Artículo

Revista Estudios en Seguridad y Defensa 6(12): 51-57, 2011

Motivaciones y causas de la guerra: una reinterpretación del neorrealismo de Stephen Van Evera*

JULIÁN ANDRÉS VARGAS CARDONA**


* El presente documento se desarrolló como uno de los resultados del proyecto de investigación “Causas de la Guerra y Condicionantes de la Victoria”, adelantado en el Centro de Estudios Estratégicos sobre Seguridad y Defensa Nacionales (CEESEDEN). El propósito del proyecto fue realizar un aporte al debate teórico sobre la naturaleza de la guerra, haciendo énfasis en su génesis y en su culminación. En este artículo se desarrolló la primera parte de la investigación, centrada en las motivaciones y causas de la guerra.
El texto ofrece un modelo teórico en el que se establece una correlación entre las motivaciones de la guerra (búsqueda de poder propio y el temor al poder de otros) y las causas de la guerra (búsqueda de recursos, variaciones en el poder relativo, victoria fácil, falso optimismo, y primera movilización), como una herramienta de análisis con la que sería posible rastrear las condiciones en las que es más probable que se presenten guerras interestatales en el futuro.
** Politólogo de la Universidad Nacional de Colombia. Magister en Seguridad y Defensa Nacionales de la Escuela Superior de Guerra. Jefe de la Línea de Investigación en Geopolítica, Estrategia y Seguridad Hemisférica del Centro de Estudios Estratégicos sobre Seguridad y Defensa Nacionales -CEESEDEN - ESDEGUE. Correo: vargasj@esdegue.mil.co


Recibido: 30 de octubre de 2011
Evaluado: 1-15 de noviembre de 2011
Aprobado: 20 de noviembre de 2011


Tipología: Artículo de reflexión resultado de investigación ya terminada.


Palabras Claves: Naturaleza de la Guerra, Neorrealismo.


Introducción

El presente documento estudia las correlaciones existentes entre las motivaciones y las causas de la guerra, de forma tal que sea posible generar un modelo teórico que permita rastrear las condiciones en las que es más probable que se presenten guerras en el futuro. Para ello, la investigación se basó en una metodología de carácter cualitativo, descriptivo y documental.

En primera instancia, la investigación fue de carácter cualitativo debido a que no se emplearon variables numéricas para establecer mediciones sobre el fenómeno estudiado, lo que es propio de la metodología cuantitativa. También fue de carácter descriptivo, porque se partió de una descripción de las motivaciones de la guerra - entendidas como elementos pasionales y emotivos característico de la naturaleza humana - y de las causas de la guerra desarrolladas por Stephen Van Evera -entendidas como elementos racionalizados que se encuentran en el preludio de las guerras y conducen invariablemente a ellas.

La documentación de la investigación se basó en el libro de Stephen Van Evera “Causes of War: power and roots of conflict”. Las hipótesis de causas de la guerra que Van Evera desarrolló en ese libro de 1999, son complementadas con las motivaciones de la guerra desarrolladas por autores clásicos como Thomas Hobbes y Hans Morgenthau. De esta forma, fue posible generar un modelo teórico para rastrear las condiciones en las que la guerra se hace más probable entre Estados.

Para sostener lo anterior, el documento se estructura de la siguiente manera. Primero, se parte de un marco general en el que se establece la relación existente entre las motivaciones y las causas de la guerra, haciendo énfasis en la definición de dos motivaciones fundamentales (la búsqueda de poder propio y el temor al poder de otros), y las cinco causas de la guerra desarrolladas por Van Evera (búsqueda de recursos, variaciones en el poder relativo, victoria fácil, falso optimismo, y primera movilización). Allí nace el modelo propuesto.

A continuación, se explica dicho modelo estableciendo una causalidad entre los componentes del mismo de la siguiente manera: (1) búsqueda de poder propio; (2) recursos acumulativos; (3) variaciones en el poder relativo; (4) conquista fácil; (5) temor al poder de los otros; (6) ventaja del primer movimiento; y (6) falso optimismo.

