Artículo

Revista Estudios en Seguridad y Defensa 5(10): 4-10, 2010

El conflicto colombo-venezolano en los medios: un aporte metodológico para su análisis

JUAN CARLOS ENDO CALDERÓN*


*Sociólogo y estudiante (en tesis) de la Maestría en Sociología de la Universidad Nacional de Colombia. Ha sido docente del Departamento de Sociología de la misma institución, investigador y analista de criminalidad financiera. Correo: jendocalderon@yahoo.es


Recibido: 15 de Agosto de 2010.
Evaluado: 1-25 de Septiembre de 2010.
Aprobado: 28 de Octubre de 2010.


Tipología: Artículo de reflexión resultado de investigación ya concluida.


Palabras Claves: Análisis de Contenido, Mediación, Azimutalidad.


Uno de los principales cambios sociales del siglo XX, ha sido el lugar central de los medios de comunicación en la mediación de las experiencias cotidianas de los seres humanos. Una de esas experiencias es cómo los medios de comunicación intentan influenciar a sus audiencias a través de mensajes que usualmente tienen una afi nidad ideológica, un interés político o económico. Esta situación es más compleja cuando emiten noticias sobre diferentes conflictos sociales porque la información es el primer objeto de lucha: en primer lugar, por las partes en conflicto; en segundo lugar, por los medios de comunicación que son aparentemente “neutrales”.

Uno de estos casos es el reciente conflicto político, económico y diplomático entre los Gobiernos de Colombia y Venezuela desde julio de 2009 hasta agosto de 2010. De este modo, el objetivo principal de este artículo es mostrar cómo el análisis de contenido es una metodología que permite analizar críticamente la información divulgada por los medios sobre un conflicto. Se expondrá la aplicación al caso del reciente conflicto entre los Gobiernos de Colombia y Venezuela.


1. El papel de los medios de comunicación en las sociedades contemporáneas

La generalización de los medios de comunicación en el siglo XX ha tenido entre sus consecuencias la constitución de una experiencia mediada1, es decir, la permanente intervención de acontecimientos distantes espacio-temporalmente hablando, en la experiencia cotidiana de los agentes. En efecto, han permitido el desenclave de estas experiencias para llevarlas a unas audiencias que no han estado en ese lugar y tiempo para vivirlas personalmente. Para comprender mejor esta consecuencia, se puede ir en retrospectiva hacia principios del siglo XIX en Estados Unidos, antes de la masificación del telégrafo. Allí los periódicos describían eventos recientes y ocurridos a pocos kilómetros de distancia. Como lo describe Giddens:

“Los materiales europeos, por ejemplo, se transportaban literalmente en paquetes por barco y se presentaban en la forma en que la prensa los encontraba: < éstas son las noticias traídas por un barco llegado de Londres> (...) Después de la Introducción del telégrafo y, más tarde, del teléfono y otros medios electrónicos, el factor que determinaría la inclusión de un suceso sería el suceso mismo, más que el lugar donde hubiera ocurrido”2.

La experiencia mediada tiene dos características básicas. Primero, el efecto collage, una agrupación de elementos comunicacionales heterogéneos con una lógica temática, pero sin la secuencialidad tradicional del texto: de arriba hacia abajo, de derecha a izquierda o viceversa. Segundo, la pre-confi guración de realidades, ya que la intromisión de eventos distantes en el espacio-tiempo origina una percepción particular de la realidad. Ambas características, entonces, le permiten a Giddens invalidar dos lugares comunes en el análisis sobre los medios:

