitación académica tan solo queda profundizar sobre los métodos, propósitos u objetivos que persiguen quienes esgrimen las banderas revolucionarias Marxistas Humanistas, con respecto a la democracia y la piedra angular del marxismo, la dictadura del proletariado, haciendo de éste tema un asunto de interés para la vigencia del orden constitucional y democrático.

Para finalizar, nada mejor que destacar el aporte de Isabel Rauber respecto a la respuesta que se cierne ante las posturas triunfalistas del capitalismo neoliberal:

Mientras la irracionalidad neoliberal globalizada se pretendía incuestionable triunfadora postmoderna, el grito desgarrador de la vida aferrada a la esperanza, remando contra la corriente frente al “no se puede”, a los pregoneros del fin de la historia y del pensamiento único, comenzó a agrietar los cantos de sirena de ese triunfalismo inmediatista.

Primero se expresó como resistencia y luego, además, como organización, como conciencia, y cada vez más, también como proyecto. (Rauber, 2003)



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