Relación entre motivaciones y causas de la guerra

Las guerras, a lo largo de la historia, se han presentado por dos motivaciones fundamentales:

1) la búsqueda de poder propio; y 2) el temor al poder de los otros1. Como se observa, el poder, aquí entendido como la capacidad de hacer lo que se quiere e “influir en el comportamiento de otros actores de acuerdo con los propios objetivos”2, es el elemento central que subyace a las motivaciones humanas para la guerra. Es en este sentido en el que Thomas Hobbes, un personaje primario en la aproximación realista a las relaciones internacionales, expresa que “existe como inclinación general de toda la humanidad, un perpetuo e incansable deseo de poder y más poder, que cesa solamente con la muerte”3. Es también desde esta misma perspectiva que el realismo clásico de Hans Morgenthau define el carácter anárquico del sistema internacional: “Los Estados buscan poder como su meta principal por razones arraigadas en la naturaleza humana”4.

Sin embargo, la búsqueda de poder propio y el temor al poder de otros, como características de la naturaleza humana5, son elementos pasionales y emotivos, desprendidos de cualquier racionalización del acto de la guerra y no explican por sí solos las condiciones en las que se desata la violencia organizada entre las sociedades humanas, razón por la que se constituyen en motivaciones y no en causas. Estas últimas, por el contrario, son elementos racionalizados que se encuentran en el preludio de las guerras y conducen invariablemente a ellas. En este sentido, si bien las causas de la guerra son un reflejo de las motivaciones, las primeras otorgan elementos para identificar las condiciones en las que la guerra se hace más probable como expresión de las últimas.

¿Cuáles son las causas de la guerra? Diversos autores han intentado definir las condiciones en las que la guerra se hace más probable; para el caso que nos ocupa se utilizarán las cinco hipótesis de causas de la guerra identificadas por Stephen Van Evera en su libro “Causes of War: power and roots of conflict”, que son: 1) la guerra es más probable cuando los recursos son acumulativos, esto es, cuando el control de los recursos permite a los Estados proteger o adquirir otros recursos; 2) la guerra es más probable cuando el poder relativo de los Estados fluctúa repentinamente, es decir, cuando las ventanas de oportunidad y vulnerabilidad son grandes; 3) la guerra es más probable cuando la conquista es fácil, esto es, cuando las condiciones para aventuras expansionistas son propicias; 4) la guerra es más probable cuando la ventaja radica en ser el primer lado en movilizar o atacar, lo que aumenta las posibilidades de desencadenar ataques preventivos; y 5) la guerra es más probable cuando los Estados caen presas del falso optimismo acerca del resultado, es decir, cuando sobreestiman las posibilidades de una victoria.

¿De qué manera se relacionan las motivaciones y las causas de la guerra? Esta pregunta es útil porque permite crear un marco teórico mediante el cual se logren establecer las condiciones en las que la guerra se hace más probable como expresión de la búsqueda de poder propio y del temor al poder de otros:

La búsqueda permanente de poder (Motivación1), conlleva a que los Estados intenten adquirir recursos acumulativos, los cuales otorgan poder y ayudan a mantenerlo (Causa 1). Debido a que en esa búsqueda de poder algunos países logran adquirir mayores recursos que otros, se presentan variaciones en el poder relativo de los Estados, lo que abre ventanas de oportunidad y vulnerabilidad (Causa 2). La apertura de estas ventanas hace que las aventuras de conquista sean más probables (Causa 3). El miedo a la conquista, es decir, el temor al poder de los otros (Motivación 2), puede desencadenar dos situaciones diferentes: una en la que la ventaja radica en realizar el primer movimiento, lo que aumenta las posibilidades de un ataque preventivo (Causa 4); y otra en la que se pretende compensar el desequilibrio, reiniciando el ciclo de búsqueda de poder propio con el objetivo, esta vez, de hacer que la aventura de conquista por parte del otro sea difícil, lo que conduce al clásico dilema de seguridad6, el cual se rompe cuando alguno de los Estados cae presa del falso optimismo y espera una victoria en la guerra (Causa 5).

Lo anterior se puede expresar gráficamente de la siguiente manera7:

Teniendo en cuenta la anterior definición, la conformación de un marco teórico en el que se establezcan las relaciones entre motivaciones y causas de la guerra, permite crear una herramienta de análisis con la que es posible rastrear las condiciones en las que es más probable que se presenten guerras futuras.