Giddens al igual que otros autores (McLuhan, Bourdieu, Martín-Barbero), considera que la idea del “reflejo” desconoce los intereses particulares de los medios y les atribuye una imparcialidad absoluta, como si estuvieran más allá del bien y del mal. Así mismo, la idea de las “marionetas” ignora que los medios no son los únicos que buscan establecer una determinada visión del mundo como la dominante en una sociedad, también las corrientes religiosas, los partidos políticos y las comunidades científicas, compiten por el mismo fin. La afirmación también ignora que el mensaje emitido por los medios pasa por la deconstrucción del consumidor mediático quien hoy día a menudo accede a múltiples fuentes de información en torno a los mismos hechos. Con estas condiciones, no se puede seguir pensando que las audiencias son solamente pasivas, también son activas, pues de-construyen los contenidos mediáticos a través de sus diversos escenarios de interacción cara a cara, ya sea en el mismo lugar (hogar, trabajo, escuela) o en Internet. De este modo, el consumidor mediático, al igual que el cliente del mercado financiero tiene un rol cada vez más activo y la auto-exigencia de los medios es cada vez mayor para tratar de ofrecerles mensajes sugestivos. Si se habla, como lo hace Toro3, de una sacralidad de los medios por el rating; entonces, la idea de la marioneta queda invalidada. Además, si así fuera, ¿Para qué dedicar décadas de refl exión e investigación humanística a los mecanismos y procesos de recepción mediática? Bastaría con analizar el mensaje. La idea más bien manteniene, como decía Kant, a propósito de la ilustración, en una “ minoría de edad” en la cual la razón no se despliega plenamente, trascendiendo los juicios a priori que la experiencia inmediata (y ahora mediada) fundamentan.

2. El análisis de contenido cualitativo (AC): una introducción

Es una de las metodologías cualitativas de investigación social que puede trabajar sobre expresiones originalmente verbales o escritas. Dichas expresiones son entendidas como actos comunicativos hilvanados a un sentido que busca crear una imagen favorable para sí mismo y ante los demás. A través de éste se manifiesta la subjetividad de los individuos. Según Navarro y Díaz4, el análisis de las expresiones puede tener dos focos: la expresión-acto y la expresión-objeto. La primera hace referencia a la interacción social y el contexto en el cual se producen los actos comunicativos, mientras la expresión-objeto analiza el producto de las mismas, que en cierto grado, adquiere una independencia relativa de sus productores. En otras palabras, la expresión-acto se enfocaría en la producción del acto comunicativo, quiénes participan, qué estrategias y tácticas emplean, en qué contexto ocurre y cuáles son sus referentes explícitos e implícitos. La expresión-objeto se concentraría en el producto de las expresiones, es decir, el texto, sea originalmente escrito o verbal. En términos estrictamente metodológicos, Navarro y Díaz afi rman que el análisis de contenido (AC) corresponde al segundo foco: la expresión-objeto y su relación con un sistema de expresiones determinado. Por supuesto, se abre la pregunta: ¿A qué se refiere el “contenido” del “análisis de contenido”? Pues bien, no es al texto como tal, es decir, a lo que está “dentro de” , sino más bien a lo que ocurre “fuera de” . En efecto, el contenido que está “ dentro de” sólo adquiere sentido cuando se relaciona con un sistema de expresiones socio-históricamente condicionado, coyunturalmente intervenido y afín a determinados intereses de quienes lo comparten. Por lo tanto, “ el contenido” es la relación del nivel sintáctico con el semántico y pragmático del texto, con lo cual estarían cubiertos los tres niveles tradicionales de la semiótica. Navarro y Díaz, además, establecen diferencias respecto a otras metodologías de análisis textual, particularmente frente al análisis del discurso.

En síntesis, el AC es una metodología que arroja su propio producto, el cual a su vez, puede ser un insumo para el análisis del discurso. Entre ambos existe una relación doble de autonomía relativa e inter-dependencia. “El AC actuaría como una suerte de filtro epistemológico que constriñe el conjunto de interpretaciones posibles, en relación con un determinado corpus textual, dentro de un cierto marco teórico”5. A continuación se presenta una propuesta procedimental para llevar a cabo el AC, luego la manera en que fue aplicada a las piezas de información, y finalmente, se presentan las conclusiones sobre el ejercicio metodológico llevado a cabo.

3. El procedimiento para el análisis de contenido cualitativo

Debe ser elaborado por investigadores con una buena aptitud para la comprensión “entre líneas” de textos escritos. Como lo menciona Létourneau: “ No hay duda de que existe un vínculo estrecho entre la imaginación del investigador, sus conocimientos acumulados y su aptitud para establecer correlaciones, encadenamientos o vínculos entre ciertos elementos de información en apariencia unos de otros” 6. Este autor ofrece un procedimiento para elaborar lo que denomina comentario del documento. Aunque no profundiza en el AC, sus pautas generales son muy útiles tanto para neófitos como para investigadores expertos en la metodología de AC. Por esta razón, el procedimiento que se presenta a continuación es una síntesis que se propone para los investigadores. Está dividido en las dos etapas que Létourneau establece para el comentario del documento. Sin embargo, los pasos que se deben llevar a cabo dentro de cada una de las etapas, fueron complementados con otros textos de AC que profundizan en esta metodología.