Motivación 1: búsqueda de poder propio

En el sistema internacional existe lo que Charles Glaser denomina greedy states8. Estos son Estados revisionistas y ávidos de poder que buscan por todos los medios, incluyendo la confrontación armada, maximizar sus capacidades para modificar el status quo. Estos Estados se identifican a partir de tres factores: 1) usualmente se autodenominan revolucionarios, con lo que pretenden expandir a los países vecinos la órbita de influencia de su ideología insurreccional; 2) la política exterior de sus gobiernos es abiertamente de confrontación al status quo, hecho que se evidencia en las alianzas estratégicas establecidas con otros Estados revisionistas que buscan, explícitamente, la estructuración de un nuevo ordenamiento mundial; y 3) son Estados que mantienen programas de adquisición y desarrollo de armamento militar, con capacidades que advierten de intenciones que van más allá de la seguridad.

Históricamente, la existencia de greedy states ha explicado muchas guerras modernas. Por ejemplo, como lo recalca Patrick Glynn, el problema real que desencadenó la Primera Guerra Mundial fueron las ambiciones hegemónicas de Alemania9.

Causa 1: recursos acumulativos

Los recursos son acumulativos si su posesión ayuda a su posesor a proteger o adquirir otros recursos10; en este sentido, los recursos acumulativos son elementos que otorgan poder y ayudan a mantenerlo, razón por la que los Estados compiten agresivamente por su adquisición y control. Un factor adicional, que incrementa la inestabilidad, es la presencia de recursos acumulativos en zonas de frontera, ya que provoca que pequeñas victorias territoriales otorguen más poder11.

Los elementos que otorgan poder son de diversa índole, y como señala David Jablonsky, están determinados por factores como la geografía, los recursos naturales, la economía, lo militar, la política, lo psicológico, la tecnología y la información12. En la época moderna el recurso acumulativo por excelencia ha sido el petróleo, debido a que su posesión, que depende del acceso a territorios con yacimientos y a la capacidad de extracción, permite incrementar otros tres recursos fundamentales: la economía, la capacidad militar y la influencia política.

Debido a que la capacidad energética global depende en gran medida de los combustibles fósiles, el precio del petróleo es un marco de referencia para el sistema financiero mundial. La posesión de petróleo permite el acceso a grandes flujos de capital financiero que son inyectados directamente a las economías de las naciones, lo que incentiva la adquisición de mayor capacidad militar con la compra de tecnología bélica en el mercado internacional. De igual manera, la capacidad económica que otorga el petróleo, junto al incremento en la capacidad militar, conlleva a que los Estados acumulen poder político en términos de influencia sobre otras Naciones.

Es por estas razones que la búsqueda de acceso al petróleo, o la negación de éste, ha sido la causa de diversas guerras en la historia. Por ejemplo, en la Segunda Guerra Mundial, Hitler decidió invadir la Unión Soviética en parte porque requería el acceso a los yacimientos petrolíferos del Cáucaso.

En la misma guerra, Japón decidió realizar el ataque sorpresa a Pearl Harbor porque el embargo petrolífero instaurado por Estados Unidos hubiese acabado sus reservas energéticas en poco tiempo.

Otros recursos cobran cada vez mayor relevancia estratégica en el siglo XXI. Para resaltar solo dos, se pueden mencionar el coltán y el agua. El primero es un mineral esencial para la fabricación de nuevas tecnologías, el cual ya causa guerras irregulares en áfrica13; el segundo es el recurso esencial para la vida, y la escasez de agua dulce hace pensar que las próximas grandes guerras serán por el acceso y control al preciado líquido.

Causa 2: variaciones en el poder relativo

Las variaciones en el poder relativo de los Estados llevan a la guerra porque a menudo dicho poder relativo no puede ser calculado sin una prueba en el campo de batalla. Si los Estados están de acuerdo con su poder relativo, esta prueba es innecesaria; pero si están en desacuerdo, un combate en armas puede ofrecer la única manera de persuadir al lado más débil de que lo es y que por lo tanto debe conceder14. Las “ventanas”15, entendidas aquí como los momentos en los que las variaciones de poder hacen que un Estado piense que ese es el instante que mejor le conviene para ir al campo de batalla, pueden ser distinguidas en tres dimensiones, todas las cuales pueden disparar un pensamiento del tipo “una guerra es mejor ahora que después”16:

1) Ventana de Oportunidad vs. Ventana de Vulnerabilidad: La primera es una oportunidad ofensiva descendente; la segunda es una vulnerabilidad defensiva ascendente. Una sola ventana puede ser tanto de oportunidad como de vulnerabilidad.

2) Ventana de Larga Duración vs. Ventana de Corta Duración: Las ventanas de larga duración emergen desde tendencias lentas en el balance de poder, como las tasas de crecimiento económico o fortalecimiento militar. Las ventanas de corta duración emergen de acciones que cambian rápidamente el balance de poder, incluyendo movilizaciones y despliegues militares.