3.1. Primera etapa: procedimiento previo al documento

Es indispensable llevarla a cabo, pues omitirla echa a perder todo el análisis propiamente dicho del documento o produce análisis de baja calidad. Esta etapa es similar a la que adelanta un detective cuando obtiene directa o indirectamente “ pruebas” acerca de un problema que intenta resolver.

3.1.1. Crítica de autenticidad

Se examina la validez y confi abilidad del documento antes de empezar a usarlo, en dos aspectos: las condiciones objetivas y subjetivas de producción. Las primeras condiciones reúnen los aspectos que van más allá de las capacidades individuales, limitan y habilitan las acciones de los individuos. Los principales elementos son:

Las condiciones subjetivas aluden a cómo el individuo se apropia de las condiciones objetivas en las que está inmerso, qué significado le otorga. Los elementos para tener en cuenta son:

Finalmente, se debe explicitar, cuando es posible, el método de recolección del documento. ¿Fue directa o indirectamente?, ¿quiénes ayudaron a obtenerlo?

3.1.2. Lectura del documento

Se resaltan los aspectos del documento que sean de interés para el investigador y el autor. Es importante no pasar por alto las expresiones banales o entre comillas, pues usualmente vienen con cargas ideológicas, religiosas o de otra índole. El nivel de deconstrucción depende de la aptitud del investigador y el diseño de la investigación.

3.1.3. Documentación

Es importante elaborar una bibliografía pertinente al problema de investigación que permita contextua-lizar y conceptualizar el análisis, o en otras palabras, poner el texto en contexto. Recuérdese que el sentido de la metodología está en relacionar el “dentro de” con el “ fuera de” .

3.2. Segunda etapa: el análisis del documento

Una vez planteado con claridad, pertinencia y factibilidad, el problema de investigación7, se inicia el análisis como tal del documento, intentando siempre responder a preguntas previamente formuladas.

3.2.1. Contextualización asociada al problema

Se elabora una síntesis del proceso socio-histórico en el cual se enmarca el problema de investigación, sus antecedentes, consecuencias, principales actores y las orientaciones que marcaron el documento como tal.

3.2.2. Contextualización asociada al documento

Una vez establecidas con detalle las condiciones subjetivas y objetivas de producción, puede responderse a la pregunta: ¿Cuáles son los elementos comunes y diferenciales del documento respecto a otros de su mismo género?, ¿qué aporta para resolver el problema de investigación?

3.2.3. Esquema de análisis

Existen dos sub-pasos. Primero, presentar cómo se estructura el documento. Segundo, identificar los principales personajes, las situaciones y los vocabularios usados para denominarlos. Ambos pasos pueden ir de lo general a lo particular o viceversa. Aquí se introducen códigos abiertos y/o códigos cerrados. Los primeros usualmente son inductivos y los segundos, deductivos. Por ejemplo, al analizar la entrevista a una persona bajo situación de desplazamiento forzado, se puede encontrar que se repite una “nostalgia por el lugar de origen”. Sin embargo, si se parte de códigos cerrados, previamente definidos, los denominaría como “sentido de pertenencia por el lugar de residencia” o algo así.

3.2.4. Balance del análisis

El investigador emite un concepto final sustentado en la codificación y algunos referentes conceptuales. El balance responde a las preguntas inicialmente planteadas, por ejemplo: ¿Cuáles son los aportes del documento?, ¿en qué medida ayuda a comprender dinámicas o estructuras sociales?, ¿permite contrastar o formular alguna hipótesis?, ¿ayuda a elaborar una explicación del fenómeno?

4. Aplicación del procedimiento al análisis mediático sobre el conflicto

Una vez diseñado el esquema para el AC se procede a su aplicación8. El trabajo que aquí se presenta es inductivo.

4.1. Primera etapa

Se definieron límites espacio-temporales. Así, entre el 1 de enero y el 31 de julio de 2010 se seleccionaron 594 piezas de información producidas por medios en su mayoría colombianos y venezolanos, esporádicamente de Estados Unidos y España.

En primer lugar, se elaboró un directorio Web con los principales medios de prensa tanto de Colombia como de Venezuela, además de algunos en España y Estados Unidos. Se seleccionó una muestra de medios que circulara por lo menos una vez a la semana en escala nacional o regional, en el caso de éstos últimos, que estuvieran a través de la frontera de ambos países.

De este modo, en Colombia se seleccionó El Tiempo, El Espectador, Revista Semana, Revista Cambio, La Opinión y Vanguardia Liberal. Por Venezuela están: El Nacional, El Universal, Globovisión, El Regional del Zulia, Visión Apureña, entre otros.

Constituida la muestra, se realizó un recorrido virtual, semana tras semana, por cada uno de los medios, seleccionando las piezas de información pertinentes al conflicto. Posteriormente, se creó un archivo electrónico sin ningún cambio al contenido original de la pieza y con el link respectivo. Luego, en una base de datos se extrajo la fecha, titular, nombre del medio y país del mismo. Debido a la gran cantidad de productores de información, se decidió no elaborar un perfi l de autores, tal como se mencionó en el capítulo anterior. Sin embargo, siempre se tuvo en cuenta el grado de censura al que estaban expuestos, tanto dentro del medio de comunicación como en el resto de la sociedad.

Posteriormente, se elaboró una bibliografía básica para tener un panorama amplio de la coyuntura y un marco conceptual para el análisis. Esta literatura científi ca incluyo documentos sociológicos, politoló-gicos, históricos y periodísticos.

4.2. Segunda etapa

4.2.1. Los antecedentes del conflicto

Si bien las tensiones entre ambos Gobiernos venían desde marzo de 2008 cuando el Gobierno colombiano en una operación militar atacó un campamento militar en Sucumbíos (Ecuador), fue en julio de 2009 cuando se inició la coyuntura actual. A partir de allí hubo un deterioro regular de las relaciones. En esa fecha el Gobierno colombiano bajo la presidencia de álvaro Uribe Vélez hizo dos anuncios que llevaron al presidente de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías, a congelar las relaciones diplomáticas con Colombia y empezar un proceso progresivo de reducción de los intercambios comerciales con su vecino. El primer anuncio fue la renovación del acuerdo militar entre Colombia y Estados Unidos, en el marco de la la salida de las tropas del país norteamericano de la Base Militar ubicada en Manta (Ecuador). El segundo anuncio fue una protesta diplomática por parte de la Cancillería colombiana contra el Gobierno de Venezuela, en la cual requería respuestas satisfactorias a la siguiente pregunta: ¿Por qué razón algunos lanzacohetes que Suecia vendió legalmente a ese país en los años 1980, terminaron en manos de las Farc? El hecho fue descubierto aparentemente en una incautación de armas a esta organización armada ilegal por parte de las Fuerzas Militares de Colombia. Tras estos dos anuncios, Chávez amenazó con romper totalmente las relaciones políticas y diplomáticas con el Gobierno de Uribe, si éste volvía a acusarlo explícita o implícitamente de “laxitud” o “complicidad” con la guerrilla colombiana o cualquier otra organización armada ilegal.

Un año después, el 22 de julio de 2010, el presidente venezolano en una rueda de prensa anunció la ruptura total de las relaciones políticas y diplomáticas con el Gobierno colombiano. Mediáticamente, el motivo fue la divulgación por parte del Gobierno de Uribe de un informe elaborado por el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), en el cual aparecen supuestas “pruebas” sobre un considerable aumento de la presencia de las Farc, Eln y Eta en territorio venezolano, a través de la frontera con Colombia. Además, señaló a algunas autoridades civiles y militares del vecino país como “cómplices” de este fenómeno.