3) Ventanas Internas (económicas y militares) vs. Ventanas Externas (diplomáticas): Las ventanas pueden provenir de cambios al interior de los Estados (por ejemplo, del crecimiento económico de larga duración, o de movilizaciones militares de corta duración); o de cambios diplomáticos al exterior de los Estados (por ejemplo, un Estado consigue en poco tiempo más aliados de los que usualmente tiene)17.

En este punto se debe resaltar que cabe la posibilidad de que un Estado, teniendo una ventana de oportunidad creciente en referencia a su capacidad militar, y otra ventana decreciente en relación a su influencia política, puede decidir lanzarse a la guerra antes de que se cierre la segunda ventana, así la primera no haya alcanzado su máximo tamaño.

Causa 3: la conquista es fácil

Que la conquista sea fácil significa en la teoría entre ofensiva y defensiva, que la ofensiva lleva la ventaja. Robert Jervis define el balance entre ofensiva-defensiva en términos de la facilidad de invadir un territorio en comparación con la facilidad de defender el mismo territorio cuando es atacado: cuando existe una mayor probabilidad de invadir el territorio, se dice que la ofensiva lleva la ventaja; cuando es más probable defender el territorio de manera exitosa, se dice que la defensiva lleva la ventaja18.

Cuando la conquista es fácil, la guerra es más probable al menos por dos razones: 1) los Estados persiguen más a menudo oportunidades expansionistas, porque existen mayores probabilidades de alcanzar la conquista con éxito y ésta pagará mayores recompensas con menores posibilidades de represalias, ya que la guerra es más decisiva e inhabilita al agredido para responder19; y 2) los Estados persiguen más a menudo expansiones defensivas porque se sienten inseguros: al ser más vulnerables a la conquista, los Estados están más ansiosos de expandir sus fronteras hacia líneas que otorguen más capacidades para la defensa20.

Existen diversos ejemplos históricos para confirmar la teoría: en el primer caso (oportunidades expansionistas), es posible citar al dictador norcoreano Kim II Sung, quien evitó invadir Corea del Sur mientras las tropas estadounidenses estuvieron emplazadas allí; una vez la marina de Estados Unidos se retiró en 1949, Kim II Sung atacó con esperanzas de una rápida victoria basándose en su gran capacidad militar21. En el segundo caso (expansionismo defensivo) se encuentra el caso de la negación de Israel de devolver los territorios árabes conquistados después de la Guerra de los Seis Días en junio de 1967 argumentado que las fronteras previas a dicha guerra eran indefendibles y fueron las que crearon la posibilidad de que los Estados árabes atacaran a la primera oportunidad22.

La posibilidad de un expansionismo defensivo también se puede presentar porque los Estados ávidos de poder (greedy states) también se pueden sentir inseguros23. Si un Estado ávido de poder percibe que una coalición internacional puede interferir en sus proyectos mediante mecanismos de aproximación y contención militar, como el establecimiento de flotas cercanas y la apertura de bases militares en regiones fronterizas, dicho Estado podrá verse tentado a lanzarse más rápidamente a la guerra, antes de que el equilibrio de poder vire en su contra.

Motivación 2: el temor al poder de otros

Como se ha mostrado, el temor al poder de otros, es decir, el miedo a las posibilidades de éxito en una aventura expansionista por parte de un adversario, constituye una motivación para la guerra. El temor a una agresión por parte de un Estado ávido de poder puede llevar a que un Estado que solo busca su seguridad tome dos direcciones diferentes: una, en la que prime la ventaja del primer movimiento (Causa 4) y, otra, en la que se busque compensar el desequilibrio de poder, lo que podría desencadenar el clásico dilema de seguridad.

Causa 4: ventaja del primer movimiento

Los estrategas han advertido que el riesgo de guerra se incrementa con el tamaño de la ventaja que acumula el primer lado en movilizar y atacar. 1) La ventaja del primer golpe se obtiene cuando una ventaja se acumula al primero de dos adversarios en usar la fuerza. 2) La ventaja de la primera movilización se obtiene cuando una ventaja se acumula al primero de dos adversarios en movilizar sus fuerzas, en otras palabras, en prepararse para la guerra. 3) La ventaja del primer movimiento hace referencia a la ventaja producida por 1) y por 2). 1) Produce una tentación directa al uso de la fuerza. 2) Produce guerras indirectamente tentando a los Estados a movilizar sus fuerzas militares; esta movilización puede disparar la guerra por medio de sus efectos secundarios: específicamente, a través de los incentivos de ataques preventivos24.