4.2.2. Las tensiones estructurantes del conflicto

En el marco del Bicentenario de Independencia, América Latina ha experimentado en la última década la emergencia de diversos movimientos sociales y partidos políticos afines a diferentes elementos ideológicos “de izquierda”. José Daniel Ortega, en Nicaragua; Evo Morales, en Bolivia; Rafael Correa, en Ecuador; Chávez, en Venezuela; Michel Bachelet, en Chile; Luiz Inácio Lula da Silva, en Brasil; etcétera. Un segundo común denominador de estos presidentes es que han mantenido unos altos niveles de popularidad entre sus electores. Y un tercer denominador común, es que algunos de ellos son caudillos. Tal es el caso de Chávez y Uribe.

Durante el siglo XIX, el caudillismo fue un fenómeno intermitente en las recién independizadas Naciones latinoamericanas. Se puede entender este fenómeno como una tipología específica de lo que Weber denominó como dominación carismática9, es decir:

“La cualidad, que pasa por extraordinaria (...) de una personalidad, por cuya virtud se la considera en posesión de fuerzas sobrenaturales o sobrehumanas -o por lo menos específicamente extracotidianas y no asequibles a cualquier otro-, o como enviados de Dios, o como ejemplar y, en consecuencia, como jefe, caudillo, guía o líder. El modo como habría de valorarse objetivamente la cualidad en cuestión, sea desde un punto de vista ético, estético u otro cualquiera, es cosa del todo indiferente en lo que atañe a nuestro concepto, pues lo que importa es cómo se valora por los dominados carismáticos, por los adeptos”10.

Estas características extraordinarias le otorgan al líder carismático (caudillo) un potencial de historicidad, pues pueden marcar un “antes de” y un “después de”, dadas las relaciones primordialmente emocionales que construye tanto con su séquito como con la masa de adeptos. Pero la subordinación acrítica de éstos últimos no es perpetua. Llegado el momento, comienzan a demandar la materialización de las supuestas cualidades extraordinarias de su líder, exigen que compruebe lo que es.

Unas líneas adelante, Weber dice que la dominación carismática tiene como condición necesaria (no suficiente) una crisis generalizada de sentido. El caudillismo, entendido como un tipo más específico de dominación carismática, condensa algunas características comunes a los diversos casos en América Latina.

Ubicados en orillas ideológicas opuestas, Uribe y Chávez comparten las cuatro características anteriores; por estas razones, se identifi có como la primera tensión estructurante del conflicto: opuestos, pero semejantes.

La segunda tensión estructurante proviene de dos concepciones diferentes sobre el Estado-Nación moderno. La definición clásica, de nuevo, fue la de Weber, según la cual el Estado es un instituto moderno que pretende dominar sobre un territorio mediante el monopolio legítimo de la coacción física. Dentro de esta concepción, las relaciones inter-estatales respetan la soberanía (al menos formalmente), más aún después de dos guerras mundiales y los inconvenientes son manejados a través de canales políticos y diplomáticos. Sin embargo, durante la Guerra Fría y más aún, después de los atentados del 11 de septiembre contra las Torres Gemelas en New York, emerge una segunda concepción que desplaza el foco de la soberanía hacia las “amenazas para la seguridad nacional”. Dado que las amenazas locales son de origen global, el Estado puede darle prelación a la defensa de su seguridad antes que al respeto de la soberanía. Entonces se tiene a Israel atacando territorios palestinos, a Estados Unidos invadiendo Irak y Afganistán, a Colombia bombardeando el campamento de “Raúl Reyes” en Ecuador, o a Chávez opinando con fervor sobre el “deber ser” de la política colombiana.

4.2.3. La codificación cerrada de las piezas de información

Con base en las dos tensiones estructurantes del conflicto, se elaboró una codifi cación cerrada para todas las piezas de información. ésta consiste en tres grados de intensidad del conflicto:

Estos tres pasos teóricos forman parte de lo que se denominó “ teatro político Uribe-Chávez” . El paso 1 (antagonismos) alude a la legitimación de los intereses propios y la des-legitimación de la contraria, apelando a concepciones ideológicas como “terrorismo” , “capitalismo” o “ socialismo” . También contiene las demandas u ofertas de mediación de ambos Gobiernos o de terceros. Es el nivel más elemental del conflicto: la vulneración de los intereses compartidos. Sin embargo, aquí el fenómeno es exclusivamente discursivo.