En una situación de crisis, un Estado “A”, al sentirse inseguro y temeroso de una agresión por parte de un Estado “B”, puede verse en una situación en la que deba usar la fuerza mediante un ataque preventivo para evitar que el Estado “B” golpee primero con un poder tal, que sus efectos devastadores puedan disminuir considerablemente las posibilidades de una respuesta por parte del Estado “A”. Sin embargo, esta posibilidad se encuentra restringida por el derecho internacional, pues en él la única guerra legítima es la de defensa, así que una acción preventiva por parte del Estado A, si bien traería dividendos estratégicos, generaría repercusiones negativas para él en el contexto internacional, en términos de alianzas y cooperación, corriendo el riesgo de quedar aislado.

Causa 5: falso optimismo

La otra dirección que puede tomar el Estado “A” frente al temor que representa el poder del Estado “B” y la posibilidad de una agresión, es intentar compensar el desequilibrio de poder. Para ello, el Estado “A” debe buscar los recursos y los mecanismos que le permitan adquirir mayor poder, con el objetivo de incrementar su seguridad y hacer que una eventual aventura de conquista por parte del Estado “B” se convierta en algo difícil, cuando no imposible. En este aspecto, el establecimiento de alianzas militares opera igual que los programas de mejoramiento de las capacidades militares.

El problema con la ruta de compensación del poder, es que se puede desencadenar el clásico dilema de seguridad, definido por Robert Jervis como una situación en la que los medios por los cuales un Estado intenta incrementar su seguridad, disminuyen la seguridad de otros Estados, lo que lleva a que estos últimos tomen medidas compensatorias que pueden producir que el primer Estado busque nuevos medios para incrementar su seguridad, tornándose en un círculo vicioso que lleva a carreras armamentistas potencialmente desestabilizadoras y a la guerra25.

La situación en la que la guerra se hace más probable cuando se presenta el dilema de seguridad entre dos Estados, es decir, cuando estos compiten por mayor poder para garantizar su seguridad, es cuando uno de los dos bandos asume de manera optimista que puede lograr una victoria, lo que lo lleva a lanzarse a la guerra. Esta situación es lo que se define como Falso Optimismo. Falsas esperanzas de victoria pueden surgir cuando Estados contrarios malinterpretan su poder militar relativo, su voluntad relativa, y el poder y la voluntad de los aliados de cada uno de los bandos26.

Conclusiones

Las motivaciones de la guerra son elementos pasionales y emotivos, enraizados con la naturaleza humana y la constante búsqueda de poder.

Las causas de la guerra son elementos racionalizados que se encuentran en el preludio de las guerras y conducen invariablemente a ellas.

La elaboración de un marco teórico en el que confluyen las motivaciones y las causas de la guerra, permite establecer un modelo que ayuda a determinar las circunstancias y las condiciones en las que la guerra se hace más probable como expresión de la búsqueda de poder y el temor al poder de los otros.