El paso 2 (presión nacional o extranjera) se caracteriza por acciones de hecho contra el otro, con el fin de obligarlo a deponer su lucha, por ejemplo, la expulsión masiva de personas indocumentadas, cierres abruptos de pasos fronterizos, incremento de las restricciones a la movilidad de personas y mercancías, reducción ostensible de importaciones, etcétera. Dichas acciones pueden ser directamente contra el oponente o indirectamente a través de alianzas con terceros países. Por último, se incluyeron acciones jurídicas ante instancias multilaterales como la Corte Penal Internacional (CPI).

El paso 3 (amenaza) constituye el grado más alto de intensidad del conflicto. Allí la movilización de tropas o construcción de bases militares en la frontera, y los pronunciamientos explícitamente guerreristas por las partes en pugna. Es menester aclarar que aquí no es importante si las acciones de hecho son “objetivamente” una amenaza; más bien se trata de cuál es el significado que el otro le da.

Con estos tres pasos se llevó a cabo la codificación cerrada. En el Gráfico 1 aparece el país de las piezas de información seleccionadas. La mayoría (75%) corresponde a medios colombianos; posteriormente, el 23% a medios venezolanos; y finalmente, el 2% a medios españoles o estadounidenses.

En el Gráfico 2 aparecen los medios de comunicación que aportaron el mayor número de piezas de información. Primero, está El Espectador con el 28% del total de piezas; segundo, El Tiempo con el 27%; tercero, El Universal (Venezuela) con 15%; cuarto, Otros (sumatoria de los medios con menos del 2%); quinto, La Opinión (Cúcuta) con 6%; sexto, El Nacional (Venezuela) con 5%. Y los demás.

Por otra parte, en el Gráfico 3 se muestra cuál fue la trayectoria del conflicto, mes a mes, de los tres pasos mencionados anteriormente.

En general, la cobertura mediática se concentró en el paso 2 (presión) que tuvo en promedio el 45,39% de las noticias. Luego, está el paso 1 (antagonismos) con el 39,65% en promedio de las piezas de información. Finalmente, el paso tuvo un promedio mensual del 14,96% de las piezas de información. Analizada en conjunto, la cobertura mediática del conflicto osciló entre la expresión de antagonismos y la presión.

Un primer hallazgo dice que, contrario a lo que algunas personas creen, las amenazas de guerra no han tenido un fuerte peso dentro de la cobertura mediática del conflicto, con excepción del mes de abril, cuando los tres escenarios tuvieron la misma proporción; también en enero cuando cubrió el 30,65% de las noticias, pero se ubicó en el segundo lugar durante ese mes.

Además de la codificación cerrada expuesta en detalle anteriormente, se realizó una codifi cación abierta sobre las estrategias comunicativas usadas por los medios para intentar reducir la azimutalidad12 de los/as lectores/as.

El siguiente ejemplo de codificación abierta con la noticia producida por El Nuevo Herald el 1 de enero de 2010:

“ El Gobierno del presidente Hugo Chávez acusó el jueves a Estados Unidos de violar el espacio aéreo venezolano con aviones militares basados en las antillas holandesas, pero no precisó fecha ni detalles.

Las incursiones de los aviones estadounidenses tendrían como propósito preparar un posible ataque militar contra Venezuela, dijo la cancillería en un comunicado.

El Gobierno venezolano < < reitera a la Comunidad Internacional su denuncia respecto al uso, por parte de los Estados Unidos, de los territorios coloniales de Aruba y Curazao, en la preparación de una agresión militar contra Venezuela> > , indicó el escrito” 13.

La pieza de información resalta términos como “colonial” y “ataque militar”, a pesar de no precisar las “fechas” y tampoco “los detalles” . En el texto el Gobierno de Chávez legitima su posición en las históricas relaciones entre Países Bajos y Estados Unidos; asimismo en la proximidad geográfica del país europeo con Venezuela a través de las Antillas; y finalmente, en que Países Bajos fue hasta la Primera Guerra M undial, un imperio colonial.

En síntesis, el uso de códigos binarios fue la técnica más empleada por los medios para dejar la impresión en las audiencias sobre la alta probabilidad de una guerra entre ambos países. Izquierda-derecha, capitalismo-socialismo, son a menudo resaltados para legitimar ante el lector una mirada del conflicto que eclipsa los elementos comunes que pudieran tener los dos Gobiernos, por ejemplo, el carácter caudillista de sus presidentes que ya se explicó.