1“Las causas de la Gran Guerra no son en esencia más complejas o profundas que las de cualquier guerra anterior, o ciertamente de aquellas descritas por Teucídides como subyacentes a la Guerra del Peloponeso: ‘Lo que hizo que la guerra fuera inevitable fue el crecimiento del poder de Atenas y el miedo que este causaba en Esparta'. HOWARD, Michael. The Causes of War. Harvard University Press, 1983. Pág. 10. (Traducción Propia).
2 “A nivel nacional, esta influencia está basada en las relaciones entre un Estado-Nación (A) y otro actor (B), donde (A) busca influenciar a (B) para que actué de acuerdo a los intereses de (A), haciendo X, continuando haciendo X, o para que no haga X.” SPANIER, John; WENDZEL, Robert. Games Nations Play. CQ Press, Washington, 1996. Pág. 128. (Traducción Propia).
3HOBBES, Thomas. Leviathan. Editorial Bobbs-Merril, Indianapolis, 1958. Pág. 86
4VAN EVERA, Stephen. Causes of War: power and roots of conflict. Cornell University Press, New York, 1999. Pág. 10. (Traducción Propia).
5La naturaleza humana ha sido identi fi cada como la principal motivación de la guerra desde la época de Teucídides, cuando este concluye que “sea lo que fuere lo que creamos y profesamos, la conducta humana es guiada por el miedo (Phobos), el interés propio (Kerdos) y el honor (Doxa). Estos aspectos de la naturaleza humana provocan guerra e inestabilidad, que justifican la anthropinon, la condición humana”. KAPLAN, Robert. El Retorno de la Antigüedad. Ediciones B, Barcelona, 2002. Pág. 87.
6 El dilema de seguridad es definido por Robert Jervis como una situación en la que los medios por los cuales un Estado intenta incrementar su seguridad, disminuyen la seguridad de otros Estados, lo que lleva a que estos últimos tomen medidas compensatorias que pueden producir que el primer Estado busque nuevos medios para incrementar su seguridad, tornándose en un círculo vicioso que lleva a carreras armamentistas potencialmente desestabilizadoras y a la guerra. GLASER, Charles. The Security Dilemma Revisted. World Politics N° 50, octubre de 1997. Págs. 171 y 174.
7Elaboración propia.
8“Críticos han argumentado que la Primera Guerra Mundial, la Guerra Fría, ciertas guerras entre imperios mayores y mucho del comportamiento de las alianzas, se explica mejor si el análisis se centra en la avidez de poder de los Estados que en la inseguridad”. (Traducción propia) GLASER, Charles. Op. Cit. Pág. 194.
9 (Traducción propia) Ibíd. Pág. 194.
10 (Traducción propia) VAN EVERA, Stephen. Op. Cit. Pág. 105.
11 “La paz es más frágil si muchos recursos son altamente acumulables y yacen expuestos cerca a las fronteras nacionales”. (Traducción propia) Ibíd. Pág. 109.
12 JABLONSKY, David. National Power. En: BARTHOLOMEES, Boone. Guide to National Security Policy and Strategy. US Army War College, 2004. Págs.
13 “La piedra Coltán tiene una apariencia oscura con brillo, es pesada, es un gran conductor de electricidad y es utilizado en la guía de satélites, en teléfonos celulares, en computadoras, por lo que es un mineral que reviste un carácter estratégico que despierta las apetencias imperiales y de los negociantes que buscan obtener la máxima ganancia, sin importar dañar el ambiente y desestabilizar los países.” Gobierno Nacional lanza operación “Oro Azul” para combatir la minería ilegal. En la página web de la Vicepresidencia de la República Bolivariana de Venezuela, el 5 de noviembre de 2009: http://www.vicepresidencia.gob.ve/noticia.php?id=2334.
14 (Traducción propia) VAN EVERA, Stephen. Op. Cit. Pág. 14 y 15.
15 “El uso de “Ventana” como término para “variación de poder” data de los 70's, siendo atribuido a James Wade, oficial del Departamento de Defensa de Estados Unidos. Se refiere a un periodo cuando la fuerza relativa de un Estado que está a punto de decaer, o está en decadencia”. (Traducción propia) Ibid. Pág. 74.
16 Ibíd. Pág. 74.
17 (Traducción propia) Ibíd. Págs. 74 y 75.
18 GLASER, Charles. Op. Cit. Pág. 185 y 186
19 VAN EVERA, Stephen. Op. Cit. Pág. 119 y 123.
20 (Traducción propia) Ibíd. Págs. 119 y 124.
21 (Traducción propia) Ibíd. Pág. 123.
22 (Traducción propia) Ibíd. Págs. 127.
23 “El dilema de seguridad no se vuelve despreciable en un mundo con Estados ávidos de poder debido a que estos Estados también pueden sentirse inseguros”. GLASER, Charles. Op. Cit. Pág. 190.



Bibliografía

1. GLASER, Charles. The Security Dilemma Revisted. World Politics N° 50, octubre de 1997.

2. HOBBES, Thomas. Leviathan. Editorial Bobbs-Merril, Indianapolis, 1958.

3. HOWARD, Michael. The Causes of War. Harvard University Press, 1983.

4. JABLONSKY, David. National Power. En: BARTHOLOMEES, Boone. Guide to National Security Policy and Strategy. US Army War College, 2004.

5. KAPLAN, Robert. El Retorno de la Antigüedad. Ediciones B, Barcelona, 2002.

6. SPANIER, John; WENDZEL, Robert. Games Nations Play. CQ Press, Washington, 1996.

7. VAN EVERA, Stephen. Causes of War: power and roots of conflict. Cornell University Press, New York, 1999.