Estos códigos binarios siempre tuvieron como referente una cronología de los principales eventos mediáticos durante el conflicto, cuyo paroxismo ocurrió en la última semana de julio cuando Chávez tomó la decisión de romper totalmente las relaciones diplomáticas y políticas con el Gobierno de Uribe, tras una sesión extraordinaria en la Organización de Estados Américanos (OEA), en la cual Colombia exhibió “ pruebas” de la laxitud del Gobierno venezolano con la guerrilla colombiana. El dibujante “ Chócolo” sintetizó la audiencia con una caricatura que tituló El cerdo venezolano, publicada originalmente en El Espectador (Colombia).

Conclusiones

El AC realizado con codificación abierta y cerrada, permitió extender los resultados de la investigación empírica que hizo Hernán Toro sobre la Revista Cambio y Revista Semana. En efecto, algunas de las estrategias comunicativas identifi cadas por este autor en esas revistas, también se encontraron en los medios colombianos y venezolanos seleccionados; un hallazgo interesante si se tiene en cuenta que fue obtenido mediante metodologías diferentes.

La primera estrategia comunicativa es la acreditación donde “se busca a través de su aplicación darles a los informantes visos de credibilidad, de tal manera que el lector crea que lo dicho es verdadero, paso previo para que se imagine que está ante informaciones objetivas. Los tres elementos señalados -fuentes, fotografías, estadísticas- actúan de manera distinta, pero confluyen en la misma búsqueda de credibilidad”14. En este aspecto se encontró que la validez y confiabilidad de las fuentes pocas veces es autónoma, por el contrario, existe una referencia circular: las noticias no son tomadas de la fuente original, sino de lo que otros medios ya dijeron. Es básicamente aplicar la siguiente idea: si el otro medio lo dijo, ¿Por qué no creerle? La contrastación, entonces, es algo poco frecuente.

En segundo lugar está la omisión de antagonismos. Tanto en los medios colombianos como en los venezolanos, era más frecuente enunciar explícitamente las divergencias ideológicas de Chávez, que las de Uribe. Mientras las del primero se resaltan y exarcerban, las de este último se ocultan para crear la percepción de que no existe. Así, a menudo se rotula explícita o implícitamente a Chávez como un presidente “socialista” o “de izquierda”, pero a Uribe no se le adscriben rótulos. Solamente en El Tiempo o Telesur, se apela con mayor frecuencia al código binario explícito: aquél es de izquierda, tal otro de derecha.

Por último, el reduccionismo. Los medios no se limitan a describir unos “ hechos” , en este caso, además, buscan construir explicaciones “ científicas” del conflicto, entrevistando a los expertos. El psicologismo: ¡Chávez está loco! También el sociologismo: ¡Uno es socialista y el otro capitalista, jamás pueden entenderse! Y por último, la ilusión historicista: ambos países son hermanos, nunca va a estallar una guerra entre ambos países. ¿Cuántos “expertos” no aparecieron en los medios afirmando que las tensiones no impactarían sobre la economía bilateral por sus altos costos en dólares? Todas estos reduccionismos proveen al lector de una seudo-explicación unívoca e irrefutable.

Una vez hecho este recorrido metodológico, queda claro por qué el AC es tanto un insumo como un producto. Un producto, porque como se mencionó en el capítulo 1, el AC introduce un nivel intermedio entre el texto y la interpretación, que en este caso, permitió generalizar tres estrategias comunicativas identifi cadas por Toro. En efecto, la acreditación, la omisión de antagonismos y la reducción, constituyen filtros a través de los cuales se puede leer críticamente las piezas de información producidas por algunos medios colombianos y venezolanos. Por otra parte, los tres pasos del conflicto, cuando se acompañan de un marco conceptual coherente, pueden ser útiles como un indicador mediático del conflicto.

Finalmente, el AC es un insumo, porque el hallazgo puede ser empleado como punto de partida para complementarlo, contrastarlo o aplicarlo en otros cubrimientos mediáticos del conflicto.


1 Giddens, Anthony; (2000). “ Modernidad e identidad del yo. El yo y la sociedad en la época contemporánea” . Ediciones Península, Barcelona, p. 37-43.
2 Giddens, Anthony, (2000). Op. Cit, p. 40.
3 Toro, Hernán. (2009). “ La lectura vertical. Operaciones de restricción de sentido en revistas semanales informativas” , Editorial Universidad del Valle, Cali, p. 19-36.
4 Navarro, Pablo; Díaz, Capitolina. (2007). “Análisis de contenido”, p. 177224. En: Delgado, Juan Manuel y Gutiérrez, Juan, Métodos y técnicas cualitativas de investigación en ciencias sociales, Editorial Síntesis, Madrid, 669.
5 Navarro, Pablo; Díaz, Capitolina. (2007). Op. Cit., p. 181.
6 Létourneau, Joselyn. (2009). “ La caja de herramientas del joven investigador. Guía de iniciación al trabajo intelectual”. La Carreta Editores, Bogotá, p. 77.
7 Quivy, Raymond; Campenhoudt, Luc Van. (1992). “Manual de investigación en ciencias sociales”, Editorial Limusa, México, 269 p. Para los autores estos son los tres criterios fundamentales para formular adecuadamente un problema de investigación.
8 Entrevista semi-estructurada a Jaime Eduardo Santos Mera. Abogado, Universidad de los Andes. Ha sido docente universitario por más de 20 años. CIDENAL 2008. Suministró paso a paso, una guía detallada para el AC de prensa, orientado a constituirse en un insumo para la toma de decisiones sobre seguridad corporativa.
9 Weber, Max. (1997). “Economía y sociedad: esbozo de sociología comprensiva”. Fondo de Cultura Económica, México, p 800.
10 Weber, Max. (1997). “Economía y sociedad: esbozo de sociología comprensiva”. Fondo de Cultura Económica, México, p. 193.
11 Anderson, Benedict. (1993). Comunidades imaginadas: refl exiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo, Fondo de Cultura Económica, México, 498 p. 9 Weber, Max. (1997). “ Economía y sociedad: esbozo de sociología comprensiva”. Fondo de Cultura Económica, México, p 800.
12 Toro, Hernán. (2009). “ La lectura vertical. Operaciones de restricción de sentido en revistas semanales informativas”, Editorial Universidad del Valle, Cali, pp. 37-56. Para el autor es una propensión de los medios hacia la reducción de la multiplicidad de interpretaciones del texto que puedan hacer los/as lectores, a una interpretación unívoca que resulta afín a intereses económicos políticos o ideológicos
13 “ Venezuela denuncia que aviones de EEUU violaron espacio aéreo”, El Nuevo Herald, 1 de enero de 2010. En: http://www.elnuevoherald.com/noticias/america_latina/venezuela/story/619448.html
14 Toro, Hernán; 2009. Op. Cit. P. 98.



Bibliografía

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2. Bourdieu, Pierre. (1999). “La distinción. Criterio y bases sociales del gusto”. Editorial Taurus, Madrid.

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4. Entrevista semi-estructurada a Jaime Eduardo Santos Mera. Noviembre de 2009.

5. Giddens, Anthony. (2000). “Modernidad e identidad del yo. El yo y la sociedad en la época contemporánea” , Ediciones Península, Barcelona.

6. Létourneau, Joselyn. (2009). “La caja de herramientas del joven investigador. Guía de iniciación al trabajo intelectual”. La Carreta Editores, Bogotá.

7. MacLuhan, Herbert Marshall. (1967). “El medio es el masaje”, Ediciones Paidós, Barcelona.

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9. Navarro, Pablo; Díaz, Capitolina. (2007). “Análisis de contenido”, p. 177-224. En: Delgado, Juan Manuel y Gutiérrez, Juan, Métodos y técnicas cualitativas de investigación en ciencias sociales, Editorial Síntesis, Madrid.

10. Quivy, Raymond; Campenhoudt, Luc Van. (1992). “Manual de investigación en ciencias sociales” , Editorial Li-musa, México.

11. Toro, Hernán. (2009). “La lectura vertical. Operaciones de restricción de sentido en revistas semanales informativas”. Editorial Universidad del Valle, Cali.

12. Weber, Max. (1997). “Economía y sociedad: esbozo de sociología comprensiva”. Fondo de Cultura Económica, México.